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El “té machacado” encierra los valores hakka que se mantienen en la villa Peipu, Hsinchu

26/12/2002
Un mortero y pilón de madera son los utensilios que se necesitan para preparar el lei cha. ciruelas secas, pastel de arroz dulce y pasta de arroz glutinoso salpicado con cacahuates son los bocadillos más populares que le acompañan. (Fotos de Abbly Lee)

El lei cha o té machacado es la bebida favorita de la gente hakka que se ha convertido en un producto exclusivo de esta población en la villa Peipu. Es una forma en que los residentes de la villa promueven su cultura étnica y refuerzan el turismo al mismo tiempo. Aparentemente, el esfuerzo ha dado resultado. Turistas como Simon Goss vienen a la pequeña aldea desde sitios tan lejanos como Nueva York para degustar la cultura así como el té. “Machacar tu propio té es un poco cansado”, dice Goss, “pero es divertido”.

Tradicionalmente, el té ha sido la bebida más popular en Taiwan y muchas personas consideran que tomar té es una parte integral de su estilo de vida. “Incluso una pequeña tetera del té oolong más fino crea una atmósfera agradable en una reunión”, dice Peng Meng-hui, dueño de la Casa de Té Tien Shui, ubicada en Peipu. “Tomar té se ha vuelto de moda otra vez”.

Peng describe el tradicional té hakka como un espejo que refleja las costumbres hakka. “Los hábitos culinarios endémicos de un grupo étnico puede servir de vitrina que muestra las características distintivas de ese grupo”, asegura.

Hace cinco años, la primera tienda de lei cha fue abierta en Peipu para servir a una población de apenas 1.594 residentes. “Como el 98 por ciento de los habitantes de Peipu son hakkas, el pequeño pueblo es un sitio ideal para preservar la identidad cultural del grupo, especialmente en un momento de rápida disminución de la población y fuga de talentos”, dice Peng. “Por lo tanto, escogí el lei cha para dar el primer paso en la campaña para promover la cultura hakka e impartir nueva vitalidad a la agonizante villa”.

Símbolo cultural

A diferencia de Occidente, el té tiene un significado muy especial en el pueblo chino, y los distintos tés poseen diferentes connotaciones culturales. El té chino regular acentúa, entre otras cosas, en el sabor y aroma de una sóla variedad, o en una comparación de esas cualidades en consecutivas rondas de diferentes tés en una sola sentada. Por otro lado, el lei cha es una infusión de té que está estrechamente asociada con la experiencia del pueblo hakka.

“Lei” tiene varios significados tanto en el dialecto hakka como en mandarín. Cuando se pronuncia lui, por ejemplo, la palabra significa “machacar” o “trueno” en el dialecto hakka. Esto se refiere al proceso de machacar los ingredientes del té, algo que el bebedor debe completar primero.

Lo que se es desea es que el bebedor se divierta con el aspecto de hágalo usted mismo en la preparación del lei cha. Uno tiene que mezclar primero un puñado de hojas de té o polvo de té verde con cacahuates, ajonjolí y frijoles mung, procediendo después a usar un mortero y pilón para machacar la mezcla hasta por treinta minutos para pulverizarla. Mientras más fino sea el polvo, mejor será el sabor. Finalmente se añade agua caliente y arroz cocido, y el té está listo para ser disfrutado.

“La gente generalmente se turna para machacar los ingredientes”, dice Peng. “La naturaleza cooperativa del trabajo puede servir como un rompehielos y permite que la gente se conozca entre sí”, añade.

Las costumbres asociadas con el lei cha han pasado por muchos cambios desde sus inicios durante la dinastía Tang (618-907). Los hakkas son un grupo étnico relacionados con los chinos han del norte. Debido a las constantes guerras en el norte, ellos emigraron gradualmente hacia el sur, asentándose en las provincias de Kiangsi, Fukien y Kwangtung. Durante el largo viaje hacia el sur, se inventó el lei cha para mitigar el hambre sin tener que ingerir mucha comida, que era escasa. Todo lo que se necesitaba era un poco de granos, tales como frijoles de soya o lentejas, pulverizarlos y añadirle agua fría.

“Le resultaba imposible a los refugiados calentar agua”, dice el dueño de la casa de té. “Por lo tanto, el lei cha fue un producto hecho a la medida para los emigrantes hakkas”. Al llegar al sur, ellos se asentaron en la orilla de los cerros y cultivaron arrozales, plantaciones de té y otros productos agrícolas a través del arduo trabajo.

Otros piensan que la bebida es mucho más antigua. Ellos citan una leyenda que dice cómo el lei cha hecho con té pulverizado, arroz y jengibre era usado como un cocido herbolario para evitar la peste durante el período de los Tres Reinos (220-280). Incluso hoy, la gente considera que la bebida tiene propiedades medicinales.

Alrededor del año 1600, los hakkas ignoraron el decreto imperial que prohibía salir de China y se aventuraron a cruzar el Estrecho de Taiwan para descubrir pequeños poblados como Peipu. Ellos trajeron consigo la tradición del lei cha, y pronto se expandió en la isla, de costa a costa. Trabajando arduamente para subsistir en esta nueva y hostil tierra, los hakkas descubrieron otra vez que el lei cha era una parte ideal de su dieta frugal.

El té refleja la filosofía hakka al comer: Las comidas no son para hartarse o despertar las papilas gustativas, sino para obtener los nutrientes necesarios. Como el lei cha es rico en energía y proteínas, sirve como como suplemento alimenticio para las comidas regulares. El té originalmente venía en dos formas. Una de ellas era una sopa salada con cerdo frito y tallarines de frijol secos; y la otra es una sopa dulce similar a la que se sirve ahora en Peipu.

Muchos hakkas consideran el lei cha como parte de su dieta básica en vez de solamente una bebida. “Es la razón del por qué algunas personas consideran que el lei cha no es apto para calmar la sed”, explica Peng. “Después de tomarlo, la gente siente incluso más sed”.

El lei cha es algo indispensable cuando se reciben a huéspedes distinguidos en las casas de los hakkas. Cuando un anfitrión hakka invita a alguien a machacar su propio té, es señal de que éste es un verdadero amigo. Otro producto superior es el té Oolong Pai Hao, que es también conocido como té Belleza Oriental o té Pong Hong. Muchos lo consideran como el epítome de la cultura de la recolección de té de los hakkas.

Peipu es conocido en Taiwan como el hogar del mejor té Belleza Oriental en la isla. Aunque actualmente el costo del té blanco es por lo menos la mitad de lo que cuesta el mejor Oolong de altura, los cultivadores de té consideraban al principio que no valía la pena recoger esa pequeña hoja de té. Se dice que el Oolong Pai Hao característico de Peipu es un regalo de los insectos, que segregan enzimas en las hojas para interrumpir el proceso de la fotosíntesis.

Tradición histórica

“El té Belleza Oriental está adquiriendo creciente popularidad gracias a su aroma y sabor únicos impartidos por este fenómeno”, dice Peng Chien-tao, propietario de la Casa de Té Kuang Chun. “Como el té se cosecha solamente a mediados del quinto mes lunar, la cosecha anual es baja y el precio es relativamente alto”, añade.

Según Peng, el nombre de té Pong Hong proviene de una historia acerca de un mercader de té durante el período de la ocupación japonesa (1895-1945) que vendió el té Belleza Oriental a 20 veces el precio de los otros tés. Naturalmente, nadie le creyó y comenzaron a referirse a su producto como Pong Hong Cha o “té presumido”.

“Yo creo que el té Pong Hong no es famoso por su sutil dulzura, reminiscencia de miel y su duradero sabor después de haber sido bebido, así como su brillante color ámbar, sino porque el nombre en sí lo aparta de los otros”, dice Peng.

Hoy, los residentes de la villa Peipu siguen realizando un bullicioso concurso cada dos años en la plaza principal frente al Templo Tzu Tien. El evento se ha convertido en una de las actividades culturales más significativas en el calendario hakka de este pequeño poblado norteño. Y no es una exageración.

El lei cha fue considerado como algo bizarro por la mayoría de las personas no hakka. Sin embargo, hoy en día es una bebida popular entre los diversos grupos étnicos de Taiwan. “Resulta gratificante ver que la tradición hakka florece ahora”, dice Peng.

El dueño del negocio espera que los tés como el lei cha continúen promoviendo la cultura hakka hacia las personas no hakka de Taiwan y a los turistas, como en el caso de Goss. A través de ellos, explica, la gente de fuera puede venir acá para entender el trasfondo histórico y la filosofía de los hakkas. En el té, al igual que en la vida, el trabajo arduo y la preparación son a veces dolorosas y consumen mucho tiempo, pero son esenciales para el éxito y siempre remuneran finalmente.

“Los turistas en Peipu disfrutan el lei cha por su sabor y aroma, y por el simple placer de moler el té por sí mismos”, indica Peng. El proceso de preparación del lei cha, nos explica, es similar a la experiencia de la vida del pueblo hakka en Taiwan, amargo al inicio, pero dulce al final.

Traducido del Taipei Journal por Luis M. Chong C.

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