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Gigantes de las Pampas en Taichung

16/01/2002
Cuando era niño e iniciaba mis primeros estudios en el apasionante campo de la Biología leyendo los libros de Zoología y Botánica de Jorge Vidal, con frecuencia detenía mi lectura en un par de artículos donde el autor describía los animales prehistóricos que han sido desenterrados en la Patagonia y la región pampeana.

Al leer la descripción de cómo los científicos y exploradores fueron excavando los restos fósiles, mi mente pueril se transportaba imaginariamente a esos lejanos parajes y trataba de figurar los detalles de esa época tan remota en el tiempo. Siempre he soñado en realizar una expedición con el fin de desenterrar mis propios fósiles para poder verlos y sentirlos.

Ahora, tras muchos años, parte de ese sueño se ha vuelto realidad. Hasta el momento no he podido realizar una expedición de ese tipo, pero sí he logrado ver y sentir de cerca esos seres prehistóricos que hace miles de años deambularon por los distantes parajes argentinos. Sin embargo, no ha sido en Patagonia, sino que muy lejos de ese lugar. Lo curioso del caso, he podido ver los restos fosilizados de esas enormes bestias en Taichung, una ciudad situada en el centro de Taiwan. Y fue una experiencia realmente distante en tiempo y espacio.

Actualmente, se realiza una exhibición de los enormes mamíferos sudamericanos extintos del Cuaternario en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ubicado en esa ciudad.

En el vestíbulo de la entrada principal, la osamenta reconstruida de un perezoso gigante (Megatherium americanum) recibe a los visitantes que llegan a la sección de Ciencias de la Vida del museo.

Frente a la impresionante mole erguida del animal, quedé extasiado al contemplar una de las bestias prehistóricas que conocía sólo a través de los libros. En realidad, no ha sido la primera vez que veo los restos de ese gigantesco mamífero. En Panamá, tuve la oportunidad de mirar partes de la osamenta de un ejemplar desenterrado en las provincias centrales de ese país.

De pronto, llegan varios niños y se juntan alrededor de la bestia. Inmediatamente, uno de ellos grita: "Un dinosaurio, un dinosaurio". Con gran excitación, otro responde: "Es uno del Parque Jurásico". Me acerco a ellos y sonriendo les digo: "Amiguitos, no es un dinosaurio. Observen que no tiene una cola larga, ni una columna de afilados dientes en la boca". Los niños miran detenidamente y me preguntan: "Entonces, ¿qué es?".

"Es la reconstrucción de un oso perezoso gigante, un enorme mamífero que vivió hace miles de años. Era de sangre caliente como nosotros, y no un animal de sangre fría como los dinosaurios", les explico.

En otoño de 2000, el director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Y. S. Chow, viajó a Argentina con el fin de seleccionar un total de 16 piezas del Museo de la Plata para ser exhibidas en su institución. Después de los trámites del caso, los preciados ejemplares fueron embalados cuidadosamente y enviados a Taiwan.

La fama del museo argentino está relacionada con su extensa colección de grandes mamíferos fósiles pampeanos del Terciario y Cuaternario. Estos ejemplares son únicos en el mundo.

La muestra, que es la cristalización de un esfuerzo de cooperación entre los dos museos, fue inaugurada el 18 de octubre del año pasado y estará abierta al público hasta el 17 de abril del presente año.

En la ceremonia de inauguración, la directora del Museo de la Plata, Silvia J. Ametrano, señaló que su institución posee una vasta colección de ejemplares paleontológicos de la región sudamericana. También indicó que las exhibiciones itinerantes constituyen parte de los servicios que presta su museo a la comunidad.

Ametrano manifestó que espera que la presente exhibición en el museo de Taichung promueva una cooperación más estrecha entre las dos instituciones en el futuro.

En la muestra se encuentran dos ejemplares originales de los restos fósiles, acompañados por 11 réplicas exactas y 3 modelos a escala. Entre los mamíferos gigantes que se encuentran en exhibición se hallan dos especies de oso perezoso, toxodones, diente de sable, mastodonte, antepasados de los armadillos, y otros.

El diente de sable (Smilodon populator) es uno de los ejemplares más populares, ya que mucha gente lo conoce a través de los libros. Sin embargo, otras especies presentes en la muestra, tal como el caballo de Buenos Aires (Hippidion bonaerensis) y el mastodonte (Stegomastodon superbus), enseguida se relacionan con sus descendientes actuales, el caballo común y el elefante.

Los esqueletos reconstruidos fueron exhibidos con una gigante ilustración sobre la posible apariencia que tuvieron esas bestias gigantes en el pasado. Además, hay ejemplares disecados de varios mamíferos que actualmente viven en Sudamérica. Entre ellos se encuentran la llama y el armadillo. De esta forma, se complementa el esquema evolutivo de los mamíferos neotropicales que la muestra intenta demostrar.

Un par de mapas ayudan a los visitantes a comprender la importancia del istmo de Panamá como puente terrestre que permitió el flujo de especies biológicas entre Norte y Sudamérica durante el Terciario. Esto trajo como resultado la fusión y aparición de nuevas especies, así como la adaptabilidad y la extinción de muchas otras. Este proceso de intercambio de material genético que trajo como resultado la enorme biodiversidad del Continente Americano se inició hace 3 millones de años.

Los fósiles de mamíferos gigantes provienen de la Era Cenozoica, conocida también como la era de los mamíferos. Esta época duró desde hace 65 millones de años hasta diez mil años. La mayor parte de esos mamíferos eran herbívoros, a excepción de unos pocos como el diente de sable.

Por su corpulencia, probablemente tenían pocos enemigos en esa época. Algunos más pequeños, como los armadillos gigantes (Propraopus grandis), se valían de una dura coraza para defenderse de los depredadores. Otros tenían una cola terminada en bola de puntas, como en el caso de los gliptodontes.

En el Plioceno (hace 3 millones de años), la invasión de mamíferos del norte a través del istmo de Panamá fue un desastre para muchas de las especies que habían evolucionado en forma aislada en Sudamérica. La llegada de osos, roedores, tapires, venados, musarañas y grandes felinos desplazó de su nicho original a muchos mamíferos sudamericanos, causando la extinción de no pocas especies.

Los edentados, que incluyen a los perezosos, armadillos y osos hormigueros, fueron uno de los pocos grupos que sobrevivieron la competencia con los invasores. Hoy día, siguen siendo abundantes en Sudamérica. Uno de sus antepasados, el gliptodonte, tenía una caparazón similar a la de las tortugas. Los gliptodontes sobrevivieron hasta tiempos muy recientes y es probable que se hayan extinguido debido a la llegada del ser humano. Se han encontrado pilas de huesos de gliptodontes junto con algunos artefactos humanos en varios sitios de Sudamérica.

Sudamérica nos ofrece un espectacular ejemplo de cómo la evolución ocurre cuando una región queda aislada por un largo período de tiempo. También nos ofrece una dramática lección de cómo muchas especies autóctonas pueden extinguirse con la introducción de especies exóticas, incluyendo al ser humano.

Sin embargo, este proceso adaptivo también permitió la aparición de un gran número de nuevas especies más pequeñas y mejor adaptadas al singular nicho ecológico de la Patagonia y la región de las Pampas.

En esta oportunidad, se exhiben fósiles de mamíferos gigantes, que obviamente atraen más cantidad de público por su impactante presencia. Pero, sería interesante que los dos museos planifiquen en un futuro cercano una exhibición más completa de la historia evolutiva de los mamíferos en Sudamérica. Muestras de fósiles más pequeños, tales como los de roedores e insectivoros, serían un excelente complemento para ilustrar este complejo e interesante panorama biogeográfico. No hay que olvidar que Sudamérica posee la mayor cantidad de especies de roedores en el mundo.

Además de ofrecer al público de Taiwan una oportunidad para conocar a esos animales prehistóricos sudamericanos, la actual exhibición contribuye a que se tenga un mejor conocimiento acerca de la taxonomía y los secretos de la evolución de los mamíferos.

Texto de Luis M. Chong L.

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