29/04/2024

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Los fabricantes de gongs de Ilan

26/10/2000
Primero se golpea una plancha de bronce para darle las dimensiones que desea el cliente. Luego, Lin Lie-chi coloca la plancha sobre un bloque de madera con un hoyo en el centro y la martillea para formar el “ombligo”. Finalmente se prepara el borde y se suelda con el plato. La pieza armada requiere de un arduo proceso de afinación antes de ser usada como instrumento musical. (Fotos cortesía de Pu Hua-chih)

La nota profunda y resonante del enorme gong se combina con la estridente tronadera de petardos para llenar el aire con una combinación única de solemnidad y emoción que siempre caracteriza un desfile de templo taiwanés. La noche antes del Festival de los Faroles es el cumpleaños del dios del Templo Hsi Kuan, en el distrito de Ilan. Un largo desfile serpentea por el pueblo. Nadie ha visto todavía a los grupos que participan en el desfile, pero ya todos escuchan los tambores y gongs. Luego una docena o más de grupos del desfile aparecen. Si observa cuidadosamente, descubrirá que en la orilla de los gongs grandes hay un nombre impreso con caracteres chinos en rojo carmesí Lin Wu Ironworks. En Taiwan este nombre es un sinónimo virtual para gongs.

Cada vez que se celebra el cumpleaños de un dios, su estatua es sacada de su acostumbrado nicho y es llevada por las calles sobre un palanquín para bendecir a los residentes locales. En estas ocasiones auspiciosas, otros templos del pueblo siempre envían a grupos que participan en el desfile para transmitir felicitaciones de cumpleaños, alegrar la festividad, y renovar el contacto con viejos conocidos. Algunos de los grupos tienen la misión de erradicar el mal de las calles con el fin de prepararse para el paso del dios, mientras que otros simplemente celebran. El desfile es un espectáculo colorido y vibrante de leones danzantes, ritos de primavera, tamborileros, dioses del averno, y exhibiciones de artes marciales. Es algo agradable de ver a medida que avanza por el campo verde. Abarcando varios kilómetros, los participantes del desfile se detienen un rato para actuar enfrente de cada templo que encuentran en el camino. Varios grupos del desfile siempre interpretan juntos: el de la danza del león con sus pequeños gongs, el grupo bei guan con sus trompetas; y el de tambores grandes con sus tambores y gongs. Estas actuaciones siempre empiezan con un gong y terminan de la misma manera. Uno de los actores principales de un grupo bei guan explica la importancia del gong; “Si tu gong tiene un sonido suficientemente fuerte, puedes vencer a los demás grupos y forzarlos a tocar a tu ritmo”.

En los días en que los relojes se convirtieron en un objeto para el hogar, muchas historias emocionantes se desenvolvían al toque del gong del sereno. En el campo de batalla, el sonido de tambores era la señal para que los soldados que iban a pie atacaran, mientras que el tañido de un gong era su clave para que emprendieran inmediatamente la retirada. Y en una boda tradicional china se acostumbra que el novio avance al sonido de gongs para recoger a la novia y llevarla a casa en un palanquín.

Similarmente, los gongs desempeñan papeles en los funerales, donde un sacerdote taoísta siempre tiene un pequeño gong, del tamaño de una galleta, en la mano.

Los gongs desempeñan un papel importante en bei guan, una de las formas más importantes de música tradicional china en Taiwan, y cualquier intento para decir cómo se hacen estos gongs debe enfocar necesariamente en Ilan. La mayoría de los gongs en Taiwan estaban hechos de hierro y eran importados desde China continental o del Sudeste de Asia porque en Taiwan nadie sabía fabricarlos.

Lin Wu, el primer maestro fabricante de gongs de Taiwan, nació en 1916 en el pueblo de Luotung (en el distrito de Ilan). En su juventud trabajó en una tienda de fideos antes de convertirse en aprendiz en una herrería que reparaba implementos y equipos para moler arroz. Al final, Lin llegó a convertirse en un experto herrero, en trabajador de hojas de metal, y en soldador; y todas estas habilidades finalmente le serían útiles cuando decidió entrenarse a sí mismo en la fabricación de gongs.

Empezó su propio negocio cuando Taiwan todavía estaba bajo el control del régimen japonés. Después de que el gobierno colonial prohibió las presentaciones de música tradicional china y teatro, muchos grupos teatrales y de bei guan se desintegraron o dejaron de actuar. Fue en entonces que un músico bei guan llevó un gong roto a Lin y le pidió que lo soldara. El trabajo despertó la curiosidad de Lin, así que fue a buscar un grupo teatral que estaba desintegrándose y compró varios gongs pequeños fabricados en China. Después de estudiarlos, empezó a experimentar para hacer uno por sí mismo.

Después de que Taiwan fue devuelta al régimen chino en 1945, los desfiles de templos volvieron a la vida, y Lin Wu –que tenía 29 años– continuó con sus intentos para reproducir dos pequeños gongs que había comprado. Haciendo una muestra tras otra, su habilidad mejoró gradualmente. El primer gong de acero que puso a la venta sonaba mejor que el gong viejo de China continental, y fue así como Lin Wu empezó su romance con el gong.

Aunque Lin se tornó bastante competente en la fabricación de gongs de acero, este metal contenía muchas impurezas, y el sonido de los gongs producidos con este era más corto y agudo de lo que debía ser. Así que empezó a hacer sus gongs con bronce caro.

En esos días no era fácil obtener suministros de bronce, pero Lin finalmente encontró un desguazador quien estaba dispuesto a venderle bronce de barcos viejos. No obstante, ésto no solucionó sus problemas. Hay muchos tipos de aleaciones de bronce, y no importa qué tan bien pudo lograr las dimensiones deseadas, fue sumamente difícil obtener el sonido exacto que buscaba. Después de experimentar con muchas composiciones diferentes de bronce, descubrió que el añadir cierto porcentaje de fósforo impartía justo el grado de maleabilidad necesaria para producir un gong que resonara hermosamente. “Cuando mi padre vivía”, dice Lin Lie-chi, de la segunda generación de fabricantes de gongs, “usaba los gongs como una metáfora sobre la vida. Siempre nos decía que las cosas más importantes son las fundamentales. ‘Si no tienes las materias primas adecuadas, no podrás fabricar un buen gong’. Eso era lo que decía”.

Cuando los gongs de bronce de Lin Wu fueron introducidos al mercado, tuvieron un gran impacto en la comunidad teatral del norte de Taiwan. Dos grupos de Keelung fueron los primeros que escucharon sus gongs, y salieron a buscarlos. Cada uno compró un gong por la entonces astronómica suma de 1.200 yuanes.

Los primeros gongs de Lin Wu medían aproximadamente entre 60 y 70 centímetros de ancho, pero eso era solamente el inicio. Luego se fijó la tarea de crear un gong más grande con un sonido que durara más, fuese más profundo, llegara más lejos y resonara más establemente. El sonido de gongs retumbaba por toda la casa de Lin, y sus seis hijos estuvieron sumergidos en el sonido y sentimiento del intrumento todas sus vidas. Lin Lie-chi, el menor, es quien más ha compartido el amor de su padre hacia el instrumento y su fabricación.

El enorme gong, con su lenta, pesada, y profunda resonancia, es uno de los instrumentos más importantes en cualquier grupo bei guan. Parece tan sencillo, como un enorme disco plano con un “ombligo” elevado en el centro y un borde saliente, pero la simplicidad es engañosa. Cuando un buen gong es golpeado repetidamente durante una actuación, producirá una continua cascada de sonido.

Después de que el bronce haya sido forjado en la forma básica de un gong, es puesto sobre un bloque de madera con un hoyo en el centro y golpeado con un martillo de cabeza redonda para formar un “ombligo” del tamaño y grosor necesarios. Luego, el plato y el borde son golpeados para incrementar la densidad y dureza del metal. La fabricación de gongs extra grandes representa un gran reto.

En 1995, Lin Wu y su hijo recibieron un pedido de un importante templo en Peikang para hacer el gong de bronce más grande del mundo. La obra del equipo, que puede ser encontrada en el Templo Chao Tien, mide casi dos metros de diámetro y pesa 160 kilos. Cuando es puesto sobre una superficie, prácticamente puede ser llenado con agua y dejar que dos o tres niños lo usen como una piscina portátil, y su sonido puede ser escuchado hasta un kilómetro de distancia.

Hubo un tiempo en que los gongs eran rechazados por la mayoría de los músicos profesionales, quienes no deseaban su sonido fuerte e impetuoso en sus modernas y acondicionadas salas de conciertos. Incluso cuando aparecía, a la estrella del programa en los ruidosos desfiles de templos sólo se le permitía hacer muestras discretas de la verdadera capacidad del instrumento. No obstante, más recientemente los músicos de todo el mundo han empezado a buscar nuevas fuentes de inspiración en las antiguas tradiciones musicales, y el cambio le ha dado al gong una nueva oportunidad para vivir. El cambio también ha traído nuevos clientes a Lin Wu Ironworks, a la cual los pedidos llegaban exclusivamente de los grupos bei guan y de los grupos teatrales tradicionales.

El Ju Percussion Group, que tiene escuelas en diferentes lugares de Taiwan para las personas interesadas en la percusión, contrató a Lin Lie-chi hace diez años para que hiciera un conjunto de gongs afinados a trece notas diferentes. Siempre dispuesto a aceptar los retos, Lie-chi hizo más de 30 gongs de diferentes tamaños, eligió los 13 más adecuados para el conjunto, luego se dedicó al largo proceso de afinación. En el pasado los gongs han sido utilizados sólo para llevar el ritmo, pero este nuevo conjunto hizo posible que por primera vez se tocaran melodías. Después de miles de años, un antiguo instrumento musical tomaba un nuevo camino.

La participación de Lin Lie-chi en las artes de interpretación lo ha impulsado a explorar las posibilidades de su oficio, y ahora ha producido exitosamente un conjunto de gongs de 26 notas. De hecho, su participación ha ido más allá del oficio; ha pasado al reino del arte. Cuando Matthew Lien, un famoso músico canadiense cuyas obras manifiestan conciencia sobre el medio ambiente, vino a la isla el año pasado, invitó a Lie-chi a actuar a su lado con los gongs.

Después de pasar una vida fabricando y tocando gongs, es natural que a los Lin no les guste ver que estos instrumentos sean maltratados. Lin Lie-chi dice que no es necesario golpear el gong con gran fuerza. Con un gong bueno, solo se necesita levantar el martillo y golpear suavemente el gong justo en el “ombligo” para obtener un sonido resonante y rico. El aprecia la forma en que los ancianos cuidan sus gongs. En los desfiles de templo, exponer el gong directamente al sol puede hacer que el instrumento se caliente demasiado y su sonido resulte afectado. Cuando ésto sucede, los viejos tapan el gong con una toalla mojada y esperan a que se enfríe antes de tocarlo. Cuando el gong recobre una temperatura adecuada, su sonido se escuchará bien. “A veces vienen niños a que les afine gongs que pertenecían a sus abuelos; pero los chicos de ahora solamente quieren golpear los gongs con todas sus fuerzas. Después de unos meses, el gong termina dañado y desafinado”. El fabricante no puede más que lamentarse.

Traducido por María Francisca González de Sinorama

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