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El orgullo aborigen triunfa en la música

16/07/2000
No hace mucho tiempo, Chen Chien-nien, era un policía que disfrutaba de una rutina simple en una pequeña villa de la tribu puyuma en el este de Taiwan. Sin embargo, la fama ha invadido su vida tranquila así como la de su sobrina, quien tiene una voz bella.

El policía, de 33 años de edad, vive en una casa de piedra de dos pisos. Está localizada cerca de una casa similar a la que Chen acostumbra a ir después del trabajo para cantar con su sobrina, Chih Hsiao-chun.

Pero sus días de privacidad idílica tal vez van a terminar. Chen, cuyo nombre tribal es Purdur, fue elegido como el mejor compositor y artista del sexo masculino este año en los premios Melodía Dorada de Taiwan, un equivalente local a los Grammys de Estados Unidos. El premio a la mejor nueva estrella fue entregado a Chih, de 22 años, cuyo nombre puyuma es Samingad.

Uno de los tesoros culturales de Taiwan es ciertamente el talento de canto que poseen sus pueblos indígenas. Pero dado el hecho que dos cantantes aborígenes relativamente desconocidos hayan recibido estos importantes premios es algo sin precedentes, los medios de comunicación se han “estacionado” afuera de las casas de Chen y Chih en los días después de la ceremonia de entrega de los Premios Melodía Dorada 2000.

Chen dijo que la repentina atención ha sido abrumadora. Para escaparse de las incesantes llamadas de teléfono y visitas de periodistas y grupos de camarógrafos, se llevó a su esposa y dos hijos al sur de Taiwan para pasar unas vacaciones. “Jui-ying y los niños necesitaban dormir bien”, dijo el cantante triunfador.

La música aborigen acaparó mucha atención, quitándole éxito a las canciones pop, en los XI Premios Melodía Dorada. El premio para el mejor álbum de música folclórica también fue entregado a un aborigen, al internacionalmente famoso cantante de la tribu ami, conocido como Difang, su nombre tribal.

Parece ser que el 2000 se convertirá en un año de orgullo étnico para Taiwan. Aparte de lo acontecido en la entrega de premios musicales, una artista de ascendencia aborigen tuvo el honor de cantar el Himno Nacional de la República de China en la toma de posesión del presidente Chen Shui-bian, el pasado 20 de mayo: Chang Hui-mei, una joven de la tribu puyuma conocida como A-mei, quien recientemente ha tenido un éxito clamoroso en los mercados de música pop de Taiwan, China continental, Hong Kong y Singapur.

Pero a diferencia de la superestrella A-mei, quien por lo general hace sus actuaciones en mandarín y en el dialecto taiwanés, Chih, Chen y Difang cantan en sus lenguas aborígenes. También, los tres vistieron sus trajes tribales y hablaron en sus lenguas nativas en los Premios Melodía Dorada.

Los jueces indicaron que las canciones de Chen son sinceras y llegan al corazón. “La conciencia de este cantante y compositor enriquece el panorama musical de Taiwan”, recalcó uno de los jueces.

“Cada vez que escucho su música, cierro mis ojos y veo la hermosa costa oriental de Taiwan. Escucho el sonido de las olas del océano. Imagino las actividades tribales que se llevan a cabo en los valles”, dijo Wu Chi-lin, un policía del distrito de Taitung que visitó la aldea de Chen mientras se hacían reportajes sobre el álbum del cantante, titulado Océano.

Chen señaló que grabar un álbum es el sueño de aquéllos a quienes les gusta cantar. “La creación musical es lo mejor que puedo compartir con mis amigos”, recalcó.

Sin embargo, reveló que su ampliamente aclamado álbum fue un accidente. “La persona que había llegado a nuestra villa a compilar las canciones de Samingad y producir un álbum cantado por ella, me escuchó cantar. Así mismo, me convenció para que yo también hiciera uno”, explicó Chen.

Este fue sin duda un sueño hecho realidad. Chen indicó que desde su infancia fantaseaba convertirse en cantante y viajar por todo el mundo con una guitarra en su espalda. Mientras estaba en la secundaria, aprendió a tocar la guitarra y el nanhu, una viola china de dos cuerdas.

A la edad de dieciocho años, empezó a escribir canciones. En poco tiempo las composiciones de Chen se hicieron populares alrededor de las ocho villas de la tribu puyuma.

Una canción que escribió cuando estaba en bachillerato, Hogar puyuma, continúa conmoviendo los corazones de todos los miembros de la tribu. Usando un ritmo sencillo pero cautivador, el cantante habla de sus sentimientos al ver a su hermano abandonar la villa para empezar el servicio militar obligatorio de la República de China. La letra de la canción también expresa el deseo de un retorno a casa.

La poderosa fuerza de la música fluye por las venas de Chen. Es el nieto de Lu Sen-pao, el “padre de las baladas puyuma” quien, en su lengua nativa, creó más de cien canciones acerca de la vida de la tribu.

Chen constantemente urge a los jóvenes miembros de la tribu a apreciar el patrimonio puyuma.

Cuando era estudiante en la Escuela de Policía de Taiwan, Chen imaginaba combatir el crimen en las ciudades grandes de la isla. Pero al graduarse en 1986, fue asignado al distrito rural de Taitung, y finalmente terminó regresando a su villa. “La naturaleza pacífica de mis compañeros en la villa me dio tiempo para cultivar mi interés en el canto”, señaló el policía.

Además de la música, el talentoso puyuma disfruta de la pesca y la cacería, así como de la pintura, escultura, caligrafía y la creación de artesanías.

Chen toca una flauta de Pan hecha por él mismo, y decoró su guitarra con un diseño tribal de siete colores. Además, dibuja caricaturas que enfocan en la vida tribal.

El cantante se refirió a una caricatura que hizo, la cual aparece en el envoltorio de su álbum. “Inicialmente quería dibujar un cazador, pero últimamente se convirtió en un autorretrato”, dijo Chen.

A los medios de prensa quizás Chen les parezca tímido. Pero su sobrina sabe que tiene buen humor y que es una persona imaginativa a quien le gusta contar historias, animándolas con mucha comunicación no verbal.

“Purdur y mis otros tíos son el postre”, señaló Chih. “Después de la cena, los más jóvenes se reúnen alrededor de ellos para escuchar bromas e historias. En dondequiera que estén, hay risas y cantos”.

El orgullo aborigen triunfa en la música

Chen y su sobrina Chih Hsiao-chun posan con los premios tras la conclusión de la ceremonia. (Tang Ken-li)

Añadió que la música es una de las “herramientas de comunicación de la tribu puyuma”.

“Todos los puyuma son buenos cuando se trata de cantar y bailar”, dice Wu, el policía. “Cuando se reúnen, no hay diferencia entre el artista y la audiencia”.

Sung Hsin-ying, un amigo de Taipei del cuñado de Chen, visitó la casa del policía-cantante hace un par de años. “Cuando entré a la casa, noté la cruz católica en la pared, una guitarra con un diseño tribal, el retrato del esposo y la esposa que decía ‘amantes puyuma’, y algunos dibujos de diversos tipos de peces”, dijo Sung.

El amigo de la familia añadió que las canciones de Chen, así como su casa, captan el espíritu de la vida a lo largo de a costa este de Taiwan.

Cora Tao, crítica de la música quien sirvió de juez en los Premios Melodía Dorada, elogió la hermosa voz de Chih así como la melódica música de Chen en la guitarra. “Entre más escucho, más aprecio”, dijo Tao.

Ella instó a toda la sociedad a mostrar una mayor apreciación por las diversas culturas étnicas de Taiwan.

Aunque es muy posible que Chen y Chih pongan más obras musicales en el mercado, ambos tienen intenciones de mantenerse cerca de sus raíces y conservar el sencillo estilo de vida de su villa.

Traducido por María Francisca González del Taipei Journal

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