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El Monet de Taiwan

26/02/2000
El bote (1987) Óleo sobre lienzo, 45,5 x 53 cm. (Fotos cortesía del Museo de Arte Yang San-lang)
Yang San-lang, tuvo una carrera larga y exitosa. Fue uno de los ocho pintores (siete nativos de Taiwan y uno japonés nacido en ésta) que en 1934 fundaron la Asociación de Arte Taiyang, el círculo de pintores más grande y destacado durante el período de la ocupación japonesa (1895-1945). Una de las primeras cosas que el círculo hizo fue establecer la Exhibición de Arte Taiyang, que se realizaría anualmente en abril y mayo. Esto creó cierta conmoción porque hasta entonces la única muestra de bellas artes había sido la Exhibición de Taiwan, que desde 1927 era montada anualmente por la Sociedad Educativa de Taiwan.

Yang fue uno de los principales líderes del nuevo círculo, en donde pronto ocupó un puesto de autoridad, el cual mantuvo durante muchos años. “Con tantos pintores de donde escoger, no puedo decir que Yang era el mejor, pero definitivamente fue uno de los artistas más influyentes que hasta ahora ha habido en Taiwan, especialmente en lo que respecta al período de la ocupación japonesa”, dice Lin Hsing-yueh, pintor y crítico de arte que da clases en el Instituto Nacional de Artes.

El surgimiento de un grupo tan “taiwanés” fue calurosamente recibido por los proponentes del nacionalismo. Pero Liao Chi-chun (1902-1976), uno de los fundadores del círculo, firmemente rechazó cualquier sugerencia de que los miembros exploraran la conciencia étnica o enviaran un mensaje político. “Mediante nuestros esfuerzos conjuntos, la sociedad ha visto un gran incremento en el número de amantes del arte”, dijo. “Pero muchas personas todavía cometen el error de pensar que el establecimiento de la Asociación de Arte Taiyang era una manera de rivalizar con la Exhibición de Taiwan. Nuestros motivos eran bastante simples. La Exhibición de Taiwan era un maravilloso acontecimiento otoñal, así que intentamos inventar algo igualmente nuevo para alegrar la primavera en Taiwan”.

Once años antes, en 1923, motivos estéticos similares hicieron que Yang San-lang (entonces tenía dieciséis años), quien ya había decidido dedicar su vida a la pintura, se acercara a un mercader que iba a navegar de Taiwan a Japón. Había mantenido su jornada en secreto, sin decírselo a su familia por temor a que intentaran detenerlo. En su segundo día en el extranjero, su hermano mayor logró descubrir su paradero y envió un telegrama para transmitirle la preocupación y comprensión de la familia. “Cada vez que recordaba ese día se sentía mal y lloraba”, dice Hsu Yu-yen, viuda de Yang, quien también es aficionada a la pintura.

En 1927, una obra de su Días de Pascua fue aceptada por la I Exhibición de Taiwan, al final de la cual el entonces gobernador de Taiwan compró la pintura para su colección privada. Yang subsecuentemente presentó trabajos para la Exhibición de Taiwan en 1929, en la cual ganó el premio a la mejor pintura. Al año siguiente, obtuvo la Distinción Más Alta. Sin embargo, el año después sufrió una frustrante derrota cuando tres de las obras que presentó para la V Exhibición de Taiwan fueron rechazadas. Esto resultó ser un climax. Yang aceptó la decisión de los jueces con mucha humildad, y decidió ir a Europa a desarrollar sus habilidades artísticas, en particular su control sobre la perspectiva.

El Monet de Taiwan

Yang San-lang, en su estudio, 1949. “Un pintor de pies firmes debe seguir su propio camino hasta el final”.

En París, Yang dividió su tiempo para visitar los museos más importantes y esbozar varios aspectos de la capital. Al estar ante obras originales de pintores famosos como Claude Monet y Vincent van Gogh, muy apenas podía contener sus emociones. “Era como si hubiera conocido una muchacha con la cual hubiese estado secretamente enamorado durante largo tiempo”, recordó. “Supe entonces que ésta sería una búsqueda para toda la vida”. Especialmente admiró a Jean-Baptiste Camille Corot, un pintor del siglo XIX cuyo estilo naturalista exuda una aura poética sutil.

Durante su estadía en Europa, que fue de 1932 a 1934, también viajó extensivamente por Austria, Inglaterra, Alemania, Italia, España y Suiza. Las más de doscientas obras que completó durante ese período se distinguieron por su atrevido uso de colores brillantes y un toque sólido. El impresionismo tuvo un efecto profundo en Yang, quien cada vez enfocaba más sus esfuerzos en la forma y el tono de sus pinturas, que junto con el impresionante uso del color, dio a las obras lo que su viuda describe como un encanto inmesurable. El estilo de Yang se convirtió en una “expresión europea de ternura y delicadeza”, añade ella.

Kenneth Lo, presidente y alto ejecutivo del Banco Industrial de Taiwan, es un coleccionista de las obras de Yang. Compró su primera pintura en 1980 en una galería, pero después de eso la mayor parte de las veces trató directamente con el artista. “Yang San-lang personifica la simplicidad y la franqueza taiwanesas”, dice. “El es un Monet en Taiwan, para mí es el pintor taiwanés número uno. Sus obras muestran un gran contraste de color y luz, con una perspectiva hermosa”.

“Sólo a través de esbozos de la naturaleza podemos captar la naturaleza real, tomar su quintaesencia, y representarla adecuadamente”, dijo el artista. Para él, pintar significaba mucho más que la tarea seca y mecánica de plasmar en el lienzo los objetos tal y como aparecen. “Retornemos a la naturaleza” aconsejaba él. “Fija tus ojos en la montaña, esfuérzate por escuchar el mar... siente el ritmo de la naturaleza y absórbela en tu sistema sanguíneo”.

En 1946, un año después de que Taiwan fue entregada a los chinos nacionalistas, Yang San-lang fue oficialmente comisionado con la tarea de preparar la Exhibición Provincial de Arte de Taiwan, que fue montada por primera vez en octubre de ese año. Dos años después, la Exhibición de Arte Taiyang recibió nueva vida con la ayuda de Yang.

Como un importante promotor de las exhibiciones del sector público y privado, Yang se mantuvo al centro del mundo de las bellas artes de Taiwan durante los años cincuenta. Se convenció de que un riguroso sistema jerárquico era esencial para el establecimiento de una autoridad artística fiable, y se dedicó con evidente entusiasmo a convertirse en una autoridad. Su esposa recuerda con afecto como él cargaba las pinturas en una carreta de madera amarrada a su bicicleta y manejaba para ir al Departamento de Educación del Gobierno Provincial de Taiwan, en donde mediante una combinación de su reputación y pura fuerza de caracter convencía a funcionarios reticentes a que las compraran. Luego, Yang daba el dinero a jóvenes pintores que lo necesitaban. “El intentaba aumentar la conciencia social sobre el arte y elevar la posición de los artistas”, dice Lin Hsing-yueh, pintor y crítico.

Pero para fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, muchos de los pintores más jóvenes de Taiwan empezaban a alejarse de la delicadeza de las pinturas de tinta china y del impresionismo japonés, dos influencias tradicionalmente profundas en los artistas de Taiwan. Mediante círculos recién formados tales como el Grupo de Arte Oriental y el Grupo Quinta Luna, las nuevas promesas de la isla se mantuvieron en contacto con las tendencias contemporáneas de Occidente, especialmente con el arte abstracto. Sus críticas sobre los tradicionalistas más viejos con frecuencia eran mordaces.

Pero a pesar de ser calificado de “académico”, “conservador”, y hasta de “reaccionario”, Yang San-lang nunca traicionó sus ideales artísticos.

“Un pintor de pies firmes debe seguir su propio camino hasta el final “, dijo. “No es buena idea perseguir todas las modas pasajeras. Pero ello no significa que uno no intente lograr la sabiduría. Uno debe saber cuáles son los méritos y defectos de las últimas tendencias y aprender de ellas selectivamente”.

El tiempo que Yang pasó en Japón y Europa le brindó amplia experiencia sobre numerosas tendencias, incluyendo el arte abstracto, el cual le pareció insípido.

No obstante, en 1974, la XVIII Exhibición Provincial de Arte de Taiwan sufrió una transformación completa. Los reformistas tomaron el control, y muchos miembros veteranos se mantuvieron al margen. Yang, el santo del templo conservador, como lo llama Lin Hsing-yueh, decidió seguir su camino estético. Fundó la Asociación de Pinturas al Oleo de la República de China, con él mismo como presidente de la junta de supervisores. A la vez, seguía jugando un papel importante en la Asociación de Arte Taiyang.

La larga carrera de Yang San-lang como uno de los pintores modernos de la primera generación de Taiwan con experiencia en las escuelas japonesa y occidental, lo ubican en una posición única y a veces controvertida en el mundo del arte de la isla. “La década de los ochenta observó un movimiento hacia lo local, acompañada con un nuevo examen sobre la historia de Taiwan”, indica Lin Hsing-yueh.

Yang se adhirió a sus ideales estéticos hasta el final. En 1993, dos años antes de su muerte, sufrió un derrame cerebral que su esposa atribuye al cansancio causado por trabajar en series de pinturas para captar las antiguas calles de Chinshan, un pueblo en el extremo norte de Taiwan, antes de que fuesen destruidas por la ola del desarrollo.

En el curso de su carrera, la mayoría de los temas que Yang eligió fueron de escenas naturales y paisajes, aunque posteriormente deseó hacer más retratos. No obstante su debilidad física no le permitió satisfacer ese deseo y los últimos años de su vida se vieron empañados por el lamento de cosas que no pudo hacer. “Qué lástima que no puedo vivir más”, le dijo a su esposa con un suspiro melancólico. Sin embargo, es difícil imaginar que su influencia en la vida artística de Taiwan hubiese podido ser más profunda de haber vivido más tiempo. “Su principal contribución es que, a pesar de toda la turbulencia política que lo rodeaba, llevó la herencia artística de Taiwan de una época antigua a una nueva”, dice Lin.

Traducido por María Francisca González de Free China Review

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