06/05/2024

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El arte que muestra la alegría y el dolor de la vida urbana

06/08/1999
Lai Che-hsiang moldea una figura en su estudio. En esta página se muestran algunas de las esculturas de bronce que se exhiben en Hsinchu. (Fotos cortesía de Caves Art Center)
La soledad urbana y la búsqueda de los logros personales en la ciudad han sido por mucho tiempo temas populares de los artistas.

Y, si bien el escultor taiwanés Lai Che-hsiang pertenece a este estilo artístico, él añade un toque propio muy especial al género del arte urbano.

Lai, cuyas obras estuvieron en exhibición en el Centro de Arte Caves, en la ciudad noroccidental de Hsinchu, es conocido por su uso atrevido de ángulos geométricos para “reestructurar” la forma humana en sus esculturas.

Las líneas de sus figuras esculpidas se encurvan y las extremidades se estiran, creando poses y disposiciones de ánimo que han sido aplaudidas tanto por los críticos de arte como por el público en general.

“Una buena escultura debe ser un ente vivo lleno de tensión”, dice Lai.

Los visitantes a la exhibición, que estuvo abierta hasta el 1º de agosto, quedaron particularmente aturdidos por las poses provocativas de las esculturas de mujeres en bronce ennegrecido creadas por Lai.

El arte que muestra la alegría y el dolor de la vida urbana

Pero, a Lai se le respeta también por sus observaciones filosóficas de los residentes urbanos y la vida en la ciudad a través de la poderosa sensación de impulso que él impregna en sus dramáticas esculturas. A través de sus obras, el artista presenta una gama de mensajes sobre la sociedad metropolitana. Sus esculturas altamente estilizadas pueden ser divertidas, chocantes o elegantes; y los sentimientos que desea lograr se presentan a través de las expresiones corporales de los hombres y mujeres modernos en sus esculturas.

“La gente siempre ha sido el tema y la motivación de mi creación artística”, dice el escultor de 38 años de edad.

“Yo medito sobre la existencia del hombre”, indica Lai al referirse a la inspiración de sus esculturas. “Observo los movimientos y las acciones de las personas, sus sentimientos de alegría y dolor”.

Lai ha recorrido un largo camino para convertir en realidad su sueño de una carrera en el campo del arte. Aparte de ser un talentoso escultor, él es un escritor de temas artísticos e instructor en el prestigioso Instituto Nacional de Artes, en las afueras de la ciudad de Taipei.

Mientras crecía en el distrito de Ilan, situado en el oriente de Taiwan, Lai luchó duramente para obtener la aprobación familiar para dedicarse a las artes. Pero, su padre, un funcionario conservador, insistía que Lai tenía que ser un exitoso empresario.

“Desde inicios de mi adolescencia, supe que deseaba ser artista”, dice Lai. El remonta la larga disputa familiar sobre el camino que debía tomar en la vida al día en que su padre lo encontró pintando en su cuarto y se puso muy furioso por éso.

El arte que muestra la alegría y el dolor de la vida urbana

Después del traumático incidente, el joven Lai comenzó a pintar secretamente en la escuela, procurando siempre lavarse completamente las manos antes de regresar a casa. Durante la escuela primaria y la secundaria, Lai ganó numerosos premios en competencias artísticas. Pero, él supo cómo guardar esos logros para sí mismo y no compartirlos con su familia.

Al graduarse de bachillerato, el artista con determinación decidió no asistir a la universidad regular, lo que creó más tensión en el frente hogareño. Aventurando hacia la ciudad de Taipei, Lai se matriculó en un instituto de artes, y fue allí donde quedó fascinado con el arte escultórico.

“Nunca pensé que tendría algo que ver con la escultura antes de ir al instituto de arte”, señala Lai, quien considera que su descubrimiento de este género artístico fue una voluntad divina.

Los rápidos logros de Lai en la escultura cambiaron las relaciones con su padre. A la edad de 20 años, Lai ganó un premio nacional con sus obras escultóricas, lo que impulsó a su padre a visitar Taipei. Su reconciliación fue tal que el padre de Lai incluso lo llevó en auto a la ceremonia de entrega del premio.

“Me sentí muy conmovido y no pude sino llorar”, recuerda Lai.

El artista dice que también se percató en ese momento que la situación de confrontación fue una disputa en dos sentidos. “Descubrí que estaba tratando de evitar a mi familia y la dejaba de ver debido a que se oponía a mi interés en el arte”, declara.

Después de la emotiva reunión, Lai dejó de ser un artista solitario. Su padre comenzó a dar apoyo moral a las inclinaciones artísticas de Lai, y él probó ser un buen hijo. En el día de su graduación, Lai entregó a su familia más de 5 mil dólares estadounidenses que había ahorrado mientras estudiaba.

Antes de partir hacia España para realizar estudios avanzados en 1989, Lai realizó diversos trabajos en Taiwan. El fue planificador de una tienda por departamentos y diseñador de modas, logrando éxito en ambos oficios.

“La fama y la fortuna estaban a mi alcance, pero me di cuenta que allí no estaba mi amor. Lo que deseaba era el arte”, dice Lai.

Así, Lai se entregó a la satisfactoria vida de un estudiante de arte. El obtuvo becas durante tres años consecutivos por su sobresaliente actuación en la escuela de posgrado de la Universidad de Madrid.

“Presenté obras escultóricas mientras estaba en la universidad y había gente que me contactaba tratando de ser mi agente”, recuerda Lai. “Pero mi corazón seguía en Taiwan, y deseaba que mis obras fuesen conocidas y acreditadas en mi propio país”.

Al retornar a Taiwan, Lai instaló su propio estudio. “Comencé de nuevo de la nada”, dice el artista, quien decidió especializarse en el bronce ennegrecido como medio para tallar formas humanas.

Los obras escultóricas de Lai exudan energía y tensión, captando la atención de quienes visitaron la muestra. Pero lo llamativo de sus creaciones artísticas es su contraste directo con su personalidad tranquila: detrás de las dinámicas esculturas se encuentra un hombre pensativo.

“Cuando te sumerges en un entorno artístico, tu temperamento cambia”, comenta el escultor.

Lai dice que le gusta meditar sobre ideas abstractas, buscando respuestas a cuestiones sobre sencillez en oposición a complejidad. De la misma manera, esa insistencia por la verdad ha resultado en varias obras no terminadas que se encuentran en el estudio de Lai esperando las “respuestas artísticas”.

Pero ésto no quiere decir que Lai pertenece al estilo del artista frío y reservado. “Es importante permanecer en estrecho contacto con la sociedad que te rodea”, dice. Aunque admite que un artista debe ser capaz de retroceder para observar y tomar decisiones desde una perspectiva más amplia.

Lejos de ser antisocial, Lai es un activo promotor de sus propias obras. El dice que resulta inevitable que un artista se involucre en el lado comercial, y por ende, debe estar siempre al tanto del valor del mercado. Sin embargo, los artistas deben evitar obsesionarse con el aspecto comercial de hacer sus obras de acuerdo a los caprichos del mercado.

En otras palabras, un artista sufrirá una seria crisis personal si vende su alma al mercado.

En cuanto a las características del mercado en Taiwan, Lai indica que el Gobierno de la República de China continúa promoviendo la apreciación del arte en la sociedad. El insta a las galerías de arte locales a hacer lo mismo adoptando un poco más de enfoque educativo hacia sus visitantes, junto a sus funciones comerciales.

Una gran parte de la campaña gubernamental para popularizar la apreciación artística se concentra en buscar los orígenes, o hacer hincapié en la cultura tradicional. Si bien Lai reconoce los méritos de este enfoque, él enfatiza que la atención del público también debe ser dirigida hacia el arte moderno.

En cuanto al escenario artístico urbano, Lai sugiere que las modernas ciudades de concreto y acero no están desprovistas de sensación romántica. De hecho, algunas de sus creaciones artísticas tienen un sentimiento romántico hacia ellas. Esas esculturas parecen expresar un anhelo, una búsqueda solitaria por un compañero del alma en medio de la locura metropolitana.

Lai puede apreciar este sentimiento al ser una persona sencilla.

Traducido por Luis M. Chong L. de The Free China Journal

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