03/05/2024

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Pingpu: los primeros habitantes de Taiwan

06/09/1997

Cuando el nombre de una amplia avenida frente al Palacio Presidencial de Taipei cambió de nombre a Bulevar Ketagalán, muchas personas se rascaron la cabeza confundidos.

¿Quién o qué era "ketagalán"?, se preguntaron muchos ciudadanos.

Al explicar el nombre con extraña pronunciación, el Gobierno Municipal de Taipei indicó que ketagalán era el nombre de una tribu de aborígenes que los antropólogos consideran que fueron los primeros habitantes del norte de Taiwan. A pesar de eso, la mayoría de los ciudadanos desconocen totalmente al antiguo pueblo que habitó por primera vez el área de sus hogares.

¿Dónde vivieron exactamente los ketagalanes? ¿Cómo era su cultura y si han sobrevivido rastros de ella a través de los milenios?

Según los registros arqueológicos, los ketagalanes fueron una de las 10 tribus que integraban los pingpu o "aborígenes que viven en las planicies" que habitaron Taiwan hace miles de años. Antes de la gran oleada migratoria de los chinos han hace unos 400 años, los ketagalanes ocuparon una vasta área de la parte norte de la isla. Su dominio alcanzó Keelung en el norte y Taoyuan al sur.

"Es un hecho que los ketagalanes fueron las primeras personas que habitaron el norte de Taiwan en general, y la cuenca de Taipei en particular", dice Chiang Yu-lin, miembro del Comité para Asuntos de los Taiwaneses Nativos del Gobierno Municipal. "Esa es la razón de por qué escogimos el nombre de la tribu para el nuevo nombre de la calle".

A inicios de la dinastía Ching (1644-1911), los inmigrantes chinos han llegados de China continental comenzaron a establecer granjas en áreas donde vivían los ketagalanes y otros aborígenes pingpu. Gradualmente, los colonizadores forzaron a los indígenas a moverse hacia el interior de las montañas.

Generaciones más tarde, durante la ocupación japonesa de Taiwan (1895-1945), los antropólogos japoneses se refirieron a las tribus desplazadas como "gente de la montaña". Gradualmente, los aborígenes que siguieron viviendo en las planicies fueron asimilados en la sociedad china han a través de los matrimonios mixtos.

Durante sus investigaciones en la isla, el antropólogo japonés del siglo XIX, Ino Yoshinori, llegó a la conclusión de que los aborígenes que vivían en las planicies de Taiwan incluían varias tribus diferentes, cada una con su propia cultura. El clasificó a las poblaciones pingpu en 10 tribus separadas, siendo los ketagalanes una de ellas. Las otras nueve tribus de las planicies -los luilang, kavalan, taokas, pazeh, papora, babuza, hoanya, siraya y sao- estaban distribuidos por toda la isla.

Los pueblos pingpu dejaron de existir como un grupo étnico aparte debido a la asimilación de la cultura han en los últimos cuatro siglos. Así, cuando se mencionan los pueblos indígenas de Taiwan hoy día, generalmente se hace una mención colectiva de las tribus aborígenes que habitan en las montañas.

A pesar de ser nueve tribus -los saisiyat, atayal, ami, bunun, tsou, puyuma, rukai, paiwan y yami- los aborígenes que habitan en las montañas han podido preservar sus identidades culturales al resistir la asimilación.

En los últimos años, la sociedad de Taiwan ha experimentado un renacimiento de la apreciación cultural. Parte de ésto ha incluido una creciente conciencia por la cultura aborigen.

Hoy, cada vez hay más investigadores que examinan los documentos históricos y entrevistan a aborígenes ancianos, tratando de descubrir pistas de lo que era la vida en los primeros días de las tribus pingpu. Un instituto privado conocido como Medios Folklóricos de Formosa, ha sido creado para promover los estudios sobre las tribus originales que habitaban las planicies.

"La caza y la pesca eran las actividades de importancia central para el bienestar de los pueblos pingpu", dice Liu Huan-yueh, investigador del instituto. "En los primeros días, había abundantes venados y otras especies de animales en la isla para ser cazados por los miembros de la tribu".

Con el tiempo, los aborígenes pingpu fueron adoptando la agricultura como forma de producción alimenticia. Ellos cultivaban principalmente tubérculos tales como el taro y el camote o batata.

"Las tribus originales eran bastante auto-suficientes. Ellos no conocían acerca del comercio", dice Liu.

Pero en el siglo XVII, los colonos holandeses, españoles y chinos han llegaron a Taiwan y unos tras otros invadieron los lugares de pesca, sitios de caza y tierras de cultivo de los pingpu. Para sobrevivir, los aborígenes de las planicies no tuvieron otra alternativa que comenzar a comercializar bienes con los recién llegados.

Los antropólogos han deducido que la dieta pingpu incluía comidas cocidas y alimentos encurtidos. Algunas veces la comida era tratada con sal e ingerida cruda.

Los pueblos pingpu también gustaban de fumar, masticar nueces de areca y consumir bebidas alcohólicas. "El vino era más que una necesidad para sus ritos religiosos. Se le consideraba como un artículo importante para las fiestas y recibir a los huéspedes", indica Liu.

El vestido tradicional pingpu estaba compuesto de una camisa corta y una falda que era amarrada alrededor de la cintura con un cinto de tela. Las mujeres de la tribu envolvían pedazos de tela alrededor de sus pantorrillas como adorno. Otros ornamentos corporales eran las flores, aretes y collares hechos con cuentas de ágata y conchas en espiral.

La inmigración han resultó en una fuerte influencia sobre la vestimenta pingpu por el estilo de ropa popular en Kwangtung durante esa época. La mayoría de los colonos venían de esta provincia de China continental.

La típica casa pingpu era construida sobre pilotes, con una base de piedra y madera. "Era un tipo de arquitectura similar al ampliamente usado por los pueblos nativos de las islas del Pacífico Sur en nuestros días", observa Liu.

En una aldea pingpu, había una torre de vigía, una casa para almacenar los granos y una sala de reunión donde los miembros de la tribu se reunían para discutir asuntos importantes. En cuanto a sus necesidades de transporte, los primeros habitantes de Taiwan dependían de carretas tiradas por bueyes, balsas de bambú y canoas de madera.

Los aborígenes pingpu adoraban la naturaleza, los espíritus y los antepasados. "Ellos celebraban ceremonias rituales en sus campos para pedir una buena cosecha a los dioses. El rendir tributo a los antepasados era otro aspecto muy importante en ellos", dice Liu.

Muchas canciones pingpu estaban asociadas con el culto a los antepasados. En su mayoría, los cantos narraban los hechos heroicos de sus antepasados, quienes defendieron a los aldeanos durante los ataques de las fuerzas invasoras. Algunos cantos advertían a los jóvenes pingpu de las terribles consecuencias que les esperaban si no practicaban la piedad filial.

Pero los antropólogos de hoy observan que la cultura pingpu tradicional ha sido diluida al punto de ser extinguida. Esto ha sido resultado tanto de la introducción del cristianismo en Taiwan por los misioneros occidentales como por la asimilación de la cultura pingpu con la de los inmigrantes chinos han.

Según los antropólogos, la religión pingpu no enfoca en el uso de ídolos elaborados como objetos de culto. En vez, los primeros habitantes sencillamente tenían un sencillo "pote ritual".

"Ellos creían que las almas de sus antepasados residían en los potes", señala Liu.

Cuando la cultura china han se convirtió en una poderosa fuerza en Taiwan, la gente pingpu se adaptó trasladando sus tradicionales ritos religiosos en el exterior hacia sus hogares para conservarlos. Algunos ocultaron su religión incorporándola en el culto a los dioses venerados por los chinos han.

"Ese es el porqué muchos de los templos pingpu se parecen tanto a los templos han", observa Liu.

En la sociedad pingpu, las mujeres se responsabilizaban del trabajo en el campo. Ellas también se encargaban de tejer. Al mismo tiempo, los hombres cazaban para obtener alimentos y debían defender las aldeas en caso de que fuesen atacadas.

Un aspecto interesante de la cultura pingpu es que generalmente la hija mayor de una familia era la heredera. De esta manera, se exigía que su marido viviese con ella y adoptase el nombre de su familia.

Por otro lado, las hijas más jóvenes no estaban obligadas a seguir este sistema de matrimonio. De acuerdo con las costumbres tradicionales pingpu, después de casarse, ellas vivían con las familias de sus maridos.

Traducción de Luis M. Chong de The Free China Journal

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