05/05/2024

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El encanto rústico de la alfarería de Miaoli

26/09/1997

La combinación de un horno de alfarero y un jardín botánico sería considerada por muchos como un concepto antiguo. Pero para cierta pareja de Taiwan, representó el matrimonio perfecto del arte, la naturaleza y su amor.

Chen Wen-hui, legislador de la República de China y entusiasta de la naturaleza, y Chen Yu-hsiu, su esposa dedicada a la alfarería, unieron sus intereses y establecieron el Horno de la Alfarería Hwa Tao. Su finca montañosa está localizada en el norteño distrito de Miaoli, rico en barro. Esta es una área paisajística que tiene una historia centenaria como centro de la alfarería china.

El horno de trece años de antigüedad incluye tres estufas interconectadas para la cocción de la cerámica.

Cada una de las estufas de ladrillos tiene un ancho de un metro, un largo de 2 y una altura de 1,5 metros. El horno de enfrente colinda con un fogón para generar el calor; y el compartimiento de ventilación, que tiene una chimenea, está añadido al horno posterior.

Además del impresionante horno, el centro Hwa Tao también incluye un taller para artesanos y uno para visitantes, un restaurante que sirve platillos taiwaneses tradicionales y una tienda de regalos que vende artesanías locales.

Un paseo por los terrenos que rodean el edificio del horno ofrece agradables vistas a un estanque con nenúfares y un paisaje salpicado con cerezos en flor y flores amarillas silvestres. Detrás del jardín al estilo chino hay un arboreto de cinco hectáreas ubicado en la ladera. Este contiene cientos de especies vegetales.

"Hay cuatro facetas en una visita al Horno de la Alfarería Hwa Tao: el horno mismo, la cerámica hecha allí, hermosas flores en el jardín y el hermoso paisaje de la montaña", dijo Chen. Además de diseñar el centro, también ayuda a operarlo junto con su esposa, los otros miembros fundadores, y profesionales especialmente contratados.

Según el director del centro Hwa Tao, Liu Fu-lin, la propiedad no fue abierta al público sino hasta 1991. Hoy, la gente que visita el lugar adquiere un conocimiento completo acerca del arte de fabricar cerámica china.

Para los residentes locales, el edificio sobre la montaña es conocido como "el horno de ojos". Ese sobrenombre hace referencia a que desde lejos, las puertas en arco de las paredes externas del edificio parecen ojos.

Para lograr el estándar de calidad requerido en el centro, los ceramistas de Hwa Tao han determinado que sus floreros, moldes, tazones, macetas y juegos de té sean cocidos a 1.250°C durante siete días seguidos. Dado que cada horno tiene una intensidad de calor diferente, se debe elaborar un intrincado horario para la cocción de las diversas piezas.

"Con frecuencia se le toma al personal toda una semana para discutir cómo y dónde será puesto cada objeto, dijo Liu.

Las temperaturas de los hornos que funcionan con leña también tienen que ser supervisadas cuidadosamente. Esto es necesario con el fin de obtener un vidriado natural, marcas del fuego y trazos de cenizas que dan a la cerámica Hwa Tao su encanto rústico.

"Añadimos ocho trozos de leña cada 10 minutos, sin parar, durante siete días y noches", señaló Lin. "Aunque usamos tecnología moderna para vigilar cuidadosamente la temperatura, aún es necesario un fogonero experimentado que tenga buen ojo para el color del fuego y sepa cuando echar más madera".

Liu dijo que la leña de Hwa Tao viene exclusivamente de árboles de acacia de Taiwan. Es apropiada para hornos porque tiene una larga combustión y genera un alto nivel de calor.

Después de que termina el proceso de cocción, se necesita esperar otros diez días para dejar que el horno se enfríe. Según los alfareros del centro Hwa Tao, la apertura del horno es como un momento sagrado.

El momento en que la cerámica que ya ha pasado por la cocción es retirada es siempre uno de asombro. Algunos de los objetos salen más bellos de lo esperado mientras que otros son una desilusión. No importa cuales sean los resultados, cada objeto brinda a los artistas nuevos conocimientos para madurar, añadieron.

Dado el difícil y largo proceso de cocción de la alfarería, el horno es operado cuatro o cinco veces al año.

Quizás no hay nadie que conozca mejor la complejidad de la fabricación de cerámica que Chen Sheng-tang y Chen Chang-pi, dos maestros de la alfarería de Hwa Tao. Los septuagenarios artistas empezaron a trabajar en la cerámica cuando eran adolescentes. Mientras que el primero se especializa en el uso del torno de alfarero, el segundo da forma a sus piezas con sus manos.

Después de poner una masa de arcilla húmeda sobre el torno, el artista mueve sus dedos con destreza para formar un florero o una vasija perfectamente proporcionada. Como por magia, la arcilla es transformada en una obra de arte en menos de un minuto.

Una técnica favorita del otro maestro ceramista es crear un gran florero empalmando largas tiras de arcilla en un espiral. A medida que el florero toma forma, él presiona firmemente contra la parte externa de la estructura con la palma de su mano, dándole solidez. Con el índice de la mano opuesta, hábilmente aprieta los rollos de arcilla, ubicándolos en su sitio.

A lo largo de este proceso, él se mueve alrededor de la pieza para formar el espiral. "En vez de que haya un disco girando, en realidad el que da vueltas soy yo", dijo.

Para crear un enorme florero de esta manera, la clave es empezar con una base sólida. De lo contrario, no será posible construir el espiral demasiado alto, explicó el experto en alfarería. Con la ayuda de su esposa e hijo, puede producir hasta cien floreros grandes o 350 pequeños durante un día de trabajo de ocho horas, agregó.

El ceramista aconseja a los turistas que no se pierdan de tres cosas importantes cuando visiten el horno Hwa Tao. "Se debe visitar el taller de alfarería porque brinda la oportunidad de divertirse y de ser creativo. También, cada visitante debe probar el atole de arroz tradicional que se sirve en la cocina. Finalmente, debe tomarse el tiempo de ir a un sitio silencioso y umbrío en donde pueda meditar y descansar", indicó.

Hay muchos lugares acogedores para un momento de reposo en el extenso jardín, cuyo diseño arquitectónico simboliza los tres poderes gobernantes en la historia de Taiwan.

Las paredes de las casas de labranza en la finca fueron construidas con el método de empalmar ladrillos utilizado por los holandeses, quienes ocuparon la isla en el siglo XVII. Los techos de las viviendas tienen tejas negras, algo típico del estilo de la arquitectura de Japón durante la ocupación japonesa en Taiwan (1895-1945). La puertas dobles de madera imitan el estilo de la cultura han china.

Muchas de las especies de plantas en las laderas del arboreto son endémicas de Taiwan.

Según una guía del centro, la exuberancia de la flora de Taiwan es un producto de las poderosas fuerzas que dieron forma a las montañas de la isla hace millones de años. Taiwan tiene unos 220 picos que se elevan a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, resultando en una rica gama de dramáticos cambios en la temperatura. Los tipos de plantas varían desde los que crecen en las cimas de las montañas hasta los que crecen en las profundas quebradas, explicó.

Una gran migración de plantas ocurrió durante la Edad de Hielo. El clima frío forzó a ciertas especies en las áreas del norte del planeta a reubicarse en el sur.

Cuando el nivel del mar subió durante un período interglacial, algunas especies de plantas sobrevivieron adaptándose a los fuertes vientos y estériles tierras de las escarpadas montañas. Todo ésto ayuda a explicar por qué Taiwan tiene especies de plantas que datan de hace millones de años, explicó la guía.

La imponente belleza del ambiente natural de Taiwan es una de las cosas más intrigantes de vivir en la isla, añadió.

Los visitantes pueden ver un buen ejemplo de ello cuando pasan enfrente del portón después de una larga gira por el horno Hwa Tao. La vista muestra el atardecer convertirse en un resplandor en la distante cordillera.

Traducido por María Francisca González de The Free China Journal

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