04/05/2024

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Pintor de Taiwan aprende a beber de la fuente de inspiración de su hogar nativo

06/12/1997

Una visita a Europa ayudó a un pintor de Taiwan a resolver una de las grandes perplejidades de la creación artística.

Durante la última década, Chen Cheng-hung ha buscado la respuesta a una profunda pregunta: ¿Cuál es la fuente pura de la inspiración artística? El año pasado, él encontró una respuesta sorprendentemente sencilla durante una peregrinación a seis países europeos.

Participando en un viaje en grupo por sitios históricos en Dinamarca, Suecia, Noruega, los Países Bajos, Francia y España, Chen visitó 24 museos. Pero lo que más despertó sus sensibilidades artísticas fueron las excursiones a las ciudades natales de famosos pintores como Picasso, Van Gogh y Millet.

"Un artista no es él mismo al menos que se inspire en la tierra donde nació", dice Chen, explicando la gran verdad sencilla que aprendió en esas localidades.

Chen visitó los bosques de Fontainebleau en el norte de Francia. Caminó por los campos de Provenza y rindió tributo ante la tumba de Jean François Millet, el renombrado pintor de la vida campestre y los paisajes bucólicos.

Estando en Arles, Chen pudo sentir el encanto idílico que inspiró el arte de Vincent van Gogh. Al igual que Picasso, Chen se paró frente al masivo paisaje español.

A través de esas experiencias ilustradoras, Chen se percató que los estilos de los grandes artistas están espiritualmente relacionados con sus tierras natales. "Sin el escarpado yermo de las planicies españolas, no hubieran existido los atrevidos trazos de Picasso", dice.

El descubrimiento inspiró a Chen a mirar hacia adentro y enfocar su arte en su nativo Taiwan. La mayoría de sus obras están basadas en escenas de cuando él creció en el campo. "Presento mis obras en la tenue luz de la memoria", explica Chen.

El hecho de que su búsqueda personal tomó largo tiempo durante la brecha de cinco años entre la última exhibición personal de Chen -"Navegando en el mundo interno", en 1992- y la más reciente. "El reto de formar un estilo", su cuarta exhibición personal, fue presentada hace unos meses en la Galería de Arte Apollo, en Taipei.

Nacido en 1942 en el distrito rural de Chiayi, Chen dejó el campo para proseguir la educación universitaria. El se graduó del Colegio Nacional de Maestros de Taipei y el Colegio Nacional de Artes de Taiwan. Con sus diplomas en mano, él retornó a su pueblo natal y aceptó un trabajo enseñando arte en una escuela secundaria.

Mientras se concentraba en sus responsabilidades docentes, Chen nunca abandonó su primer amor: la pintura.

En 1991, el artista nativo recibió el premio Copa Dorada de la Asociación de Artistas Pintores de la República de China. Chen también fue honrado con invitaciones para participar en programas de intercambio cultural locales e internacionales. Entre ellos se encuentran la Exhibición Nacional de Bellas Artes, la Exhi-bición Provincial de Arte de Taiwan, la Exhibición de Arte del Sur de Taiwan, la Exhibición de Intercambio Sino-japonés, y la Exhibición de Intercambio de Asia.

Las obras de Chen han sido exhibidas en el Museo de Bellas Artes de Taipei (TFAM, siglas en inglés) y la Galería Nacional de Arte Chung Cheng de Taipei. Por otro lado, el TFAM, el Museo de Bellas Artes de Kaohsiung y el Museo Provincial de Taiwan tienen obras suyas en sus colecciones. En 1993, Sotheby's pusó en subasta su pintura "Callejón Negro".

El descubrimiento de esa profunda verdad artística por Chen en Europa le ayudó a enfrentarse exitosamente al reto de cultivar un estilo personal. De allí que adoptó el nombre tan singular para su exhibición en Apollo.

Lo interesante es que los viajes que hizo Chen a Europa en 1996 y al Japón tres años antes, hicieron que volviera con un entendimiento claro de que la sociedad de Taiwan es la profunda fuente de inspiración artística que él siempre quiso. Y este renovado aprecio por su niñez y tierra natal hizo madurar su arte y lo volvió universal en alcance.

Aunque ha experimentado con otros estilos representativos, jugando ocasionalmente con lo abstracto y las figuras geométricas, Chen crea la mayoría de sus pinturas desde una perspectiva del realismo.

Chen admite sin disimular su preferencia por el realismo, por encima de lo abstracto o lo puramente estético. "Dejad que los otros pinten lo que ellos creen que es hermoso. En cuanto a mí, solamente busco recrear lo que me ha tocado profundamente", dice el artista.

"El reto de formar un estilo" presentó 36 pinturas al óleo de Chen. La muestra incluyó retratos, paisajes y bodegones.

Aunque las pinturas de Chen con temas de Taiwan generalmente atraen la atención de la mayoría de los críticos de arte, sus paisajes europeos y japoneses ofrecen un buen equilibrio. Los paisajes muestran escenas de sus viajes al exterior, desde la Catedral de Notre Dame en París al Canal de Amsterdam y un volcán en Japón.

Los brillantes colores y suaves trazos de los paisajes de Chen transmiten una sensación de alegría. Ejemplos de las obras en la muestra incluyen su serie de pinturas sobre las montañas de Japón y dos paisajes de Tamsui, Una tarde en Tamsui y Quinta con un cobertizo de calabazas lufa.

Pero tal vez las obras más poderosas son aquéllas que captan el espíritu de la sociedad de Taiwan en general y el distrito rural de Chiayi en particular. En esas pinturas, el artista nativo revela tanto su obsesión con el pasado como la compasión por el hombre común.

"Mi cosa favorita es pintar retratos de personas", dice Chen. Las ingenuas expresiones faciales y rudas formas físicas del folclor rural de sus obras de Taiwan sugieren el realismo de Daumier, Courbet y la Escuela de Barbizón.

Su ojo de artista fue particularmente cautivado por las figuras solitarias y desesperantes. "Solía vivir y trabajar en el campo. De modo que recuerdo que habían muchas personas necesitadas que no sabían a dónde acudir para encontrar ayuda", dice el artista.

Ejemplos de las obras que siguen el tema de la desesperación incluyen la niña solitaria en En un viaje, la figura solitaria observando el atardecer en Mirando hacia casa, la persona que deambula en Valentía, el melancólico Viejo hombre, y el desamparado Hermano A- gan.

La sensación de melancolía en sus retratos de la gente de campo es lograda mediante el uso de tonos oscuros y sombríos por parte del artista.

Chen dice que siente una fuerte empatía para las personas en esas pinturas. "Hubo tiempos en mi vida que yo también me sentí muy preocupado", indica.

Incluso sus dos retratos de madres con sus hijos despiertan una sensación de patetismo entre el público. En cada pintura, los dos sujetos se aferran entre sí como si fueran los únicos habitantes que han quedado en el planeta.

Al igual que otros países en desarrollo, la sociedad de Taiwan ha experimentado los dolores del crecimiento durante su período de industrialización. Hordas de jóvenes abandonaron las áreas rurales para buscar mejores oportunidades económicas en las ciudades. Como resultado, muchas personas de edad avanzada quedaron abandonadas.

La figura en la obra En un viaje simboliza a muchas de las jóvenes del campo que dejan sus hogares para trabajar en las fábricas de las ciudades.

"Tengo un sentimiento especial para los retratos de deambuladores de Chen. Ellos son la evidencia más sobresaliente de las preocupaciones humanitarias del artista", dice Wang Jer-hsiung, profesor de Bellas Artes de la Universidad Nacional Normal de Taiwan.

Aparte de los retratos y paisajes, los bodegones de Chen también han sido aclamados. La mayoría de ellos muestran objetos de uso diario durante su juventud. Por ejemplo, Herramientas de mi Padre recuerda la ocupación de joyero que tenía su padre. El sombrero de bambú en Un descanso en la tarde, y la pieza de cerámica en Jarrón antiguo también son recuerdos de la infancia del pintor.

Entre los bodegones, Chen dice que su favorito es Pequeña lámpara. El incluso ha pintado dos versiones del mismo objeto.

Chen recuerda que cuando era niño, su padre usaba una lámpara de aceite para iluminar la mesa durante la cena familiar. Aún cuando la lámpara de aceite fue posteriormente reemplazada por la electricidad, el pintor todavía se acuerda de ella profundamente.

"Para mí, esta lámpara representa la desaparición de la sociedad agraria de Taiwan", dice Chen.

Flores secas, otros de los sujetos de los bodegones de Chen, también reflejan su fuerte sentimiento de nostalgia. En uno de esos cuadros, el artista muestra flores secas junto a un caracol para simbolizar lo que él denomina como "rastros de la vida".

Otras obras en la exhibición pueden ser clasificadas a la ligera como pinturas de fantasía. Ellas contienen imágenes abstractas en un tono clave de azul brillante, algo que no existía en los períodos anteriores de la carrera de Chen.

De hecho, Chen parece estar apartándose cada vez más de los tonos sombríos tan predominantes en sus pinturas sobre escenas de su niñez. "He comenzado a sentir el regocijo de experimentar con colores brillantes, mis "herramientas" recién descubiertas", dice.

Apartándose de su predilección general al realismo, algunas obras de Chen constituyen explícitos experimentos con imágenes geométricas. Las figuras humanas en Madre e hijo, El vagabundo, y Las edades muestran que Chen ha jugado en ciertos momentos con lo abstracto.

A pesar de tales desviaciones, hay muchas pinturas cautivadoras en donde el artista demuestra un sofisticado talento para manipular los tonos planos para proyectar una sensación de calma. Calle nocturna y En un camino del campo, que muestran imágenes del Taiwan rural son dos ejemplos de tales obras.

Traducido por Luis M. Chong L. de The Free China Journal

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