29/04/2024

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Leyendas mantienen a los yami en contacto con sus tradiciones

16/12/1997

La Isla de las Orquídeas, ubicada a 44 millas náuticas de la costa sudeste de Taiwan, es el hogar de la tribu aborigen yami. Muchas de las antiguas tradiciones de la tribu enfocan en el mar y su abundancia. La pesca es esencial para la economía del grupo, y los hombres yami son famosos por su habilidad para construir canoas bellamente decoradas. El mar también es la fuente del antiguo mito de la creación y muchas otras leyendas que han sido pasadas de generación en generación. En el siguiente artículo, Chen Chao-ming, profesor de la Universidad Nacional Chengchi, analiza cómo los cuentos didácticos representan un recuerdo colectivo de la tribu y ayudan a los padres yami a cultivar en sus hijos el respeto hacia los mayores, la naturaleza y la vida espiritual.

Hace mucho tiempo, una gran inundación cubrió la Tierra, tragándose a la gente y arrastrando sus tierras.

Sólo las cimas de tres montañas surgieron de la vasta superficie de agua. Siete personas sobrevivieron en estas cimas para anticipar el tiempo en que las aguas bajarían.

Contrario a lo que parezca, este no es el guión de la película de Hollywood, Waterworld. Es un mito sobre la creación que fue pasado oralmente entre las generaciones de la tribu aborigen yami.

Durante siglos, los yami han habitado en la Isla de las Orquídeas, una isla remota en la costa sudeste de Taiwan. En el folclor yami, la leyenda de la inundación representa el origen de la tribu y sus antepasados.

Dado que su hogar está rodeado de mares, es natural que los yami hagan del agua la esencia de su mito de la creación.

Los yami conservaron su mito sobre la creación y otras leyendas tribales mediante la comunicación oral de una generación a la otra. Las coloridas leyendas unen a la tribu, representando un registro comunal apreciado tanto por los jóvenes como por los viejos.

William Righter, conferenciante de la Universidad de Warwick, explicó que la función de dichos mitos es crear una base sólida sobre la cual la sociedad se pueda sostener.

Los mitos benefician a las personas de fuera sirviendo como fascinantes ventanas por medio de las cuales los viajeros culturales pueden aprender sobre las sociedades diferentes a las suyas. El experto en mitos Peter Calvocoressi elaboró sobre este punto: "Todas las sociedades descansan sobre mitos. Para justificar un punto de vista de una sociedad en particular, es necesario identificar sus mitos básicos y reflexionar sobre su impacto en las generaciones actuales", dijo.

Quizás la persona mejor versada en el folclor yami es un miembro de la tribu de 51 años de edad cuyo nombre en mandarín es Chou Chung-chi. (Entre su tribu es conocido por su nombre yami: Siyapenjipeaya).

Además de ser conocido por sus esculturas yami, Chou también ha escrito muchas historias acerca de los dioses idolatrados por la tribu y los demonios temidos por ésta. El creció escuchando estos cuentos de sus padres y de los ancianos de la tribu.

Juntas, las historias en el libro de Chou representan la memoria colectiva de su grupo. Poniéndolos en forma escrita ayuda a prevenir que la cultura tradicional yami sea erosionada por la modernización y las influencias de los chinos han y las culturas occidentales.

El libro de Chou, El yami que pescó un chanclo utiliza lenguaje sencillo para expresar las virtudes de la simplicidad y apertura que están profundamente enraizadas en la cultura del pueblo yami.

Una de las historias más populares del libro es conocida como Las hadas que descienden. Ocurre hace muchísimo tiempo, cuando el agua empezó a bajar en la Isla de las Orquídeas.

Entre los siete famosos sobrevivientes, había dos hermanos que vivían en una pobreza extrema, luchando cada día para encontrar comida. Sintiendo lástima hacia su indigencia, el Ser Supremo del Cielo ordenó que dos hadas hermanas descendieran a la Tierra para ayudar a los hermanos a tener hogares felices.

Un día después de retornar de sus viajes inútiles, los hermanos se encontraron con el par de bellezas mágicas. Las hadas iluminadas prontamente anunciaron que habían bajado del cielo para casarse con los dos mortales. Los hermanos quedaron impresionados por este ejemplo de gracia divina. "Somos feos y ordinarios. ¿Cómo podemos casarnos con ustedes?", preguntó incrédulo el hermano mayor. Al escuchar estas palabras, las angelicales hermanas levantaron sus varitas mágicas y transformaron a los harapientos hermanos en caballeros bien parecidos.

Pero la paradisíaca historia dio un giro en este punto. Desobedeciendo las instrucciones de su divino padre, la hermana mayor no se casó con el hermano mayor, sino que se convirtió en esposa del menor. Furiosa por este hecho, la otra hermana retornó al cielo.

Durante un tiempo, la angelical esposa y el mortal vivieron felices y tuvieron dos hijos. Pero el esposo estaba constantemente perplejo de ver que siempre había platillos suntuosos en la mesa, incluso cuando ninguno de los dos cultivaba el campo ni iba de pesca.

Luego, un día, en contra de las advertencias de su esposa, a escondidas fue al patio para ver cómo ella preparaba los alimentos. Para su sorpresa, vio un gran número de víboras, gatos y murciélagos convertidos en cocineros. Las horripilantes criaturas estaban muy ocupadas preparando el banquete del día. Asqueado por la escena infernal, el hombre ahuyentó a las bestias.

Cuando más trade la esposa descubrió que no había ni comida ni sirvientes, regañó fuertemente a su esposo por desobedecerla. Temiendo su ira, el hombre no dijo nada. Pero cuando ella le ordenó que fuera a traerle sopa, el hombre deliberadamente dejó caer el tazón al lado de ella.

Furiosa, agarró a uno de sus hijos y voló de nuevo al cielo. De allí en adelante, el marido tuvo que cuidar del hijo que le quedaba y vivir trabajando como un pobre campesino.

Las leyendas ayudan a comprender el funcionamiento de la sociedad que representan. De esta manera, Las hadas que descienden es un cuento didáctico que trata sobre aspectos de la vida cotidiana en un hogar yami.

Las mujeres de la tribu yami desempeñan un papel más autoritario de lo que las personas de fuera puedan imaginar. Aunque la estructura de la familia yami es esencialmente patriarcal, la influencia femenina nunca desaparece. De hecho, en algunas situaciones la mujer es más fuerte que el hombre.

Los turistas que visitan la Isla de las Orquídeas obtienen un entendimiento superficial de la cultura yami a través de lo que ven y escuchan. Pero aprendiendo a apreciar el folclor de la tribu brinda una alegría más profunda. Es como beber la esencia de la cultura.

Viviendo en una isla subdesarrollada, los padres yami sienten una fuerte responsabilidad para enseñar personalmente a sus hijos las lecciones que fortalecen la mente y el cuerpo. Los padres y los ancianos de la tribu se encargan de vigilar que los jóvenes cultiven un profundo respeto hacia la vida espiritual.

Los mitos folclóricos juegan un papel significativo en este proceso educativo. Muchas leyendas tradicionales yami han sido creadas en torno a la lucha entre el hombre y la naturaleza, lo mundano y lo divino.

En las historias didácticas, la naturaleza a veces es reflejada como una poderosa amenaza que se extiende sobre la humanidad. Otras describen al hombre mismo como innatamente malvado. En el epígrafe de El yami que pescó un chanclo, Chou escribe: "La mano es la encarnación del demonio".

Con frecuencia, las tres fuerzas antagónicas del hombre, la naturaleza y lo demoniáco, son combinadas en una misma leyenda yami. Un ejemplo de ello es La batalla entre el hombre y el demonio, que cuenta cómo el pueblo yami lucha constantemente contra los demonios para poder realizar su pesca. Los ancianos de la tribu usan la historia para enseñar a los jóvenes a aceptar su destino.

Además de enfrentar el conflicto entre el bien y el mal, las leyendas tradicionales también enseñan lecciones de moral que condenan la avaricia, la pereza y la glotonería y elogian la diligencia, honestidad y simplicidad. La siguiente historia folclórica yami sobre la avaricia es un ejemplo.

En días de antaño, vivió un aborigen rico de mediana edad que tenía muchos sobrinos pero que no tenía hijos. Sus avaros sobrinos elaboraron un plan para robarle su propiedad. Un día, invitaron a su tío a ir a una isla pequeña para recoger nueces. Después de llegar, los sobrinos confinaron al hombre en una área remota y navegaron de regreso a la Isla de las Orquídeas.

Encarando un destino tan triste, el tío se sintió abatido y asustado en la isla deshabitada. Pero el cielo no lo había abandonado. Cuando se durmió, el Ser Supremo lo llevó de regreso a la Isla de las Orquídeas, tan rápido fue que llegó antes que sus apresurados sobrinos.

El envalentonado tío se armó con cuchillos y flechas y esperó en la playa hasta que sus sobrinos regresaran. Asombrados por la emboscada, los sobrinos pidieron merced y prometieron entregar parte de sus propias pertenencias.

La historia de los avaros sobrinos es un popular cuento que los padres yami usan para enseñar a sus hijos las lecciones de buena ética y estricta disciplina.

Traducción de María Francisca González de The Free China Journal

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