Taiwan Today

El artista de Taiwan, Lin Liang-tsai, tiene una voluntad de hierro. Ello corresponde con el hecho de que sus obras escultóricas están creadas con el porfiado metal.

Lin, que es sordo, se ha enfrentado a muchas dificultades en la vida. Y no puede sino reflejar ésto en su arte.

Sus esculturas parecen formas de vida rotas en fragmentos, cosas que estaban enteras antes y han caído en un estado de ruina parcial. Pero, ellas imparten la sensación de que uno puede resistir cualquier situación si la voluntad es fuerte.

Esta lucha por sobrevivir las privaciones de la vida ha sido el tema dominante en una reciente exhibición de obras de Lin, celebrada en una galería de arte privada en la ciudad de Taipei.

Titulada Arias de la Vida, la muestra presentó más de 30 creaciones impresionantemente honestas del artista atrevido y resistente. Esas obras escultóricas, hechas con hojas de hierro, muestran torsos humanos fragmentados, perfiles angulares de caras, manos angustiadas y frágiles piernas deformadas.

Nacido en 1947 en Changhua, situado en el centro de Taiwan, Lin inició su carrera artística en la pintura, en vez de la escultura. Se graduó del Departamento de Bellas Artes de la Academia Nacional de Artes de Taiwan en 1972. A pesar de su defecto de audición, él se mantuvo buscando un trabajo, al mismo tiempo que continuaba con su carrera artística.

A la edad de 36 años, el artista se enfrentó a una noche de infortunio potencialmente desalentadora. Más de 200 pinturas que había creado a través de los años fueron robadas de un solo golpe. Alguien con menos fortaleza se hubiera rendido ante la adversidad allí mismo.

Sin embargo, Lin recogió los retazos. A los 38 años de edad, él decidió viajar a Bélgica para continuar con sus estudios en la Real Academia de Artes en Bruselas. Su impedimento de audición hizo que fuera mucho más difícil estudiar en un país extranjero.

Pero, sus instintos creativos prevalecieron, ya que los seis años en Europa probaron ser fructíferos y altamente significativos para su desarrollo artístico.

Al inicio de sus estudios en la academia, Lin se cambió al departamento de escultura. El oportuno traslado pagó rápidamente. En el primer año de estar matriculado en el departamento, él llevó a cabo una exhibición individual en una galería en Bruselas.

El laborioso artista tuvo más exhibiciones posteriormente, ganando muchos premios, así como el respeto en los círculos artísticos de Bélgica. Muchas de sus obras han sido coleccionadas por la Real Academia de Artes y el Museo de Bellas Artes de Bruselas.

Lin retornó al país en 1990. Al año siguiente, fue invitado a celebrar una exhibición en el Museo de Arte de Taiwan, en Taipei. Esto colocó sus obras frente a los ojos del público local y su estilo único de escultura ha continuado ganando seguidores desde entonces.

Es muy probable que el impedimento de audición de Lin lo haya hecho más sensitivo a sus propias emociones. El es también capaz de hacer observaciones profundas sobre eventos que ocurren en el mundo alrededor suyo.

“El es un buen observador de la gente. Sus obras están inspiradas por la vida diaria”, dice Chu Ching-yi, representante de la galería de Taipei que patrocinó la reciente exhibición.

“El explora ambos, el mundo interno y el externo”, añade ella.

Además, Lin expande algunas veces el alcance de una obra para incluir perspectivas históricas. Esto resulta evidente en sus esculturas inspiradas por la poderosa sencillez de las estatuas budistas chinas.

El estilo artístico de Lin se inspira también en los grandes maestros, incluyendo al gran Rodín. “Al igual que Rodín, Lin reta las limitaciones y los conflictos del ego”, dice Chu.

También, las representaciones del cuerpo femenino por Lin han sido comparadas con aquéllas de Modigliani, ya que ambos escultores dependen de las formas alargadas.

“Existe cierta manipulación de las proporciones”, explica Chu.

Como para la mayoría de los escultores, el ser humano es el tema favorito de Lin. Uno de sus esfuerzos creativos más comentados es la serie de esculturas en alambre creadas en 1985. El soldó varillas de metal para describir las graciosas poses de bailarines actuando en el escenario.

Traición, creada en 1988, tiene un tema más sombrío. Esta obra escultórica muestra a una bailarina con su cabeza doblada al revés y su compañero de danza arrodillado en el suelo.

“Es una declaración dramática acerca del odio entre el hombre y la mujer, expresado admirablemente por Lin a través del uso de alambres y láminas de hierro”, comenta Chu.

Los críticos del arte señalan con frecuencia esas obras cuando resaltan que Lin es uno de los pocos escultores que integra elementos teatrales en su arte.

En el pasado, Lin se concentró principalmente en representaciones escultóricas del torso inferior y las piernas. “Sus obras raramente tenían caras”, señala Chu.

Pero la muestra de Taipei reveló que sus obras más recientes constituyen una rutura de lo tradicional. Muchas de sus obras muestran caras humanas rotas y angustiadas. Se parecen a máscaras de hierro del abatimiento.

Una obra particularmente cautivadora es la titulada Silencio. Esta cara deformada tiene una cavidad vacía donde debería estar la nariz. Los labios de la figura están atornillados en dolor. Los ojos se encuentran cerrados en absoluta incomodidad.

“La gente que la vea puede sentir fácilmente una profunda ansiedad”, dice Chu. “Parece que estuviera diciendo que hay demasiada amargura en la vida”.

Sin embargo, la esperanza nunca muere. Otra obra suya, Tranquilo, presenta una cara simétrica con una expresión desprovista de dolor. La escultura imparte una sensación de determinación y confianza.

También hay una variedad de obras de menor escala por el versátil escultor. Esas estatuillas representan otro escape hacia un nuevo territorio. Aunque ellas presentan objetos convencionales –torsos humanos y piernas– constituyen un experimento del artista conocido por sus grandes creaciones.

Embarazo, es una tierna representación de una futura madre. Otra de las obras de menor escala es Vista de la espalda de uno, donde las líneas delicadas son una metáfora del paso del tiempo.

Las estatuillas dan testimonio del entusiasmo casi infantil de Lin por retar el convencionalismo artístico. En vez, él es un escultor apasionado lleno de energía y creatividad desenfrenada.

¿Quién más puede hacer que el hierro sea tan expresivo?

Traducido por Luis M. Chong L. de The Free China Journal