07/05/2024

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Artista de Taiwan pinta santos chinos para evento en el Vaticano

16/02/1998
Artista de Taiwan pinta santos chinos para evento en el Vaticano

El cuadro del artista de Taiwan, Lee Chien-yi, muestra los 123 mártires de la sociedad china que serán canonizados por el Vaticano en una futura ceremonia. La obra de Lee representa la primera obra de un artista oriental que será depositada en la colección permanente de los Museos del Vaticano. La obra de arte fue comisionada por la Santa Sede para conmemorar la próxima ceremonia de canonización, que será celebrada en la plaza frente a la Basílica de San Pedro. (Fotos cortesía de Lee Chien-yi)

Artista de Taiwan pinta santos chinos para evento en el Vaticano

Para poder trabajar en su enorme obra, Lee tuvo que montar un andamio mecánico en una casa alquilada.

La pintura de un artista de Taiwan para conmemorar la próxima canonización de 123 personas religiosas chinas por el Vaticano está esperando el viaje a Roma para el especial evento.

La pintura, hecha por el artista Lee Chien-yi, fue comisionada especialmente por la Santa Sede para la canonización. A la vez, representa la primera obra de un pintor oriental destinada a la colección permanente de los Museos del Vaticano.

Durante cientos de años, se ha practicado el catolicismo en la sociedad china, muchas veces bajo el riesgo de la persecución. A pesar de eso, la Iglesia no ha canonizado hasta el momento a ningún mártir chino. Las 123 personas sleccionadas, incluyendo siete misioneros extranjeros, vivieron durante la dinastía Ching (1644-1911).

Durante ese período de la historia, no era común, o incluso era totalmente ilegal, expresar la creencia en la fe católica en la sociedad china. Las autoridades condenaban como traidores a los fieles del Papa y colaboradores de los extranjeros. Pero, a pesar de tal persecución, los 123 mártires mantuvieron su fe y predicaron el evangelio al público chino.

La ceremonia de canonización se realizará frente a la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. La pintura de Lee será colgada encima de la entrada de la iglesia para honrar la memoria de los santos chinos.

El papa Juan Pablo II sugirió primero que dicha pintura debía ser creada como un gesto de respeto para los santos. El expresó su deseo personal de que la obra de arte reflejara la sinceridad del esfuerzo religioso y la creencia en Dios de cada mártir.

En 1996, el Vaticano envió dos cardenales a Taiwan para seleccionar un artista para la pintura conmemorativa.

A través de una cuidadosa selección de varios candidatos, Lee fue el escogido. A mediados de sus cuarenta, Lee enseña pintura en la Universidad Católica Fu Jen y en el Colegio Nacional de Artes de Taiwan.

Lee es considerado un artista de retratos sobresaliente, y sus obras han sido extensivamente coleccionadas. Ha ganado muchos premios, incluyendo el Premio del Museo de Bellas Artes de Kyoto y el primer puesto en la categoría de pinturas al óleo en la exhibición de Bellas Artes de Taiwan.

Entre 1979 y 1996, Lee realizó unas 20 exhibiciones. Sin embargo, a pesar de tan vasta experiencia, él describe su cuadro para la canonización como su tarea más difícil como artista.

“Es un tremendo honor”, dice Lee. El señaló que habiendo tantos artistas occidentales famosos por sus retratos, la mayoría de ellos no han sido afortunados en poder trabajar para una pintura tan significativa.

Incluso más excepcional es el hecho de que Lee es el primer artista oriental que tendrá una pintura en la colección permanente de los Museos del Vaticano.

Lee fue comisionado para producir el cuadro de los santos chinos en marzo de 1996. El completó el diseño preliminar en agosto del mismo año. El artista de Taiwan dijo que ha estudiado las obras de Miguel Angel para inspirarse.

Para asegurar la autenticidad, Lee realizó un estudio sobre el vestido de la dinastía Ching y la vida personal de los 123 mártires.

Pero, uno de los mayores retos, según el artista, fue la composición parcial de la obra a gran escala. Lee tuvo que componer un cuadro que tendría 390 centímetros de altura y 260 centímetros de ancho que fuera capaz de conmover emocionalmente.

El lienzo era tan grande que Lee tuvo que alquilar una casa para el proyecto, ya que su estudio es muy compacto y tiene un cielo raso bajo. “Incluso entonces, tuve que usar un elevador mecánico para moverme hacia arriba y abajo mientras pintaba”, observa el artista.

“Cada mártir necesitaba tener una expresión facial diferente y el vestido correcto”, señala Lee. Más de 150 figuras en total, incluyendo los mártires y un grupo de ángeles flotando, fueron colocadas en la pintura.

El artista dice que colocó a los personajes en una configuración básica de la “S”. “Sin embargo, cada parte de la pintura puede ser observada independientemente”, indica.

Pero, ¿qué clase de disposición de ánimo debe tener un cuadro tan importante como éste? “Traté de mostrar un sentimiento de gratitud en las caras de los mártires a medida que los ángeles descienden para llevarlos al cielo”, explica Lee.

Aunque Lee no es católico, él dice que respeta la religión. El artista pidió que el obispo de la Diócesis de Taichung, ciudad del centro de Taiwan, bendijera con agua bendita el lienzo antes iniciar el proceso de pintura.

Lienzo para óleo importado desde Estados Unidos fue usado para el cuadro, que le tardó 15 meses a Lee en completar.

El artista hace la observación que mientras realizaba el proyecto comisionado por el Vaticano, recibió varias ofertas bien remuneradas en Taiwan, pero él las rechazó todas. “Pareciera que Dios estuvo probando mi voluntad y poder de concentración”, dice Lee.

Finalmente, cuando Lee terminó la pintura de los mártires chinos, muchas de las otras ofertas aún estaban esparándolo. Uno de los trabajos comisionados consiste en pintar un retrato para ser usado como carátula de una próxima biografía de la estrella de la ópera taiwanesa, Yang Li-hua.

La versión completa del cuadro comisionado por el Vaticano se alejó ligeramente del diseño original de Lee. En vez de un arco iris, él terminó pintando rayos del sol que atraviesan las nubes. “La idea me vino cuando estaba viendo la película Día de la Independencia”, revela Lee. “En la película, hay una escena en donde pareciera que todos estuvieran mirando hacia el cielo”.

Después de terminada, la pintura de los santos chinos fue exhibida en varias iglesias católicas por todo Taiwan el año pasado. “Cuando la gente vió el cuadro, parecía venerar mucho la fe de los mártires”, dice Lee.

El Gobierno Municipal de Taipei ha anunciado que tiene planes de exhibir la pintura antes de que sea enviada al Vaticano.

Lee dice que ha donado la mitad de su comisión para los proyectos de las iglesias católicas en Taiwan. También, tiene planes de producir réplicas que serán vendidas para recolectar fondos para obras de caridad.

En el siglo III, se introdujo por primera vez el catolicismo en China; sin embargo, no se conocen efectos duraderos de esos esfuerzos iniciales de evangelización. Un segundo intento fue hecho por los franciscanos, quienes intentaron introducir el cristianismo en 1294 en Pekín, aunque también experimentaron un similar fracaso.

No fue sino en 1583, en tiempos de la dinastía Ming, que la Iglesia Católica logró echar raíces en China. Esto se logra a través de los esfuerzos misioneros de un sacerdote jesuita, Matteo Ricci, y sus compañeros de orden.

En Taiwan, los primeros en llegar fueron los misioneros españoles, alcanzando las ciudades de Keelung y Tamsui, situadas en el norte de Taiwan, en 1626. Sin embargo, la ocupación holandesa de la isla en aquellos momentos fue desfavorable para el asentamiento de la Iglesia. No fue sino hasta en 1859, que los dominicos españoles, que llegaron de las Filipinas procedentes de Amoy, provincia de Fukien, fueron capaces de establecer finalmente las bases de la Iglesia en Kaohsiung, ciudad portuaria situada al sur de Taiwan.

En el día de hoy, el apostolado de la Iglesia en Taiwan queda manifiesto en sus escuelas, hospitales e instituciones sociales, que están abiertas a todas las personas y hacen posible una amplia gama de contactos con gente de todos los niveles de vida.

El Vaticano aún no ha anunciado la fecha para la ceremonia de canonización de los mártires chinos. La última ceremonia de este género fue en 1992, cuando se canonizó a un sacerdote español. Más de 200.000 católicos de todas partes del mundo se reunieron en la plaza frente a la Basílica de San Pedro para presenciar el evento.

Traducido por Luis M. Chong L. de The Free China Journal

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