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De la tierra al hogar, el jabón muestra la diversidad cultural

26/02/2008
Chiang Jung-yuan insiste en emplear gente local y usa hierbas orgánicas en su jabón Yuan.

El antiguo pescador, de 63 años de edad, corta hábilmente las hojas de pachulí (Pogostemon cablin) con un cuchillo de cocina en las afueras de una sencilla casa de un piso. El fresco aroma de las hojas asalta la nariz de los visitantes que se acercan a lo que resulta ser una pequeña fábrica, localizada en un verde rincón del poblado de Jinshan, en la parte noreste de Taiwan. Cai Rong-da estaba preparando las fragantes hojas para procesarlas, tras de lo cual serán mezcladas con otros ingredientes con el propósito de hacer jabón.

La hija de Cai, llamada Siou-man, quien lo involucró en este campo, está ocupada dentro del ordenado taller, preparando un pedido de Jabones Yuan para la cadena de librerías Eslite. Los jabones son hechos a mano usando una amplia gama de ingredientes, entre ellos astemisa, limón, frijol mungo, mandarina, ciprés, borraja y eucalipto. Todos los ingredientes son cosechados orgánicamente y se combinan con aceites vegetales de alta calidad, así como agua fresca de manantial del Parque Nacional Yangmingshan, según revela Chiang Jung-yuan, fundador de Yuan Studio Co. Ltd. “Algunas personas sospechan que agregamos fragancias artificiales a nuestros jabones. No saben que muchas hierbas tienen un aroma tan potente”, señala Chiang, explicando que todos los productos fueron hechos de acuerdo a su propia receta.

Tras conseguir las plantas y hierbas de diversas granjas orgánicas, relata el maestro de los jabones, los ingredientes son secados, hervidos o cocinados hasta convertirse en líquidos, pastas espesas, o cubos de jabón crudo para “asegurarse de que los efectos de las diferentes plantas no choquen entre sí por mezclarse inapropiadamente”. Chiang continuó diciendo que el proceso completo de fabricación de jabones toma unos 30 días.

Originalmente, la reputación de Jabones Yuan se extendió de boca en boca, reflejando el temor a la contaminación en la sociedad y una posmodernista nostalgia de los artículos hechos a mano. No obstante, desde su silenciosa aparición hace dos años, más de 300 establecimientos orgánicos cuentan ahora con productos de la compañía. También pueden ser adquiridos en tiendas por departamentos selectas y por medio del sitio en Internet de la compañía.

Los jabones, de colores naturales gracias a sus ingredientes, usan el mínimo de empaque y etiquetado. Aún así, Chiang confiesa que no desea enfatizar la naturaleza orgánica, hecha a mano, de los productos que llevan su nombre. “Para mí, esa es la forma en que debe ser. Hacer algo a mano es solamente un procedimiento para crear las cosas que deseamos”, explica Chiang, mientras mezcla el líquido en un tazón de vidrio.

La vida no siempre fue tan natural y su pensamiento no tan filosófico. Antes de emprender su empresa de hacer jabones, Chiang fue la fuerza creativa detrás de muchas campañas publicitarias que permitieron el avance de numerosas carreras políticas. Desde 1994, se dedicó a la labor de relaciones públicas, diseñando e implementando estrategias de campaña. “Los candidatos eran mis mercancías”, afirma, señalando que algunos de los políticos que “empacó” inclusive llegaron a ganar.

No obstante, “era una empresa en la que el bien y el mal no jugaban papel alguno”, recuerda Chiang, explicando que la creatividad de la campaña ocupaba un segundo lugar frente a la habilidad de ganar votos para el candidato. “Algunas veces la calidad no está bajo nuestro control”, indica, “pero aún así estás forzado a creer en lo que promueves”. Tras diez años en este campo, los conflictos consigo mismo lo llevaron a reconsiderar su carrera y su pasión por la vida. Al final, abandonó el mundo altamente lucrativo de las relaciones públicas poco después de cumplir los 40 años.

Materiales cosechados localmente, entre ellos artemisa, rosa de jamaica, y pachulí, se exhiben en un salón de Yuan Studio.

De hecho, Chiang había empezado a fabricar jabón para su propio uso unos diez años atrás, mientras todavía estaba planificando campañas políticas. “Tengo piel sensitiva. Por ello fue que empecé a tratar de hacer jabón para mí”, cuenta. Las personas que probaron los jabones de Chiang lo incentivaron a que intentara venderlos al público. Como resultado, sus jabones hechos a mano se vendieron como pan caliente en la tienda orgánica de un amigo en Taipei. La compañía creció rápidamente, y cuenta ahora con 40 empleados, incluyendo diez en la fábrica en Jinshan. “Comenzó accidentalmente”, replica Chiang.

Chiang confesó que existe algo de continuidad entre lo que hace ahora y su anterior carrera. “Mi conexión emocional con la belleza y el ideal siempre me ha ayudado a realizar mi labor”, afirma, añadiendo que siempre fue bueno para crear identidades relacionadas con las ideas de los candidatos. “Sigo siendo el mismo idealista, sólo que ahora no hay conflictos en mi mente. Soy muy feliz fabricando jabón. Somos algo muy sencillo. Creo que de ésto deriva el poder de nuestro producto”, explica. “Esta ciudad está acostumbrada a ser marcada con precios. Más de la mitad de los logos no tienen sentido. Cuando un hombre busca llevar una vida sencilla, sus valores ya no son definidos por los precios”, afirma Chiang en una de las líneas promocionales que escribió para los productos de su compañía.

No obstante, la empresa de Chiang consiste en más que promover la marca de la más simple necesidad diaria. Para este empresario, lo que yace detrás de sus humildes productos es una distintiva visión social. Chiang declara que su objetivo es ayudar a dar mayor poder y desarrollar la comunidad donde se encuentra la fábrica. Chiang insiste en emplear a los residentes del área de Jinshan, y la mayoría de los diez empleados son familiares entre sí. “Espero darles algo más que un salario. Ellos son las manos que imparten ese algo extra a los productos. Eso vale más que el dinero. Así, las ganancias regresan a ellos”, explica Chiang, quien confía en que ésta es la mejor forma en la cual una idea puede materializarse y una comunidad puede mantenerse.

Huang Jian-jhong, oriundo de Jinshan, añade ingredientes a la mezcla en Yuan Studio Co. Ltd.

Según el secretario de Chiang, Christopher Chen, Chiang se rehusa a despedir a los trabajadores para aumentar sus ganancias. “Lleva una vida muy sencilla. Ni siquiera tranca la puerta de su apartamento al salir”, agrega Chen, implicando que los márgenes de ganancia no son prioritarios para Chiang. Por su parte, Chiang señala que nunca ha podido despedir a sus trabajadores porque su compañía prefiere cambiar una receta siempre que se encuentra una modificación. “Reflexionando acerca del precio, puede costarme a mí unos dólares más; sin embargo, representa una insistencia en los valores”, confiesa, refiriéndose al proceso de mano de obra intensiva que involucra la fabricación en Jabones Yuan.

El siguiente enfoque de la compañía es administrar su propia granja. Yuan Studio ha comprado un terreno de 0,03 kilómetros cuadrados, en un campo en terrazas que ha permanecido sin usarse por 20 años. La tierra, libre de arrendamiento, fue ofrecida por un amigo que confía en lo que Chiang trata de hacer, y esta granja ya suple cinco clases de hierbas que se usan en la manufactura de Jabones Yuan.

“Lo que usted obtiene de la naturaleza, debe ser regresado a ella”, indica Chiang, quien profesa el budismo. Chiang revela que espera que la granja pueda algún día producir todas las hierbas que necesita la compañía. “Finalmente, espero que se convierta en un santuario para las hierbas de Taiwan”.

Algunos jabones asemejan alimentos, para atraer la mirada del consumidor. (Fotos de Chen Mei-ling)

En el mundo globalizado de hoy en día, Chiang cree que Jabones Yuan puede ofrecer inspiración a muchos otros productos genéricos en el mercado. “La globalización parece implicar que ya sea que viaje a Estados Unidos o Tailandia, lo que obtiene en cuanto a jabones hechos a mano es invariablemente algo hecho con hierbas europeas como la lavanda, el romero, o la hierba de limón. Hasta en Taiwan se puede comprar Lush”, afirma.

Para Chiang, la idea de la globalización es que los ingredientes locales eviten que el mundo se vuelva idéntico, al mismo tiempo en que ayudan a crear diversidad cultural. “¿Los estadounidenses nunca han pensado en hacer su propio jabón de maíz o con hierbas tradicionales de los nativos americanos? ¿Por qué los japoneses no han desarrollado la idea de emplear la raíz de wasabi?”, pregunta, admitiendo que ha empezado a fabricar jabón para lavar ropa con dicha raíz verde.

“Desde que estoy haciendo jabones, por supuesto que insisto en emplear materiales cosechados localmente”, señala, invitando a los visitantes extranjeros a probar todo lo que el rico suelo de Taiwan ofrece. “En cinco años, Jabones Yuan se convertirá en una especialidad de Taiwan”, predice Chiang, disfrutando de las múltiples oportunidades que ofrece el camino inexplorado que escogió hace dos años.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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