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Grupo retumba filosofía en el camino

16/06/2008
Los caminantes meditan durante su jornada, entrenándose así para ignorar la turbulencia del mundo y encontrar la tranquilidad interna. (Foto cortesía del Teatro U)

Se dice que los caminantes se mueven como nubes que flotan en el cielo, tomando un paso tras otro y enfocando en nada, excepto el momento. Del 23 de marzo al 11 de mayo, las "nubes" cubrieron un trayecto de 1.200 kilómetros a través de la isla, soportando la humedad en Taipei, los vientos fríos en Taitung, el sol en Kaohsiung y el fuerte aguacero en Miaoli.

¿Son acaso 12 monjes ascetas en algún tipo de antiguo peregrinaje? No exactamente, aunque ellos se adhieren a un régimen diario de entrenamiento en combate mano a mano, meditación y Tai Chi en su sede en el Cerro Laochuan, distrito de Taipei. Como miembro del Teatro U --un grupo de artes de escenario internacionalmente aclamado con 20 años de existencia--, ellos creen que siempre se debe lograr la fuerza y paz internas a través de las técnicas del Zen antes de practicar otras técnicas. "Aprendemos meditación primero, y tamborileo después", dijo el director de percusión, Huang Chih-chun, cuando fue invitado a unirse al grupo en 1993, después de haber estudiado meditación en India y Tíbet durante años.

Esta filosofía hace que el Teatro U sobresalga entre otros en Taiwan, y le imparte un aura de misterio. Sin embargo, nunca ha sido la intención de la fundadora, Liu Ruo-yu, crear algún tipo de secta religiosa. Una alumna del gurú del teatro polaco Jerzy Grotowski, Liu enfoca en crear un estilo único de actuación que integra drama, percusión, canto y danza. Para expresar la belleza de las piezas, ella ha dado instrucciones a su equipo para que busque la fuerza interna a través del ejercicio físico, particularmente dedicándose a largas caminatas.

En su primera gira, allá en 1996, los miembros del teatro caminaron a través de la parte occidental de la isla. En un intento por adquirir mayor fuerza física y mental, ellos marchaban silenciosamente durante el día y actuaban en la noche. "Viajamos casi 600 kilómetros en 28 días", señala Huang. "Era importante para nosotros ver dónde estaban nuestros límites".

Otro propósito de la gira es que el Teatro U explore la isla, en vez de ser un grupo de reclutas autogratificados. "Queríamos descubrir más acerca de la cultura tradicional de Taiwan, donde la religión, principalmente el taoísmo y budismo, juega papeles muy importantes", señala. "Terminamos sorprendidos por la diversidad de la cultura taiwanesa", dice el experto en percusión nacido en Malasia.

En noviembre de 1997, el grupo se embarcó en otra gira, en esta oportunidad con la intención de ser inspirados por los aborígenes y el paisaje de la parte oriental de Taiwan. En ese viaje, Liu y Huang conocieron a Rahic Talif, un artista aborigen que posteriormente haría impresionantes soportes con madera flotante para los gongos y otros instrumentos del teatro. "Sus obras añaden un extraordinario poder visual a nuestra música", reconoce Huang.

Grupo retumba filosofía en el camino

El maestro tamborilero Huang Chih-chun (primero a la izquierda) integra las artes marciales en las actuaciones.

Después de dos caminatas en ultramar, Tíbet en 2002 y Francia en 2005, y muchas aclamaciones de los críticos, la gente se pregunta por qué el Teatro U ha optado caminar de nuevo por Taiwan. "Si bien hemos recibido elogios en otros países, estamos seguros de que la belleza expresada en la música proviene de una sola fuente —Taiwan", contesta Liu.

En ese sentido, Huang está de acuerdo que la cosa más natural para el grupo es viajar a cada esquina de su amada patria. "¿De qué otra forma celebraríamos el vigésimo aniversario del teatro? Algunas personas podrían pensar en abrir botellas de champán o tener una fiesta, pero nosotros pensamos en que deberíamos hacer un círculo completo, de vuelta a nuestro punto inicial", dice Huang.

Así, los actores realizaron su primer paso en el camino el 23 de marzo. "La gente me pregunta por qué iniciamos la caminata un día después de las elecciones. Ellos piensan que tenemos alguna clase de agenda política", dice Kuo Ken-fu, gerente del Teatro U. En realidad, "quisimos recordarles a nuestros compatriotas que deben volver a la vida normal y dejar de seguir obsesionados con la política", exclama Kuo.

"Esta gira en particular fue también una oportunidad para que nuestro grupo recobrara su fuerza interna después de un apretado horario de actuaciones", agrega Kuo. "Además, algunos de nuestros miembros más nuevos no han experimentado este tipo de entrenamiento, y nosotros esperamos que sirva para transformarlos".

De hecho, una jornada tal no sólo reta al cuerpo de una persona, sino que también ofrece un "baño purificador al espíritu interno", como lo describe Huang. Si el dolor físico es un estricto maestro que exige disciplina de sus actores, entonces, el entorno natural es un gentil gurú que les aconseja a fusionarse con el viento, el río y las montañas.

"En el primer día, estás lleno de esperanzas. Al segundo día, tus pies generalmente están hinchados. Cuando llega el tercer día, la gente se molesta y se queja: 'Aún quedan 20 kilómetros por recorrer, y tenemos una actuación en la noche'". Sin embargo, después de esas emociones iniciales, los efectos beneficios comienzan a aparecer, según Huang. "La fuerza fluye a través de nuestras mentes en silencio y se revela en las actuaciones repletas de energía", añade.

Otro aspecto es la naturaleza inesperada de cada nuevo día. "Nadie sabe qué ocurrirá seguidamente, lo que significa que siempre nos sorprendemos", dice Kuo. Dejando atrás sus equipos de luz y sonido profesionales, el grupo presenta sus obras en una variedad de arreglos no usuales, tales como bajo viejas higueras en Kaohsiung, frente a un lago en Taitung, e incluso fuera de una antigua ciudad en el pueblo de Hengchun, distrito de Pingtung.

Grupo retumba filosofía en el camino

Los miembros del Teatro U presentan una típica actuación vigorosa en Taipei. (Fotos de CNA)

Con frecuencia, el equipo queda sorprendido por la naturaleza muy limitada de algunos de los sitios de actuación. "Por ejemplo, en una ocasión llegamos a un templo en Tienjung, donde no había nada que siquiera se asemejara a un escenario", recuerda Kuo. "Sin embargo, descubrimos posteriormente que el templo tenía la mejor acústica que los actores nunca habían sentido".

El público en general también ofrece algunas sorpresas suyas. Debido a una falta de fondos, el teatro tiene que buscar patrocinadores. La respuesta fue abrumadora. Los dueños de hoteles ofrecieron estadías gratuitas, los restaurantes los invitan a comer y muchas veces, los vendedores corren detrás de los caminantes para ofrecerles bolsas de frutas. "La gente podría no haber escuchado del Teatro U o sólo tienen una idea vaga de quienes somos, pero nos tratan como huéspedes especiales", dice el gerente, expresando su gratitud.

"Esta no es la forma de relación que generalmente existe entre los actores y sus espectadores", dice Kuo. "Para nosotros, aceptar las invitaciones de la gente para actuar era una parte normal del viaje de 50 días, pero para los locales, era una experiencia que se tiene una vez en la vida ver nuestra actuación desde el portón de sus hogares", explica. Ocasionalmente, pobladores locales incluso caminan juntos para ofrecer asistencia, tal como desviar el tráfico del tramo de los caminantes. "La gente anhela este tipo de vida sencilla donde se camina y descansa", sugiere Kuo. "Teniéndonos como compañeros, ellos tienen el valor de realizar sus sueños".

Aparte de ser una jornada más larga que las otras, esta gira fue diferente debido a que los artistas decidieron visitar a personas que ellos consideran que han contribuido de alguna forma a la sociedad. "Una vez visitamos un campesino en Taitung que ha sido coronado como el 'Rey del Arroz' por sus cosechas", dice Huang. "No fue sino hasta entonces que me di cuenta de cuánto esfuerzo tiene que hacer un agricultor para producir alimento. El nos dijo que en la actualidad, las máquinas se encargan de la mayor parte del trabajo en dos días, pero para poder sentir la relación entre los seres humanos y el suelo, él llevó consigo el arado y trabajó en el campo por 15 días".

De vuelta en la ciudad de Taipei el día 11 de mayo, el grupo colocó toda su energía y las percepciones que recogió en el camino en una actuación de El sonido del océano, su pieza representativa de diez años que ganó el reconocimiento internacional en el Festival de Teatro de Avignon, Francia, en 1998. Más de cien mil personas sentadas en la Plaza de la Libertad quedaron impresionadas por el vívido poder de la cultura taiwanesa expresada a través de la danza rítmica y el golpe de tambores y gongos.

Esta última actuación simbolizó el fin de una gran odisea, pero la búsqueda de la perfección y satisfacción espiritual es algo duradero para cada persona. La inclaudicable dedicación del grupo y de todas las hermosas almas que luchan por crear un mejor futuro para Taiwan asegurará que continue la jornada en un ciclo eternamente benevolente.

Traducido del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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