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Exito musical para recordar a un gran compositor

16/08/2008
El prometedor actor Chiang Yi-rei ejecuta el papel del legendario compositor taiwanés, Teng Yu-hsien, en Lluvia de abril.

Casi todas las personas que han vivido en Taiwan probablemente saben cantar o canturrear la melodía Anhelando la brisa de primavera, pero pocos conocen a su legendario compositor, Teng Yu-hsien (1906-1945). De igual manera, mientras la sociedad taiwanesa es reconocida como una de las más avanzadas en Asia, el público pocas veces tiene la oportunidad de revivir los años treinta, el umbral de la modernización en Taiwan.

Este período ya casi olvidado ha sido colocado bajo el reflector en Lluvia de abril, una obra musical original presentada por el Teatro All Music que estará en escenario hasta el 24 del presente mes. Basado en la vida del compositor de inicios del siglo XX, el guión muestra una época cuando los artistas e intelectuales fueron inspirados por sus libertades sociales y se atrevieron a soñar en grande. "Aunque el argumento sigue la vida del compositor, Lluvia de abril pareciera más un esbozo del tiempo que una pieza biográfica", dice Yang Chung-heng, director de arte y guionista de la obra musical.

Haciendo un compendio del Zeitgeist de los años treinta, la presentación se inicia con la personificación de Teng y otros cantantes: "No teman, debemos movernos hacia el amanecer de una nueva sociedad civilizada con pasos firmes. Mantengan la danza en esta próspera ciudad de Taipei, debido a que es la que tiene mejor estilo".

En un café --que era considerado uno de los mejores sitios donde la gente podía reunirse y hacer vida social durante esa era-- la primera generación de estudiantes que salieron al exterior y la élite educada localmente intercambiaban opiniones acerca del mundo mientras escuchaban canciones populares.

Según Yang, la vida de Teng es representativa de aquéllas de esos intelectuales idealistas. "Mientras escribía el guión, constantemente pensaba de la ópera La Bohème, donde un grupo de jóvenes artistas dedicados a su arte sufren de los estragos de la pobreza en París". Además de la experiencia de primera mano sobre la brecha entre la realidad y el ideal --al igual que Rodolfo y Mimi de La Bohème-- Teng y sus amigos lucharon para forjar las identidades nacionales y culturales en una sociedad donde diferentes culturas, incluyendo la hoklo, hakka, japonesa y china, están entrelazadas y algunas veces, chocan entre ellas.

Nacido en una familia hakka de élite en 1906, Teng fue educado en la Escuela Normal de Taipei y posteriormente se convirtió en un maestro de mandarín, que era considerada una posición prestigiosa durante el período colonial japonés (1895-1945). Sin embargo, su afinidad hacia la música lo obligó a abandonar su trabajo y partir hacia Japón para realizar estudios posteriores de su amado arte. Tras retornar a Taiwan, Teng se dedicó a componer música folklórica en hoklo, a pesar que sus pasiones fueron calificadas por su padre --también un respetado maestro-- como "inútiles".

Teng subsistió para crear música que combinó su gusto artístico y a la vez reflejó la voz del público. Esos esfuerzos fueron finalmente reconocidos en 1932, cuando su obra Marcha de Dadaocheng recibió buenas criticas. Después de firmar un contrato con Columbia Records como compositor exclusivo, las obras de Teng se convirtieron en éxitos radiales. Melodías como Anhelando la brisa de primavera, Flores en una noche de lluvia y Lamento en una noche de luna se podían escuchar casi por cualquier sitio de la isla, y también eran populares en Japón.

"Su música creó una concordia en las diferentes clases y grupos culturales en la sociedad taiwanesa", dice Yang Shih-ping, directora del espectáculo y una importante lírica. "Teng mostró al público que la música taiwanesa auténtica puede ser hermosa y conmovedora". Yang explica que el legado del músico ha sido poco valorado con frecuencia por los académicos y no presentado adecuadamente al público. "Teng era un talento excepcional que no sólo componía, sino que también tenía un profundo conocimiento sobre la tradición occidental de la música clásica", dice ella. "Sus composiciones de baladas taiwanesas, algunas veces subvaloradas como de segunda categoría o mediocres ante los ojos de algunos académicos contemporáneos, no son menos valiosas que Der Lindenbaum de Franz Schubert para Austria".

Los miembros del elenco cantan y bailan para reinterpretar el Zeitgeist de Taiwan de los años treinta, cuando artistas y académicos soñaban en grande. (Fotos cortesía del Teatro All Music)


Dedicado similarmente a la música como Teng, Ran Tian-hao, director musical y compositor de la obra, sigue el ejemplo del legendario artista al insistir en la creación de piezas originales mientras también vuelve a presentar algunas piezas clásicas de Teng. "No deseo producir una recopilación teatral de viejas canciones tales como Mama mía o una creación totalmente nueva que se aparte del pasado", dice.

Este reto fue algo que Ran aceptó rápidamente y se evidencia en su éxito al lograr un equilibrio entre lo viejo y lo nuevo en la actuación. Lluvia de abril usa solamente cinco de las composiciones de Teng, mientras que Ran compuso 30 canciones que combinan elementos de la música tradicional japonesa, el enfoque de Teng, un método para componer arias de óperas al estilo occidental, y claro está, su propio estilo. Usando esas tonadas nostálgicas, el compositor logra llevar al público en una jornada musical hacia los años treinta.

Otra razón de la popularidad de Lluvia de abril con el público ha sido el hecho de que es la primera vez que una ópera musical taiwanesa ha sido compuesta en cuatro idiomas --hoklo, hakka, japonés y mandarín--. Hoklo, conocido también como taiwanés, junto con el hakka son los dos dialectos chinos que hablan más del 70 por ciento de la población de Taiwan.

El uso de múltiples idiomas en el espectáculo contribuye a la creación de una atmósfera de período más auténtica, y es la única forma de captar el espíritu multilingüe de la nación. El principal dialecto usado por el elenco es el hoklo, que es también el dialecto dominante en Taiwan. Sin embargo, algunas de las canciones son ejecutadas en hakka debido al trasfondo familiar del compositor. Al mismo tiempo, como Teng estudió en Japón y vivió durante el período colonial de Taiwan, varias piezas son cantadas por algunos actores, tales como los soldados, en japonés.

Para Ran, la exacta coordinación de música y letra es crucial. "Yo no sé hablar hoklo y por eso fue un gran desafío para mí componer la música en ese dialecto", declara. "Posteriormente, descubrí que los dialectos contienen vetas musicales tan ricas en sí mismos y la emoción que poseen saca sin mayores esfuerzos las melodías de mi pluma". Esta experiencia es muy diferente de aquélla de componer música para una canción con letra en mandarín, explica Ran.

Experimentar la diversidad de culturas podría ser beneficioso cuando se trata de composición musical, pero en términos de identidad personal, Teng sufrió por dicha confusión.

"Teng fue forzado a componer música para el gobierno colonial, y se puso nueva letra en japonés a sus canciones exitosas para poder alentar a más jóvenes a ingresar en el ejército y combatir por el Emperador", dice Yang. El compositor Ran y el músico, Wang Yu-hui compusieron la canción Yo soy Higashida, para representar la lucha interna de Teng. En el escenario, Teng se pregunta a sí mismo quién es en realidad, y finalmente se percata que "no importa qué nombre se use, el jazmín sigue fragante, seré una lluvia que apacigue la sed. Mis melodías durarán por mil años".

Sin embargo, ver que su música era utilizada como un instrumento político fue algo que Teng no pudo soportar. En 1940, él se retira del mundo de la música profesional y lleva una vida solitaria en la ciudad de Hsinchu como maestro de escuela primaria antes de fallecer a la edad de 39 años de una enfermedad cardíaca.

De hecho, si bien Teng es un artista trágico --una víctima de los cambiantes tiempos y la manipulación política-- definitivamente no estuvo solo. "Sólo deseo recordarle al público que muchos soldados japoneses también lucharon entre su deseo por la paz y el llamado del patriotismo", declara la directora Yang. "No existe un bien o un mal absoluto en la vida, sólo humanidad".

Con una perspectiva humanista tal y excelente arreglo musical, no causa sorpresa que la obra sea una atracción para todas las edades. "Palabras cálidas y comentarios positivos de los jóvenes han inundado nuestros blogs y sitios Web oficiales", dice Yang. "Los mayores también nos agradecen con lágrimas en sus ojos después de la actuación".

Siguiendo dos estrenos de Lluvia de abril el año pasado, que ganaron entusiastas comentarios de los críticos, el espectáculo volvió en junio al Teatro Nacional para una actuación de repetición. Mostrando mejores decorados y vestuarios, la producción ha probado ser hasta ahora un éxito con el público en las ciudades de Taichung, Taipei y Tainan, y se esperan salas llenas en Hsinchu y en la noche final en la ciudad de Kaohsiung.

Esta entusiasta respuesta ha dado el muy necesitado estímulo al Teatro All Music, que insiste en crear obras musicales originales en vez de revivir piezas de Broadway. "La música de Teng ha estado rondando por un siglo, y seguirá manteniéndose así", dice Yang. "Esperamos heredar el legado del gran compositor y pasarlo a la próxima generación de amantes de la música".

Traducido del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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