04/05/2024

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El pasado musical de un letrista de Taiwan

16/05/2009
Lee Lin-chiu actúa con una banda local en Dadaocheng.

En el día de hoy, los residentes de Taipei difícilmente podrán imaginar cuán rico y diverso era el escenario cultural de Dadaocheng durante los años veinte y treinta. Pero gracias a las obras del renombrado letrista Lee Lin-chiu (1909-1979), ahora reproducidas digitalmente, sobrevive la memoria del otrora bullicioso eje comercial a lo largo del río Danshui.

Reconocido como uno de los primeros exponentes vocales de su tiempo, Lee ha sido redescubierto por una nueva generación, impresionada por sus composiciones que cubren la gama completa de las emociones. El 22 de abril pasado, Lee hubiera cumplido cien años de edad, lo cual hubiera sido adecuado para que los compases melódicos de sus obras famosas, tales como Anhelando la brisa de primavera, puedan ser ahora apreciados en forma más completa.

Este proceso de redescubrimiento de la obra de Lee comenzó a finales del año pasado cuando el hijo del letrista, Hsiou-jian, presentó los manuscritos y otros objetos personales de su padre a los funcionarios encargados de asuntos culturales del Gobierno de la Ciudad de Taipei. La casa de Lee, oculta entre los callejones de Dadaocheng, también ha sido renovada y reabierta como un sitio conmemorativo.

Nacido y criado en Dadaocheng, Lee nunca reconoció otro sitio como su hogar. Tras completar su educación al estilo japonés, realizó varios trabajos a la vez que aprendía por sí solo los puntos más finos de la literatura. Alrededor de 1924, Lee obtuvo el trabajo de servir té durante los descansos en el Teatro Yongle, uno de los paraísos artísticos más famosos del área. El pasaría horas escuchando música mientras servía tazas hirvientes de los más finos tés de Taiwan. Ocho años después, Lee se encontraba trabajando a tiempo completo en el teatro como asistente de oficina. Este fue el inicio del período más productivo en su creatividad compositora.

Al igual que muchos miembros de la élite educada de esa época, Lee estuvo influenciado por la ilustración cultural de los años veinte, un período donde Japón adoptó una política de integración más liviana hacia sus súbditos coloniales en Taiwan. De 1919 a 1937, los académicos y celebridades culturales locales iniciaron una protesta contra los reglamentos coloniales en la isla de una forma no violenta. Como miembros fervorosos de los grupos literarios reformistas, muchos letristas hoklos de Taiwan estuvieron al frente de este movimiento.

“Con el tabú del activismo político, la música se convirtió en una salida para expresar los sentimientos de los colonizados”, dice Huang Hsin-chang, profesor de la Universidad Municipal de Educación de Taipei que se especializa en la literatura taiwanesa durante la ocupación japonesa. “Era adecuado que un vehículo no amenazante de autoexpresión como la música llevase el mensaje de las personas oprimidas”.

Huang recientemente ha publicado un estudio titulado Lee Lin-chiu y la era de “Anhelando la brisa de primavera”, donde explica que la vida musical durante este período estuvo dominado por los cantos japoneses y la música clásica occidental, así como las óperas pekinesa y taiwanesa. “Los historiadores consideran 1932 como el año en que los hoklos taiwaneses se volvieron populares por sí mismos”, indica.

Lee y otros artistas colaboraron para crear un prolífico período de la música popular taiwanesa en los años 1930. Ambas imágenes reproducidas y provistas por cortesía de Lee Hsiou-jian.

Para ese tiempo, una canción compuesta localmente para promover una película de Shanghai, Brota sangre de la flor del melocotonero, se convirtió en un éxito nacional. En búsqueda del siguiente éxito, la subsidiaria local de Columbia Records comisionó a Lee para que compusiera las letras de las canciones de dos películas producidas en Taiwan. Ambas piezas, bajo el arreglo musical de Su Tong, alcanzaron pronto la cima de las carteleras. Consecuentemente, Lee fue invitado para fungir como letrista de casa de la compañía.

Pero, fue Anhelando la brisa de primavera, compuesta por Lee en 1933, que lo elevó al nivel de letrista de alta categoría. Acompañado por la música del aclamado compositor Deng Yu-hsian, la canción se convirtió en una obra considerada por muchos como el himno nacional no oficial del pueblo en Taiwan.

Sola en la noche, bajo el farol, una ligera brisa sopla mi cara.
Diecisiete, casi dieciocho, y sigo soltera, pero un joven he visto.
Tez blanca y buena contextura, ¿hijo de quién será?
Quisiera preguntarle, pero me da pena. Mi corazón late como un laúd.
Quisiera que fuera mi esposo, pero el afecto atrapado dentro del corazón quedó.
Me pregunto cuándo seré escogida, cual flor que abre en primavera.
Escucho afuera alguien venir, abro la puerta para ver quién es.
La diosa del amor se ríe de mi, he sido engañada por el viento.

Se dice que Lee se inspiró en una línea tomada de una obra dramática china del siglo XIII, El Romance de la Recámara Occidental, de Wang Shih-fu, que estuvo basada en un historia popular acerca de una pareja enferma de amor. Sin embargo, las letras de Lee provienen de una perspectiva del papel femenino y muestran sus sentimientos y sentido de humor torcido. “La situación podría ser similar en ambos textos, pero el estado de ánimo es totalmente diferente”, dice Lee Hsiou-jian, quien funge como jefe de la Asociación para las Canciones Taiwanesas.

“El estado de ánimo es más encantador y gracioso en el canto de mi padre”, dice Lee. “Refleja el temperamento de los jóvenes contemporáneos viviendo en una sociedad que ha aceptado ideas modernas introducidas por Japón hace 10 años. Varía enormemente del concepto chino de la reserva a través del decoro tradicional”.

A medida que crecía la popularidad de la canción, una película del mismo nombre —dirigida conjuntamente por un taiwanés y un japonés— fue rodada en 1937 y Lee fue el guionista. Un documento recién dado a conocer muestra que el nombre Anhelando la brisa de primavera fue registrado como una marca comercial y disfrutaba de plena protección de derechos del autor por todo el Imperio.

Lee siguió escribiendo letras que describían sus relaciones personales, el amor y los pecados que tiene la vida urbana. Durante toda su vida, él publicó alrededor de 50 canciones, pero tras a una reciente revisión de materiales en su casa, se ha descubierto que de hecho preparó casi 200 piezas que nunca tuvieron la oportunidad de ser convertirse en obras musicales.

Lee Hsiou-jian con un gramófono original usado por los amantes de la música en los años 1930, durante un reciente evento conmemorativo en Taipei. (Fotos de Chen Mei-ling)

Según Lee Hsiou-jian, su padre era una persona romántica que disfrutaba de las horas de ocio visitando cantinas y restaurantes en Dadaocheng, donde solían reunirse las personalidades literarias. Logrando una vida decente de sus trabajos regulares, Lee gastaba los ingresos de sus composiciones líricas en beber. “La noche, el vino y la fragancia de las magnolias” eran sus musas, recuerda su hijo.

Sin embargo, el destino de esas canciones tuvo ascensos y caídas con el cambiante escenario político. Durante la II Guerra Mundial, los colonizadores japoneses transformaron muchas canciones populares taiwanesas en baladas patrióticas. Por ejemplo, Anhelando la brisa de primavera fue redenominada Llamado de la Tierra.

Después de la guerra, muchas en las canciones de Lee, incluyendo Anhelando la brisa de primavera, fueron censuradas por diferentes razones. El Gobierno del Kuomintang prohibió Reparando la red rota, otra de las obras del letrista, debido a la oposición ideológica de su mensaje.

La conmovedora canción describe cómo la esposa de un pescador, cuya salud es débil y posee inadecuados equipos de costura, se siente impotente al tener que remendar una red de pesca rota. Ella termina haciendo reparaciones a la red en la mejor medida de sus posibilidades. En la opinión de Huang, la canción reverbera con los sentimientos del tiempo y expresa las esperanzas para la reconciliación después del Incidente del 28 de febrero de 1947.

El espacio para la creación de las canciones populares en Taiwan estuvo significativamente restringido, no sólo debido a la intervención política, sino debido a las melodías extranjeras copiadas con letras revisadas que comenzaron a inundar el mercado local. No fue sino hasta fines de los setenta, cuando comenzó a aflojarse la censura, que los letristas y compositores veteranos fueron reintroducidos dentro de una nueva generación de compositores de canto que trataban de crear su música original. Sin embargo, para esos momentos, Lee ya sufría de los quebrantos de la vejez y murió el 12 de enero de 1979, a la edad de 71 años.

Sobre el significado de conmemorar a Lee y las virtudes creativas de la era en que vivió, Huang dice que las celebraciones del centenario del nacimiento de letrista ofrece al pueblo de Taiwan una oportunidad para mirar, recordar y reconocer el pasado. “Con respecto a esas melodías, que hemos conocido desde la infancia, pocas veces sabemos quién las compuso y en qué contexto”, señala.

“Las tensiones étnicas y la historia política han borrado en gran parte la memoria de este período de la ocupación japonesa”, dice Huang, “Se espera que los esfuerzos de preservación de hoy puedan compensar las pérdidas y ayudar a la nueva generación a ver cómo eran esos autores y su época”.

Traducido del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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