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Orina: ¿la fuente de la juventud?

16/03/1993
Una nueva moda ha llegado a Taiwan desde Japón. Para mejorar la salud o ser más longevas, alrededor de 200 mil per­sonas de la isla beben diariamente su propia orina. Algunas mujeres la ingieren como tratamiento de belleza ya que se cree que los practicantes asiduos de esta terapia tienen la piel más sana. El movimiento de los tomadores de orina fue iniciado en Taiwan por Chen Ching-chuan, un hombre que parece de 46 años de edad, siendo que tiene ya 66. Chen conoció la uro-terapia a través de su amigo japonés Anoki, el cual es­tuvo en Borneo durante la Segunda Guerra Mundial. "Veinte años después, cuando lo volví a ver, tuve una enorme impresión al descubrir que no había en­vejecido nada. Sólo su pelo se había puesto gris. El me dijo que había estado bebiendo orina", relató Chen. Con este argumento Chen se conven­ció. Y, en secreto, puso en práctica este sistema. Pero el misterio no duró para siempre. Cuando tuvo que renovar su documento de identidad, la policía pensó que se trataba de un fraude. Estaba ante ellos un hombre sano y fuerte que definitivamente no podía tener 64 años, como decía su registro. Como las explicaciones que dio Chen no aclaraban el asunto, fue nece­sario llamar a uno de sus amigos para que confirmara a la policía que era él, y que se veía joven porque era adicto a la uro-terapia. Desde entonces, su historia y una foto suya, en que está bebiendo orina, han aparecido en periódicos y revistas. Una publicación afirma que Chen, cuya primera esposa falleció hace nueve años, está buscando una nueva "medianaranja" que también posea este hábito. El hijo de Chen ha explicado que su padre tiene una salud de hierro, corre cien metros en trece segundos y nunca ha ido a un dentista. Bebida matinal Chen, que toma 700 centímetros cúbi­cos de orina al día, dice que se siente sano y robusto. Recomienda, además, tomar orina matinal porque es la mejor. El movimiento se ha expandido por toda la isla. Hay libros que sugieren el consumo de la de niños varones para fortalecer la vista, expulsar las flemas y purificar los órganos internos. En el sur de Taiwan, en la ciudad de Kaohsiung, un profesor de escuela ha puesto una línea de teléfono especial para responder consultas gratis so­bre el tema. En Taipei, un conocido templo taoísta ha impreso panfletos y folletos acerca de esta terapia y los ha dis­tribuido en las librerías taoístas y en los restaurantes vegetarianos. Los 20 mon­jes de ese templo y sus más de dos mil fieles también se cuentan entre los seguidores de esta tendencia. Tal como el tofu o requezón de soja, la caligrafía china y el papel, la uro­terapia es originaria de China y de aquí fue llevada a Japón, donde se ha desa­rrollado hasta transformarse en el movimiento exitoso de hoy. Hay muchas personas que son tan exigentes al degustar sabores que lo úl­timo que probarían en el mundo, sería la orina. Algunos afirman: "Prefiero morir joven antes que tener que pasarme la vida tomando orina". "Yo pensé que tendría un sabor como el de la cerveza, pero parecía ve­neno: era salada y amarga", dijo el ana­lista de una compañía de inversiones, Tan Kuang-nua. Tan preguntó si aquello era una señal de que estaba enfermo. La respuesta que dio el encargado de la línea telefónica es­pecializada no dejó duda al respecto. In­dicó que éste tenía mala salud y hábitos poco sanos, tales como comer alimentos con alto contenido de azúcares o muy sazonados y que, además, no descansaba lo suficiente. Agregó que en las personas sanas tiene gran similitud con la cerveza y no es salada ni amarga. En realidad, no existe completo acuerdo entre los científicos sobre las cualidades de la orina. Algunos doctores afirman que, aparte de un escaso con­tenido de hormonas, es sólo un desecho que el cuerpo humano elimina y que su ingestión para los "uro-adictos" repre­senta sólo un estímulo sicológico. Otros aseguran que la orina contiene al menos 200 tipos de sustancias y com­puestos que incluyen amoníaco, magne­sio, sodio y potasio; y concuerdan con los anteriores en que éstas no provocan daño ni ayuda alguna a la salud humana. Los entusiastas seguidores de esta ac­tividad terapéutica aseguran que puede curar desde el resfrío común hasta el cáncer. Más aún, últimamente ha sido publicado un registro de casos reales de pacientes, seriamente enfermos, que han sanado gracias a la cura de orina.

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