04/05/2024

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Kuan Yin, la diosa que oye

26/02/1992
La Diosa de la Misericordia tiene orígenes budistas, pero su popularidad entre los chinos es tal que hoy la veneran con igual devoción taoístas y fieles de la religión folclórica. Se le atribuye no sólo la capacidad de consolar a los afligidos sino también de beneficiar a todos los que la invoquen con sinceridad.
Son muchas las deidades que ocupan el panteón chino, pero ninguna supera en popularidad a Kuan Yin, la Diosa de la Misericordia. Ella es, según lo señala su nombre, "la que oye las plegarias del mundo".

La gente la adora. En la mayoría de los templos hay un recinto especial dedicado a ella y su figura está en los altares de las casas o acompañando a miles de taxistas en su jornada diaria. La televisión transmite, en los horarios de mayor audiencia, se­ries basadas en su leyenda. Sus orígenes son ciertamente budis­tas. Pero esto no es impedi­mento para que taoístas y fieles de la religión folclórica la veneren por igual.

Como la Virgen María para los católicos, ella es protectora y consoladora. Kuan Yin salva al pescador en peligro, cuida a los niños y aleja los males. Si al­guien tiene pensamientos im­puros e invoca a Kuan Yin, su corazón quedará limpio. La ira puede desaparecer con sólo llamarla. Ella da hijos a las madres y si alguna pide una niña, ésta será hermosa. "Dos hombres -uno cantando los nombres de los 6.200.000 budas, en cantidad igual que las arenas del Ganges, y otro simplemente pronun­ciando el nombre de Kuan Yin- tienen igual mérito", dice un proverbio popular.

Durante el aniversario de su nacimiento, el día decimonoveno de la segunda luna, los templos de Kuan Yin se re­pletan de fieles. Llevan ofren­das de "fideos de la longevi­dad", frutas y otras comidas vegetarianas.

Muchos de los creyentes en esta diosa también ponen frente a su altar pasteles de arroz glutinoso, frutas secas y figuras de papel en forma humana para invocarla y pedir el fin de la mala suerte y el comienzo de las bendiciones. Las figuras de papel tienen la función de "ab­sorver" los malos espíritus o influencias. Son que­madas al final del rito, como punto final de la mala racha por la cual se ha pasado.

El cumpleaños es una de las tres festivi­dades más importantes de los fieles de Kuan Yin. Las otras dos son el aniversario del día en que su previa en­carnación, la princesa Miao Shan, se hizo monja, y la ocasión en que la diosa con­siguió la Iluminación según la fe budista. Estas son celebradas el día decimonoveno de la novena luna y el día noveno de la sexta luna, respectivamente.

En Taiwan hay más de 600 templos en los cuales Kuan Yin es venerada como la deidad principal. La mayoría de ellos está en la ciudad sureña de Kaohsiung, que tiene más de 80. En segundo lugar viene Taipei, donde está el famoso Templo Lungshan.

Desde que el Gobierno de la República de China en Taiwan flexibilizó las normas de viaje a China continental hace cinco años, muchos fieles de templos locales dedicados a Kuan Yin han hecho peregri­najes a la Isla Puto, en la provincia de Chekiang, donde según la leyenda la diosa alcanzó la Iluminación.

Una princesa devota

El mito dice que en un reino en la frontera de Camboya o Birmania, o quizás en India, vivió un monarca llamado Miao Chung. Se acercaba a los 50 años de edad y no tenía hijos, por lo cual elevó grandes ple­garias que fueron finalmente respondidas. Su esposa dio a luz en años sucesivos a tres niñas: Miao Ssu, Miao Yin y Miao Shan. Cuando tuvieron
edad casadera, el rey preparó los matrimonios para cada una. Pero, a su turno, Miao Shan rehusó aceptar las órdenes de su padre y pidió autorización para hacerse monja.

Después de muchos con­tratiempos, Miao Shan con­siguió que la dejaran ingresar en un convento donde, bajo órdenes de su padre, le fueron dadas las tareas más difíciles como forma de persuadida a regresar al pala­cio. Pero los dioses y los ani­males la ayudaron en sus que­haceres y el rey, enfurecido, or­denó quemar el monasterio. Con la ayuda del Cielo, la princesa­monja logró apagar el incendio.

Entonces, el rey ordenó su ejecución por desobedecerlo. Vanos fueron los últimos in­tentos de hacerla abandonar los hábitos. Cuando la decapita­ción se llevó a cabo, un tigre ce­lestial huyó con el cuerpo y su alma partió a visitar el Infierno que, con su presencia, se convirtió en un verdadero paraíso de alegría. Pero el Rey del Infierno reclamó al Cielo por el de­sajuste que se estaba produciendo en el orden natural de las cosas, de modo que la princesa fue devuelta a la vida. Pasó luego nueve años en la Isla Puto perfeccionándose hasta al­canzar la Iluminación.

Tiempo después, el rey Miao Chung fue afectado por una enfermedad mortal que sólo podía ser curada con una pomada hecha con un ojo y una mano humanos. Obviamente, sólo Miao Shan podía hacer tamaño sacrificio y el rey sanó. Cuando descubrió que la hija castigada era su salvadora, el monarca abandonó su reino y se convirtió al budismo junto a toda su familia.

Esta historia tiene diversas variaciones, pero su origen se atribuye a un monje llamado Tao Suan que vivió en el siglo VII d.C.. Sus revelaciones fueron compiladas y publicadas por sus discípulos para propagar la fe budista.

¿Hombre o mujer?

Uno de los aspectos más difí­ciles de comprender para los no entendidos en las religiones orientales, es el hecho de que Kuan Yin haya sido vene­rada antes de la dinastía Tang (618-907 d.C.) como una deidad masculina. Existen pinturas de Kuan Yin en las cuevas de Tunghwang, en los cuales aparece con la figura de un hom­bre con bigotes.

Una de las respuestas popu­lares para el cambio de sexo es que Kuan Yin es capaz de hacer 33 tipos de manifestaciones o transformaciones. Se trata de una habilidad única, no compartida por ninguna otra deidad china, prueba de que Bodhisattva es todopoderoso y que Kuan Yin tiene un poder mágico para ayu­dar a todos los seres sufrientes, especialmente sus devotos.

Investigaciones de expertos en religiones orientales señalan que su origen podría estar en Avalokitisvara, un dios indio nacido de una luz que emanaba de Arnitabha Buda, y que repre­senta el aspecto compasivo de Buda. Además, el nombre de Kuan Yin contiene un sonido que se asocia con el principio fe­menino del "Yin". Para la gran mayoría de analfabetos que no podía diferenciar entre uno y otro carácter escrito debe haber sido difícil explicarse una dei­dad masculina con tal apelativo.

No obstante, el problema de su género parece no preocupar a los fieles tanto como el recuento de sus milagros. Abundan his­torias en este sentido. Una señala que, en la Segunda Guerra Mundial, el viejo edificio del Templo Lungshan de Taipei fue reducido a escombros du­rante un bombardeo. Al mo­mento de limpiar el lugar, la gente descubrió con gran asom­bro que una imagen de la diosa permanecía intacta en medio de la devastación.

Hace una década, en Taiwan se reprodujo ampliamente un cartel en el que aparecía Kuan Yin montada sobre un dragón volando por los cielos y luego, otra del choque de dos auto­buses repletos de gente. En el parabrisas de uno de los ve­hículos se ve la imagen de Kuan Yin. Se dice que el acci­dente verdaderamente tuvo lugar y, gracias a la oportuna manifestación de la diosa, no hubo víctimas.

Para los creyentes más devotos, los milagros de Kuan Yin suceden cada día. Porque ella es la diosa que escucha los ruegos de todos los que la invocan.

Al templo Lungshan de Taipei, uno de los 600 dedicados a Kuan Yin en Taiwan, diariamente acuden cientos de devotos.

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