02/05/2024

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La fruta en conserva al estilo chino

06/02/1991
La deliciosa mi-chien, o fruta en conserva, ha sido un alimento predilecto de los chinos durante siglos. Se trata tanto de fruta confitada como salada o preparada con hierbas. Incluye desde las ciruelas, los dátiles chinos y los albaricoques hasta las aceitunas, la uva y las cáscaras de naranja. Con el uso de una enorme variedad de condimentos, preparados herborísticos y vinos, se convierten en manjares salados, dulces o agrios. Algunos estilos de cocina incluso combinan estos sabores, llegando a producir delicias que intrigan y cautivan el paladar.

En generaciones anteriores, las pequeñas operaciones a escala familiar producían casi toda la mi-chien de Taiwan. Carecían de importancia las técnicas de vanguardia y las estrategias de venta. Más valor tenían la perseverancia y las recetas secretas que daban a los productos sus sabores específicos. Cualquiera con ánimo emprendedor podía abrirse paso en el ramo.

En vista de la falta de recursos y de la visión de corto plazo de la mayoría de los productores, se prestaba escasa atención al envasado y al desarrollo de marcas. La fruta preparada simplemente se vendía a granel a los minoristas. Estos comerciantes entonces la guardaban en grandes recipientes de vidrio o de plástico, desde los cuales la distribuían a los clientes, envolviendo a menudo esas compras individuales en hojas de periódico o metiéndolas en bolsas de plástico sin rotular.

Pero el veloz desarrollo económico de Taiwan en las dos últimas décadas, y la prosperidad cada vez mayor de su población, trajeron cambios a muchas industrias, incluyendo la de fruta en conserva. La aparición de los supermercados de estilo occidental, así como la demanda en aumento de productos alimenticios más higiénicos, obligó a los productores a mejorar la calidad y prestar más atención al envasado y a la identidad de las marcas. En la mayoría de los casos, encontraron que ya no era posible el éxito a base de vender a granel, y sin etiquetar, la fruta en conserva.

Para obtener acceso a las tiendas modernas cada vez más numerosas, y para vender de forma más vigorosa, los productores de mi-chien se pusieron a envasar ellos mismos. Casi todos fijaron a bolsas de plástico etiquetas con la descripción del producto y el nombre de la marca. El sistema era especialmente económico y conveniaente para los productores pequeños, que tendían a vender cantidades modestas de fruta en conserva. Podían tratar una pequeña cantidad de fruta, o comprarla, hacer imprimir una etiqueta adecuada, y entonces vender el producto al por mayor a tiendas por toda la isla.

La multisecular afición a la fruta en conserva se basa no sólo en el placer animal de masticar una ciruela pegajosa o chupar un hueso de aceituna salada. Se da, además, un atractivo psicológico. Es parte del deseo casi subconsciente de captar el sabor de los tiempos de la niñez, cuando la vida era más tranquila y se disfrutaba de placeres más sencillos. Casi todos los adultos de las ajetreadas zonas urbanas de Taipei asocian la fruta en conserva con la alegría de su infancia rural o de pueblo. En aquellos tiempos, incluso una bolsita de ciruelas remojadas en vino o de kumquat (naranja enana) seca se consideraba una delicia. Hoy en día, a los niños de todas las edades, tanto en la ciudad como en el campo, les encanta elegir sus meriendas de la inmensa variedad de mi-chien que en todas partes se les ofrece.

Dado que se trata de un producto auténticamente chino, representativo de la larga y gloriosa tradición culinaria nacional, los productores han entresacado de ese pasado las imágenes fáciles de identificar, de la mitología, la flora y la fauna nacionales, que emplean en las ilustraciones de los enva­ses. Quienes han optado por imágenes de estilo occidental no han tenido tanto éxito como los que han hecho uso de las de inclinación tradicional. Por esta causa, las etiquetas de la fruta en conserva se han convertido en una auténtica colección de dibujos chinos arquetípicos. Los dragones que anuncian las kumquat y las aves fénix que pregonan las delicias de las ciruelas pasas compiten arduamente con personajes como el dios de la longevidad.

No es exagerado decir que los miles de marcas de mi-chien que pugnan actualmente en el rico mercado de Taiwan ofrecen un medio dinámico de preservar los diseños populares y clásicos. En el momento mismo en que las tradiciones están desapareciendo de muchas facetas de la vida isleña, los motivos artísticos antiguos han hallado un nuevo hogar en el mundo comercial, en lugar de ser relegados a la mohosa colección de algún museo.

Además, muchas etiquetas de mi-chien dicen que el producto ha sido preparado "al estilo de Hong Kong" o incluso producido allí. Es un intento de vincular el producto con China tradicional. La idea que subyace es que Hong Kong simboliza el continente y, con él, la tradición.

A pesar de la popularidad de estas etiquetas, es probable que, en los próximos años, sean sustituidas por necesidad laboral y económica. La carencia de mano de obra está obligando ya a las mayores compañías de mi-chien a automatizarse y hacer uso de envases de plástico ya impresos. El meter en bolsas la fruta en conserva lleva tiempo, y es trabajo pegajoso y desagradable; a muchas empresas les cuesta dar con empleados para esta tarea.

Los nuevos envases proporcionan mayor superficie para la ilustración que anuncia el contenido. Esta superficie más amplia se presta más, en principio, a las artes gráficas de estilo occidental. Es probable que los ilustradores se inclinen por las tendencias internacionales en lugar de seguir reproduciendo les motivos típicos de la tradición china que, habitualmente, son profusos en detalles y juntan un sinfm de elementos decorativos.

De todas formas, dado que la aceptación pública del diseño convencional es muy alta, es fácil que se creen ilustraciones del estilo de siempre si bien en un formato occidental modificado. Se están haciendo ya populares los brochazos de color abstractos, y se percibe una clara tendencia hacia diseños menos intrincados. Algunos artistas creadores de etiquetas están incluso empezando a desarrollar versiones como de historieta cómica de los personajes del folclore clásico chino; la idea es atraer a los niños, consumidores de gran cantidad de fruta en conserva.

Sean cuales fueren el método de envasado y el estilo de diseño empleados para presentar el producto, casi todas las empresas del ramo de la mi-chien parecen destinadas a disfrutar de prosperidad continua. La venta no decae, y el delicioso producto sigue deleitando el paladar del consumidor igual que durante los siglos anteriores.


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