05/05/2024

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Hablando de la almohada

26/04/1993
¿Almohadas hechas de barro, piedra y bambú? Durante siglos, una gama inimaginable de materiales ha sido empleada por los artesanos chinos para crear singulares ejemplos de este objeto para dormir. Cuando se habla de almohada, la primera asociación mental que la gente de hoy tiene es la de un cojín blando y suave sobre el cual poner la cabeza al momento de dormir. Pero, an­tiguamente, en China no primaban estas características. Más importante era que el material fuese adecuado para el clima del lugar y la estación del año. Y si la almohada era hermosa... tanto mejor. Así fue como los artesanos chinos crea­ron verdaderas maravillas en materiales que hoy nadie pensaría para tal uso: made­ra, bambú, cerámica, junco de India, cuero, cuerno, oro, jade, pie­dra, cristal, ámbar, vi­drio, algodón y seda. Símbolos de sere­nidad, felicidad y amor, las almohadas fueron tema de poe­mas y canciones y aparecen mencionadas en el Libro de los cantos, la antología poética más antigua de China (siglo III o IV a.C.). Los estilos de las almohadas han estado sujetos a las modas y han va­riado de dinastía en dinastía. Los más re­finados ejemplos, muchos de los cuales fueron usados por los miembros de la corte imperial, hoy son considerados tesoros nacionales. Colecciollables El uso de las almohadas al estilo an­tiguo empezó a decaer a principios de este iglo, tras el advenimiento de la producción masiva de almohadas rellenas de fibras sintéticas. Sólo algunos ancianos y gente de las áreas rurales han continuado poniéndolas en sus camas, por lo que hoy más bien son objetos de colección. Entre las más antiguas que aún exis­ten se encuentran unas almohadas fune­rarias de jade, que fueron desenterradas de tumbas que datan de la Dinastía Han Occidental (206 a.C.-7 d.C.). Otras rarezas son unas almohadillas intrincadamente mol­deadas en cerá­mica vidriada de color blanco, de las dinastías Sung (960-1279) y Yuan (1277-1368), que en realidad se asemejan más a pequeños modelos de es­cenas palaciegas. Según evidencias etimológicas, se han creado hipótesis de que las primeras al­mohadas estaban hechas de madera. Chen, la palabra china para "almohada" contiene el carácter componente mu, que significa "madera". Algunos expertos es­peculan que las almo­hadas, al igual que las camas, se fabricaban con materiales suma­mente disponibles, durables y baratos, tales como la madera y el bambú. Las condiciones climáticas dictaban la elección de los mate­riales. Por ejemplo, la seda y el algodón, que aislan y retienen el calor, se consideraban adecuados para las estaciones más frías. Algunas almohadas de cerámica podían llenarse con agua caliente y servir para un doble propósito. En el verano se preferían el junco de India, el bambú, el cuero, el jade, la cerámica, el cristal y la ágata. Por lo general, este tipo de al­mohadas era cubierto con tela. Los cojines que se hacían de género y cuero generalmente eran rellenos con paja, algodón, pedazos de tela, hojas de té o salvado de arroz. Algunas almo­hadas más especiales estaban rellenas con hierbas medicinales, tales como crisantemos en flor, para aliviar los mareos y los dolores de cabeza. Fresco al tacto, el bambú es ideal para el clima cálido y húmedo del sur de China. Las almohadas fabricadas con trozos de la fibrosa hierba eran las más comunes, pero algunas estaban hechas de sólo un trozo de tallo. Los ejemplos más escultóricos se tallaban en raíces de bambú. Al igual que las al­mohadas de madera, las elabo­radas en bambú tendían a ser sen­cillas pero elegantes. Los acaba­dos naturales, pulidos, eran los preferidos, sin más embellecimiento que la inscripción de al­gunos caracteres chinos. Este tipo de almohadas fue muy popular en Taiwan durante la Dinastía Ching (1644-1911). Las artes decorativas han sido bien representadas en la fabricación de almohadas. Los artesanos que trabajaban con cerámicas, cuero, laca y tela no se limitaban en lo que se refiere a ornamentación. Las piezas de cerámica, por ejemplo, con­tenían diseños grabados e impresos, y en ellas se exponía una gran variedad de vidriados que iba desde los clásicos pa­trones florales en azul y blanco hasta diseños abstractos, parecidos a los de hoy. Las almohadas de cuero eran decoradas con versos en una fina caligrafía y pin­turas de paisajes. Las almohadas de tela casi siempre eran embellecidas con atractivos bordados. La ornamentación de las almohadas an­tiguas refleja costumbres y creencias fol­clóricas. En este sen­tido, fueron populares los símbolos y mo­tivos que dependían de juegos de palabras; por ejemplo, yang, que significa "oveja", era un motivo común porque su pronunciación se parece al de hsiang, que quiere decir "auspicioso". Asimismo, la palabra para "venado" en chino, lu, era homófona de "salario" en la China feudalista. Los símbolos florales también eran relativamente co­munes. La peonía, por ejemplo, re­presenta salud y el loto, nobleza. Muchas de las almohadas de cerámica tenían forma de tigres, panteras y osos. Se decía que tales animales eran eficaces para prote­gerse de los malos espíritus y las almohadas con esas formas se usaban como talismanes para las mujeres que deseaban tener hijos varones. Este tipo de almohadas fue especialmente popular durante la Dinastía Tang (618-907). Las almohadas de cerámica hechas en las dinastías Sung y Yuan a menudo eran decoradas con figuras humanas, flores, pájaros, paisajes, bambú y esce­nas de óperas populares. Las tribus aborígenes de Taiwan tam­bién hicieron almohadas de madera. Algunas tenían más de un metro de largo y eran usadas en común. Motivos artísti­cos tales como bailarines, rostros hu­manos, venadillos y serpientes (símbolo de poder), eran los favoritos. Algunas de estas almohadas muestran una notoria influencia china. Por ejemplo, las de madera con la forma de un féretro indican el traspaso de valores chinos. La palabra china para ataúd, kuantsai, es homófona de las palabras kuan, que sig­nifica "cargo oficial" y tsai, que quiere decir "riqueza". No sólo para dormir En el pasado, las almohadas tenían usos específicos. Por ejemplo, cuando un médico tradicional chino realizaba un complicado examen del pulso, pedía a sus pacientes que pusieran su brazo en un pequeño cojín llamado "almohada del pulso". Ciertas almohadas estaban diseñadas para utilizarse como apoyos para la es­palda y algunas para acomodar los hombros, la cintura, los brazos o las piernas. Otras poseían funciones múltiples. Las almohadas de "caja", por ejemplo, se usa­ban para guardar documentos importantes, joyería y otros objetos de valor. La mayo­ría podía cerrarse con candado y, cuando el dueño dormía, la almohada era una caja fuerte a prueba de robos. Algunos colec­cionistas creen que tales objetos también servían para llevar las pertenencias valiosas al ir de viaje. Sin duda, era una curiosa forma de confiar en la almohada.

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