06/05/2024

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Donde haya chinos, habrá mahjong

26/03/1991

Hasta hace poco, en la República de China estaba prohibido el tradicionalísmo juego del mahjollg, debido a que éste suscitaba un afán por las apuestas superior al espíritu deportivo. Cuando una familia queda divertirse en esta afición, tenía que cerrar las cortinas y estar pendiente de cualquier ruido sospechoso para alcanzar a esconder las piezas a tiempo y no ser sorprendida por la policía.


Esa época ya se ha acabado. A principios de enero de este año, la ley ha sido modificada y el juego ha dejado de ser ilegal.


El hecho es que, a pesar de las prohibiciones, el mahjong nunca perdió la popularidad que ganó hace más de un siglo. Algunos lo consideran un rasgo especial de la cultura china.


El juego tiene tal fuerza magnética, que mucha gente tiene dificultades para dejar la mesa de mahjong Hay historias de hombres y mujeres que, tras volverse adictos a esta diversión, han pasado a ser negligentes en su trabajo y el cuidado de su familia. Además, se ha sabido de varias personas que han quedado en la insolvencia.


Entre las "víctimas" hay personas de todos los rangos sociales y edades. En la actualidad, muchos son los jóvenes chinos que, tras terminar sus estudios universitarios en Taiwan, van a Estados Unidos en busca de educación superior. No faltan los grupos de compafieros que, para no privarse del juego de sus vidas, solicitan ingresar a la misma universidad. Porque empacar las piezas del juego es cosa fácil, pero encontrar rivales apropiados es otra. Por eso ahora se dice que donde haya chinos, habrá mahjong.


Trampas a la Emperatriz


En una defmición simple, el mahjong es un juego donde participan cuatro personas y consiste en construir combinaciones o conjuntos quitando, devolviendo o intercam biando 144 piezas, según las distintas figuras que representan.


A medida que ganan experiencia, los jugadores se vuelven exigentes respecto a la calidad de sus rivales. Cuando falta un buen jugador, un principiante puede ser aceptado, pero el juego no tendrá la emoción que lo caracteriza, dicen los conocedores.


Claro que todo depende de si uno es o no capaz de perder. Se dice que la Emperatriz Viuda Tsu Hsi (1835-1908 d. C.) era una gran aficionada a este juego. A menudo pedía a las hijas y esposas de los miembros de la familia real que se le unieran para una partida. Sus compafieras favoritas eran las hijas del Príncipe I Kuang porque siempre perdían.


Al parecer, las muchachas no eran malas jugadoras ni tenían siempre mala suerte. Su secreto para perder y, por lo tanto, agradar a la Emperatriz, era que las damas de la corte sentadas detrás de Tsu Hsi les indicaban qué piezas tenía en sus manos la soberana. De esta forma, siempre podían complacerla. El dinero que se les iba a las dos jóvenes no era nada en comparación con los favores imperiales que ganaban.


Durante el dominio manchú, se dice que muchos funcionarios de los gobiernos locales sucumbieron ante el magnetismo de este juego. En 1907, un periódico de Tientsin publicó un artículo sobre un magistrado de condado que se encerraba a jugar mahjong durante todo el día y olvidaba sus obligaciones. La información decía que el magistrado permaneció inmerso en su afición, a pesar de que en su distrito se produjo un robo en el que hubo varias víctimas mortales.


Hombres en casa


Es posible que, de haber sabido la verdadera adicción que su juego causaría, Chen Cheng-lun habría pensado dos veces antes de crearlo. En 1840, durante la Guerra del Opio, Chen estaba a cargo del adiestramiento de los pescadores del condado de Ningpo, provincia de Chekiang. Su misión era formar una milicia que pudiera proteger la seguridad de las aldeas locales.


A fin de mantener a los hombres en casa, de modo que pudieran ser llamados en cualquier momento para luchar contra los ingleses, Chen modificó un juego de cartas llamado matiao, que era popular en esa época.


Hay registros escritos de que el matiao fue inventado a fines de la Dinastía Ming (1368-1644 d. C.). En ese juego, cuatro personas debían hacer combinaciones con 40 cartas que tenían diseños de flores y otras figuras. Este fue popularizado durante la Dinastía Chingpor los mercaderes de sal de Y angchow.


Chen cambió las cartas por piezas rectangulares hechas de bambú, y con diseños relacionados con la vida diaria de los pescadores. Por ejemplo, el dibujo de los círculos concéntricos en las nuevas piezas, se parecía a los listones de bambú que un pescador recibía después de entregar baldes llenos de pescados a los comerciantes. Por cada cubeta entregada, recibía una tira de bambú con el diseño de dos círculos concéntricos. Por dos baldes, el listón de bambú llevaba dos grupos de tales círculos, y así sucesivamente. El mayor número de grupos de círculos en un listón de bambú era nueve.


El nuevo juego también empezó a ser practicado por cuatro personas, pero con 136 piezas. Su nombre proviene de su antecesor, matiao, que también era pronunciado como machiao. De este último surgió machueh, cuyo carácter corresponde exactamente al de "gorrión" .


¿De marfil o electrónico?

Los juegos actualmente disponibles en Taiwan son de plástico y rondan los doce dólares estadounidenses. En China continental se hacen principalmente de cuernos o bambú. En la antigüedad los ricos solían jugar con piezas hechas de marfil o huesos de camello, y también existen versiones de que algunos nobles se entretenían con piezas de diamantes y oro.


El mahjong moderno tiene 144 piezas y cada jugador debe manejar 16. Cuando se decide jugar a la usanza antigua, se retiran ocho piezas que tienen los caracteres de "primavera", "verano", "otoño", "invierno", "ciruela", "orquídea", "bambú" y "crisantemo".


El principio básico del juego es ordenar las 16 piezas, más una que se ha tomado de la mesa, para formar cinco grupos de tres (que pueden ser secuencias consecutivas o tres de cualquier figura, tal como 3,4 y 5 de círculos; o tres piezas de la misma figura, el viento este, por ejemplo), más un par idéntico.


La primera persona que consiga esta formación hace el aviso correspondiente y es considerada ganadora. Si un jugador consigue la pieza necesaria por sí mismo, declara que hubo "tzu-md' y se convierte en el único ganador. Si otro pone a disposición la pieza que da la victoria a otro, avisa que "prendió un cohete" (jang-pao).


Elmahjong es sólo un pasatiempo; pero se necesita tener algo más que suerte. Muchos jugadores se preocupan de memorizar qué piezas han ido rechazando sus tres contendientes, a fin de descubrir cuáles son sus conjuntos. Por eso hay personas que lo consideran una forma de agilizar la mente y adiestrar su razonamiento.


Mantener la calma y los buenos modales es muy importante. Existe incluso un código de reglas de etiqueta. Algunos chinos dicen que la mesa de mahjong es uno de los mejores
lugares donde probar el carácter de un futuro yerno.


Aunque no tiene el mismo sabor que las partidas con adversarios humanos, en Taiwan los jugadores empedernidos pueden practicar en juegos electrónicos de video.


No hay dudas de que la invención de Chen seguramente tuvo éxito en su primer objetivo (mantener a los pescadores en casa). Pero no se sabe si éstos fueron capaces de salir a luchar después de las larguísimas partidas en que derivó el mahjong.


Todos los juegos duran varias horas. A menudo las sesiones son enteramente nocturnas y hay ocasiones en que se prolongan hasta el mediodía siguiente. La gente que no dispone de mucho tiempo suele entregarse a este placer durante las festividades del Año Nuevo chino. Claro que, invariablemente, el fin de una partida es siempre el mismo: todos se levantan para ir al bafio. Y después, a acostarse para dormir todo lo que se pueda.


N o descansar puede tener resultados impredecibles. Recientemente, la prensa de Taipei informó de un caso singular. Un grupo de jugadores estuvo nada menos que cinco días seguidos inmerso en la afición. Cuando se iniciaba la sexta jornada, uno de ellos sucumbió por el cansancio y se retiró a dormir. De 60 años de edad, y sólo con algunas canas hasta entonces, despertó a la mañana siguiente con la cabeza totalmente blanca.


Cosas del mahjong. De que el juego apasiona, no hay dudas.

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