05/05/2024

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El ábaco, la calculadora china

26/05/1992
Con cerca de mil años de existencia, este instrumento para sacar cuentas sigue aún vigente entre los chinos. A muchos niños se les hace tomar clases de ábaco para que desarrollen diversas habilidades. Presente en la vida diaria del pueblo chino durante unos mil años, la figura del ábaco ha quedado grabada en diversos dichos populares. De una persona muy segura de sí misma se comenta que trabaja con un "ábaco de acero"; de los calculadores, que siempre están buscando sacar el mejor provecho de una situación, se dice que tienen un "ábaco interno"; y para el marido que se porta mal está presente la amenaza de que, llegando a casa, su esposa lo obligará a "arrodillarse sobre el ábaco". Pero, aparte de darle color a esas frases populares, ¿se usan realmente los ábacos hoy en día? Porque pareciera que ese antiguo instrumento para sacar cuentas hubiese pasado a la historia con el advenimiento de las calculadoras electrónicas en la década del 70. En las empresas modernas de Taiwan, por ejemplo, es más fácil encontrar computadoras que ábacos. Pero, por otro lado, las competiciones semestrales de maestría y velocidad en ábaco tienen cada vez más participantes de todas las edades. Con frecuencia se trata de de­ mostrar que un experto en ábaco puede trabajar tan o más rápido que alguien que utiliza una calculadora. Para operaciones aritméticas con cifras de ocho dígitos o más, una mano veloz puede vencer a la electrónica. "A partir del número 10.000 sólo se necesita un movimiento en este instrumento, en cambio la calculadora requiere cinco", dice el juez internacional de competiciones de ábaco, Wu Wen-hsiung. Para el profesor de ábaco Chiang Hao-shun, las pruebas de velocidad tienen poca importancia. "Es un buen juego, pero la meta de aprender a usar este aparato no es superar a las computadoras. La naturaleza y el propósito de las dos cosas son diferentes; y cada una tiene su lugar". Con él concuerda Wu Wen­-hsiung, quien dice: "El objeto de correr es mantener la salud del cuerpo, no competir con autos ni aviones". El manejo del ábaco requiere habilidad manual, buena vista, agudeza mental y oído fino. De ahí que muchos padres añadan el estudio de este instrumento a la lista de actividades extracurriculares de sus hijos. Según una encuesta realizada entre estudiantes del Instituto Nacional de Negocios de Taipei. el 60% de los alumnos de contabilidad respondió que cree que el ábaco aún es importante, mientras que el 86% de los de finanzas contestó del mismo modo. Instrumento divino En China, las deidades también sacan cuentas con bolitas de madera. En los templos del "Dios de la Ciudad", el gran vigilante de las virtudes y los vicios hu­manos, existen unos ábacos enormes. Con ellos, se supone que el dios lleva un detallado control de las vidas de las personas. Desde luego, cuando llega el momento del balance, viene el premio... o el castigo. No sólo los chinos han usado el ábaco. Los romanos y los árabes tuvieron instrumentos similares, pero los reemplazaron por las matemáticas escritas. Fueron pueblos de Oriente los que llevaron este útil objeto a su más alto grado de desarrollo. Pero ni el creador ni la época exacta de su aparición son conocidos. El primer indicio de su existencia está en el libro "Notas de Matemáticas", escrito por Hsu Yue durante la Dinastía Han, hace unos mil años. Hsu habla de un instrumento para calcular cuyas características coinciden con las del ábaco. No obstante, este aparato ganó verdadera popularidad hacia fines de la Dinastía Yuan y principios de la Ming, más de 600 años atrás. De esa época data el "Registro del final de la labranza", libro donde el autor Tao Tsung-yi crea una vívida metáfora del uso del ábaco: "Sobre la contratación de sirvientes: éstos son como canicas en un mortero cuando recién llegan, ya que se mueven sin necesidad de darles órdenes; pero después de un tiempo, se convierten en las cuentas de un ábaco, que avanzan sólo cuando se les manda". Antes del reinado del ábaco, los cálculos se hacían con listones de madera, marcados del uno al cinco y extendidos sobre una mesa. Los principios con que funcionaba ese sistema eran muy similares a los del ábaco, pero el proceso de calcular ocupaba mucho más tiempo. Por ejemplo, la cantidad "cuatro" puede ser marcada en el ábaco con sólo un movimiento. En el viejo método, había que mover cuatro piezas, una por una. Durante la Dinastía Ming, un período de intensa actividad comercial, las tablillas fueron reemplazadas totalmente por el ábaco. En esa época ganó renombre un maestro de los números llamado Cheng Ta-wei. De joven, Cheng había hecho numerosos viajes por el rico y populoso sur de China, donde visitó afamados matemáticos. Cuando tenía 60 años de edad, Cheng publicó el "Compendio de Matemáticas", un manual de ábaco que llegó a ser superventa. Aprender la rima El "Compendio" contiene varias fórmulas y técnicas para contar y hacer cálculos sobre lo más diverso: desde cantidades de pimienta, arroz y granos, hasta el nacimiento de niños y niñas, pasando por arriendos y cantidades de oro y plata en los minerales. Cada fórmula fue escrita en forma de verso, para que fuera fácil de memorizar. Tanta popularidad tenía este libro, que se dice que los comerciantes se dedicaban a aprender el "Compendio", tal como los intelectuales se enfrascaban en los Cuatro Libros y los Cinco Clásicos. Aparte de promover el uso del ábaco, al libro de Cheng también se le atribuye haber expandido el uso de este aparato hacia Japón. El texto fue traducido al idioma nipón y empleado como manual para su utilización. De hecho, el "ábaco estándar" que se ocupa hasta el día de hoyes un modelo perfeccionado por los japoneses, llamado chaoho. Tiene cuatro cuentas romboides abajo y una arriba. Las inferiores representan unidades del uno al cuatro y las superiores tienen un valor de cinco unidades cada una. Un modelo anterior, con una bolita arriba y cinco abajo, se denomina ta-cheng. El ábaco propiamente chino, descrito en el "Clásico Lu Pan Mu", tiene "dos cuentas arriba y cinco abajo". Aún pueden verse en uso algunos de éstos en tiendas antiguas o en obras de teatro tradicionales. Importancía del "clic-clac" Además de los modelos estándar, existen ábacos en una enorme variedad de materiales y estilos. No obstante, los mejores para el uso diario son los de madera, especialmente de sándalo. Claro que, con la tecnología moderna, también hay buenos ábacos hechos con madera prensada, cuyo precio es mucho más asequible. "Un buen ábaco es estable, hace un sonido claro, tiene un peso adecuado y orillas afiladas", dice Cheng Yung­-hsiang, subadministrador ge­neral de Strong Stationary Co., el mayor fabricante de ábacos de Taiwan. Cheng explica que los buenos ábacos deben descansar sólidamente sobre una mesa, es decir, estar bien equilibrados. Sus bolitas deben ser pesadas y sonar fuerte cuando choquen, como indicio del buen material usado. Lo de las "orillas afiladas" se refiere a los extremos de las cuentas con figura de rombo, que deben ser delgadas y fáciles de manejar. El ruido del clic-clac no debe ser olvidado, porque implica la relación entre un ábaco en uso y la cantidad de dinero que entra a un negocio. Para ciertas personas, debe ser algo así como "el sonido de la felicidad".

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