05/05/2024

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Finas y únicas piezas de jade son expuestas por primera vez en Taipei

06/06/1991

Considerado por los antiguos sacerdotes chinos como una perfecta amalgama entre el cielo y la tierra, el jade ha sido durante siglos un material apreciado en esta parte del mundo por su fría y profunda belleza. En diversos colores, e importado desde tierras lejanas, fue labrado con maestría por pacientes y talentosos artesanos que dieron forma a un sinfin de objetos destinados, principalmente, al uso personal de los emperadores.


Más de cien piezas de fina talla, pertenecientes a diversos coleccionistas privados de Taiwan, Hong Kong, Europa y Estados Unidos, fueron reunidas en una exhibición realizada recientemente en Taipei, que organizaron las compañías de relaciones públicas K&K y 100.


La mayoría de los objetos data de las dinastías Ming (1368-1644 d.C) y Ching (1644-1911 d.C), aunque también hay imitaciones, hechas en esas épocas, de los estilos que predominaron dos mil años antes.


Aparte de diversas figuras ornamentales, en las cuales los artistas hicieron gala de su sentido del equilibrio y la armonía, hay una serie de objetos de uso práctico, tales como tazones de arroz, recipientes para la tinta, incensarios, botellitas, candelabros, joyeros, vasijas e, incluso, un dedal para que el emperador no se hiciera daño con el arco cuando decidía practicar tiro.


En cada una de las piezas se puede observar el talento de los artesanos, no sólo para esculpir las distintas clases de jade, sino también para crear formas en las que destaquen los colores lavanda, verde, blanco y amarillo que suele tener una de las variedades de jadeíta. Los expertos en jade, sin embargo, denominan "rojo" en su lenguaje técnico, al color de la veta que para un observador común es amarillo. Hay figuras que incluso contienen cadenas, cuyos eslabones están correctamente enganchados y sin unión alguna porque fueron labrados en un mismo trozo de piedra.


Para los chinos, la belleza de cada objeto va más allá de sus formas y colores; también está en el mensaje que sea capaz de transmitir a las generaciones posteriores. Así es cómo en estas piezas únicas hay flores de loto (pureza en un ambiente impuro), peonías (riqueza y nobleza), botellas (seguridad y serenidad), grullas (longevidad), dragones (símbolo imperial) y el animal mítico chilin. En algunos objetos también está presente el ají (una familia numerosa, por su gran cantidad de semillas), el cacahuete (larga vida) el rábano (buena suerte), y el grillo (renacimiento).


La muestra es dificil de avaluar en términos monetarios, ya que cada pieza tiene valor por la rareza o pureza de su material, además del grado de dificultad que requirió su confección. No obstante, fue asegurada por una compañía inglesa en 370 mil dólares estadounidenses.


Esta es la primera vez que el público chino puede apreciar estos objetos que, hasta ahora, estaban diseminados por el mundo.

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