Noticias de Taiwán
Mmmmmm, deliciosas
26/08/1993
Las "galletitas del carro" tienen rellenos dulces y salados. (Huang Chung-hsin)
La comida desde siempre ha sido un aspecto importante de la cultura china, cuya gente ha sabido crear exquisiteces de prácticamente todo lo que se mueve o crece. Esto se aplica tanto a los más refinados platos como a los más simples, pero inolvidables, bocadillos callejeros.
Las golosinas tradicionales chinas, al igual que esas fotografías de color sepia que más de alguien aún guarda en un cajón, tienen un sabor nostálgico. Para los adultos de hoy, inevitablemente traen consigo recuerdos de la infancia, cuando su confección a mano era necesaria, dado que no existían las técnicas de fabricación en serie con que se hacen los dulces modernos. A veces, cuando se topan con un vendedor de figuras de caramelo, muchos padres no pueden resistir la tentación de comprar esos confites a sus hijos y decirles con orgullo: "Esto comía yo cuando era niño".
Sabrosas, baratas y fáciles de preparar, las golosinas tradicionales eran populares en la sociedad rural del pasado. Las más conocidas en Taiwan tuvieron su origen en distintos lugares: algunas fueron traídas desde China continental, otras quedaron como legado del medio siglo de ocupación japonesa y unas cuantas han estado aquí desde hace tanto tiempo que nadie sabe de dónde provenían.
Una de sus principales características -y atractivo- era su preparación en el sitio mismo donde se expendían. Los vendedores se instalaban en un lugar concurrido y dejaban que la magia con que se formaban las figuras de caramelo, el colorido de las de mazapán o el dulce olor de los bizcochos amoldados actuaran sobre los clientes.
Afortunadamente, no están desaparecidos del todo. Aún queda un puñado de vendedores que se gana la vida de este modo. Instalan sus carritos cerca de las escuelas, donde tienen clientes seguros, o hacen su aporte al ambiente festivo de diversas celebraciones patrióticas o religiosas.
Como la lista de bocadillos es realmente interminable, aquí nombramos sólo algunos. Varios de ellos también han trascendido estas fronteras, por lo que usted podrá reconocerlos.
Las figuras de caramelo (hua-tang) llegaron a Taiwan desde la provincia de Fukien a principios de siglo. Para hacerlas, se derrite azúcar de caña y se vierte el líquido sobre un molde de metal con figuras de pájaros, flores y animales. Una pequeña varilla de bambú se adhiere por detrás a cada una para sostenerla mientras se come.
El "algodón" (mien hua-tang) todavía mantiene su popularidad. El azúcar es calentado en una máquina y hecho girar con rapidez. Las finas hebras secas que se forman son enrolladas en torno a un palito de bambú y, en conjunto, se ven como una gran bola de algodón.
Las frutas confitadas (tang hu-lu) son originarias de Pekín, donde se hacían ensartando en un palito, un fruto de espino arriba y una naranjita clementina pelada abajo, ambos cubiertos de caramelo. Luego, la combinación fue cambiada a cuatro o cinco frutas, pero el nombre en chino se mantuvo. En Taiwan, el barniz es hecho de maltosa y azúcar negra o azúcar granulada con colorante rojo. Las frutas más populares son tomates en miniatura, frutillas, ciruelas y frutos de espino.
Las golosinas típicas taiwanesas son las "galletas del carro" (che lun-ping). Populares durante la colonia japonesa, prácticamente han desaparecido de las ciudades, pero aún se pueden encontrar en pueblos y aldeas. Son crujientes y tienen rellenos diversos como pasta de maní, pasta de frijoles rojos o trocitos de rábano.
Las empanadillas frías (liang-yuan) tienen relleno de frijoles rojos. Son enfriadas después de cocerse al vapor y son un bocado refrescante en el largo y caluroso verano de esta isla.
El arroz inflado (pao mi-hsiang) tan popular en las zonas andinas de Sudamérica, proviene de la región sur del Río Yangtze. En Taiwan se vende en bloques compactos y con otros ingredientes como maní o un bañado de caramelo.
Si ya se le ha hecho agua la boca, no lo culpamos.