¿Qué hacer en el tiempo libre? La pregunta que muchos habitantes de las grandes ciudades de Taiwan e hacen especialmente en los fines de semana tiene una nueva respuesta: ir al campo para respirar un poco de aire más puro y aprender antiguas y nuevas técnicas de cosecha y cría de animales.
La idea no es original; ya se ha probado con éxito en Alemania, donde el concepto del reencuentro con la naturaleza ha entrado con fuerza. Sin embargo. su aplicación en Taiwan apunta también a otro objetivos: ofrecer una opción recreativa a la población urbana y, sobre todo. aumentar los ingresos de lo campesinos, que en los últimos años se han venido cuesta abajo.
Uno de los principales proyectos de este tipo en Taiwan fue iniciado por una funcionaria de la Oficina de Asuntos del Distrito de Nanchuang, Chang Yueh-chi. Situado entre Miaoli y Hsinchu, en el norte de la isla, y de menos de 20 mil habitantes, Nanchuang vivía de la explotación forestal. la cosecha de bambú y la minería. Actividades menores eran la cría de vacunos. cerdos y pollos. Nadie se hacía rico con ello, pero la vida pasaba sin apuros económicos.
No obstante, el auge de la industria y el comercio creó numerosas oportunidades de trabajo en las ciudades y muchos jóvenes empezaron a dejar sus hogares rurales, llevándose consigo la capacidad productiva que habrían podido ofrecer en otras circunstancias. Además, las antiguas fuentes de ingreso han ido muriendo una a una: el carbón está siendo reemplazado por otras fuentes de energía, la industria forestal de esa zona ya no es rentable, y el precio del bambú se ha ido al suelo. La cría de animales tampoco puede competir con la producción en gran escala que se hace en otras partes de la isla.
Florece una idea
Por su hermoso paisaje, y el hecho de que el pueblo solía llenarse de turistas durante los fines de semana, el plan de convertir a anchuang en un centro recreativo floreció en la mente de Chang Yueh-chi. Tres años más tarde, seleccionó un área adecuada al pie de las montañas, llamada Lago de las Tres Esquinas, e instó a los organismos locales corre pondientes a construir un centro de actividades y un restaurante.
Desde el principio, la funcionaria puso énfasis en que el proyecto tenía grandes diferencias con los de otras áreas turísticas." Nuestra meta es mejorar el nivel de vida de los campesinos", dijo. Las ganancias deben ser para la comunidad local. Por eso, desde los materiales de construcción hasta los patos y verduras escabechadas que se sirven en el restaurante son producido ahí mismo.
Durante los cuarenta días de la temporada estival, el Centro Recreativo Lago de las Tres Esquinas consigue utilidades cercanas a los 30 mil dólares estadounidenses. "No es mucho, pero suma el total del volumen de producción de una finca en la villa cercana de Tunho", explicó Chang Yueh-chi.
Actualmente, este sitio ocupa sólo una hectárea. Pero existen planes de expandir las instalaciones a 70 hectáreas, aprovechando la belleza del paisaje local. "Además de aumentar los ingresos de la gente, nos interesa evitar la migración y el inevitable desarraigo que ésta provoca", dijo.
Las ganancias aún son pequeñas si se comparan con las cifras de varios dígitos que ostentan lo grande negocios de Taiwan. Sin embargo, gracias al buen potencial que tiene el proyecto, la idea ha empezado a ser imitada en otras partes de la isla. Desde Ilan en el norte, hasta Pingtung en el sur, y desde Hualien en el este, hasta las islas Pescadores en el oeste, diversas comunidades agrícolas han empezado a explotar el negocio turístico. Los especialistas le han dado el nombre de "agricultura recreativa".
Descansar participando
"Este es un paso adelante en la agricultura", dijo el director del Departamento de Servicios a los Campesinos del Consejo de Agricultura, Li Chin-lun. "Esperamos ver un progreso de su función productiva hacia el sector terciario, es decir. ofrecer un servicio".
No obstante, ser campesino por un día puede ser una oferta poco tentadora para los residentes de la isla. Una gran parte de la población urbana tiene fuertes lazos con el campo, ya que sus padres y abuelos viven en zonas rurales. El caso de Taiwan no es igual al de Alemania y Dinamarca, donde cosechar frutas y ordeñar vacas son actividades exóticas para las nuevas generaciones de las grandes ciudades.
Cansados del ajetreo diario, el tránsito congestionado y la contaminación, los residentes de Taiwan buscan, sobre todo, un sitio tranquilo y hermoso donde pasar el día. Prueba de ello es que, a partir de la década pasada, han tenido gran auge los parques turísticos y los huertos donde uno mismo puede recoger la fruta que se quiere llevar a casa.
Beneficios en casa
El proyecto global, según ha sido diseñado por el Consejo de Agricultura, pone gran énfasis en el paisaje, pero no descuida el aspecto educativo. Se planea el establecimiento de unos 25 centros en toda la isla, de los cuales seis ya han empezado a funcionar. En ellos, los visitantes no sólo tienen la oportunidad de admirar los cambios de las estaciones en la naturaleza, sino también participar en faenas como la plantación y cosecha de arroz, la recogida de té o la pesca. Además, está la oportunidad de presenciar festividades religiosas en los templos locales, como los ruegos para una buena cosecha, y presentaciones folclóricas.
Según el especialista del Consejo de Agricultura, Lin Tze-lien, la agricultura recreativa no sólo abrirá una nueva oferta de centros de entretenimiento, sino que también servirá para unir al campo y la ciudad y, lo que es muy importante, mejorará el nivel de ingresos de los agricultores.
Actualmente. las fincas turísticas funcionan mediante tres tipos de organización: control directo por una asociación de campesinos, cooperativa formada por los habitantes locales (Nanchuang) y administración de una empresa privada. Conscientes de que sólo las dos primeras modalidades brindan la plena seguridad de beneficiar en primer término a los campesinos, las autoridades están diseñando un conjunto de normas estrictas.
De prosperar, este proyecto no sólo permitirá a lo habitantes de las ciudades pasar un día en contacto con la naturaleza, sino que ayudará a que los que crecieron en ese ambiente no se vean forzados a cambiar de estilo de vida.