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El Cloisonné, colorida expresión de simbolismos chinos
06/01/1989
Entre el sinnúmero de artes y artesanías que la milenaria cultura china ha entregado a la humanidad con la marcha de los siglos, existe una que se destaca ampliamente por la belleza de su concepción estética, la brillantez de su policromía y su expresividad simbólica, y es la de decorar vasos, jarrones, potiches y un sinnúmero de otros objetos con el esmalte conocido como Cloisonné.
Un esmalte es, básicamente, una clase de pigmento blanco cuyos componentes principales son boratos y silicatos, a los que la adición de óxidos metálicos otorgan colores y matices. Cuando ese esmalte es aplicado a la superficie de un objeto metálico y horneado a éste se le denomina "esmaltado", aunque en algunos paises, según la calidad, se le denomine "enlozado".
De acuerdo con los diferentes métodos de "fabricación, los esmaltes pueden dividirse en tres clases: esmalte Ch'ia-ssu; esmalte Nei-t'ian o Champlevé, y esmalte Huan o pintado.
El esmalte Ch'ia-ssu, mejor conocido por Cloisonné, se logra soldando tirillas de cobre sobre la superficie de un recipiente también de cobre. Los espacios así creados se llenan con esmaltes polícromos y posteriormente se procede a hornear el objeto.
El Cloisonné de buena calidad debe sujetarse a ciertas normas muy importantes: el objeto que servirá de base debe ser fundamentalmente resistente, las líneas de los diseños limpias y bien definidas, los colores finos y brillantes y el acabado igualmente brillante y suave.
Patrocinado por la corte imperial, el Cloisonné entró en China durante el Período Sung (960-1279 D.C.), pero los objetos así esmaltados más antiguos, que han sobrevivido hasta nuestros días, datan de la Dinastía Ming (1.368-1.644 D.C.). Debido a que el color azul turquesa característico del Período Ching-t'ai de la Dinastía Ming (1.450-1.457 D.C.) fue muy admirado, la palabra correspondiente a Cloisonné, en chino, se deriva del nombre de ese reinado.
El Cloisonné, debido a sus finas formas y colores brillantes, es todavía hoy, la más ampliamente apreciada de todas las artesanías tradicionales.
La decoración de Cloisonné puede hallarse asimismo en una gran variedad de objetos de uso práctico, además de los puramente decorativos. Ello condujo al empleo de todas clases de motivos ornamentales, a menudo simbólicos además de placenteros para la vista. Por ejemplo, un plato con dos dragones disputándose una perla exhibe el rojo como color principal. El rojo, agregado a tramas de llamas y nubes, es símbolo de buena fortuna.
Un vaso con diseños de mariposas sugiere los caracteres chinos que significan "ochenta años de edad" y, combinada de cierta manera, la decoración constituye un deseo de larga vida.
Dos mariposas en un plato unidas por un jui-tsao - una yerba legendaria representativa de buenos augurios - y el hongo de la inmortalidad, sirven para hacer aún más fuerte el significado de buena suerte.
Un potiche con diseños de peonías presenta las flores como símbolo de riqueza, mientras que los peces, a través de una serie de asociaciones representan al dragón, lo que significa éxitos sin límites.
Los dioses a la puerta de una casa significan buena defensa contra espíritus y demonios; como tales, ellos representan anuncios de buena suerte y de paz, y reflejan las creencias ancestrales de la gente en la necesidad de exorcisar los malos espíritus con el fin de acrecentar la buena suerte.
Los tazones tradicionales para atraer la suerte y la riqueza, indican la preocupación de los chinos por un poquito de felicidad y bienestar material. En general, los motivos decorativos en objetos de gran belleza contienen todos simbolismos tradicionales, que todavía hoy siguen llenos de significado.
El Museo Nacional del Palacio de Taipei, especialmente, el Museo de Artesanías de Taiwan y el Museo Provincial de Taipei entre otros, presentan a los ojos asombrados de quienes desconocían su existencia tanto como a los de aquellos que ya eran conocedores - y admiradores de esa forma de arte tan característicamente china - colecciones que constituyen un deleite para los ojos y para el espíritu, en su policromía y en su simbolismo.