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En China, el sello es la forma tradicional de firmar

26/01/1989
Durante miles de años el sello fue en China la forma tradicional de firmar y, hasta no mucho tiempo atrás, la única. Las firmas al estilo occidental no son todavía ampliamente co­nocidas en la República de China. Los documentos ofi­ciales van siempre sellados y ra­ramente se firman. Muchos cheques se endosan ahora tanto con firma como con sello pero éste es el que se reconoce como auténtico. El sello de una persona tiene una significación especial para ella como medio de identifica­ción, garantía de buena fe y como artículo de belleza artís­tica. El tallado de sellos ha lle­gado a ser una forma de arte menor, y éstos se coleccionan de la misma forma que las es­tampillas y las monedas. Los conocedores establecen su valor de acuerdo con la antiguedad, las implicaciones históricas, el trabajo artístico y la clase de ma­teria prima empleada para confeccionarlos. Muchos, y de diversa clase, han sido y son los materiales empleados para hacer sellos. Entre los metales se incluyen el oro, la plata, el cobre, el bronce y el acero, siendo los más hu­mildes los de hierro y plomo. En los tiempos dinásticos el jade - símbolo de nobleza ­ fue - inevitablemente el favorito, pero también se empleaban otras piedras preciosas y semipreciosas. Hoy, son comunes los sellos de marfil, esteatita y hasta de bambú, siendo los más baratos los de plástico y de goma. Natu­ralmente, las personas adine­radas prefieren los materiales más caros. Los grabadores de sellos han llegado a ser tan comunes como sus talleres, que se encuentran por doquier. Algunos de ellos son verdaderos artistas, han es­tudiado el arte de la caligrafía y pueden fabricar sellos tan deli­cados como fuertes. Objetos así resultan tanto obras de arte como utilitarias. Un buen "sellador" debe ser un buen calígrafo, un graba­dor competente y un artista cre­ativo, capaz de transformar caracteres individuales en un diseño armonioso. Siglos atrás, el sello de un emperador era una posesión hereditaria celosamente guardada, que se pasaba a los gobernantes sucesivos de una dinastía. Aquellos que todavía se conser­van han pasado a ser tesoros nacionales. Todavía hoy, los sellos son simbólicos de varios departamentos, oficinas y reparticiones gubernamentales. Los administradores principales podrán cambiar, pero los sellos nó. De­berán ser entregado a los nuevos titulares del gobierno, usualmente en una ceremonia formal enriquecida por la tradición. El origen de los sellos ha podido rastrearse hasta el año 1324 AC., si bién su uso exten­sivo no se produjo sino hasta la Dinastía Chou (1125 a 225 AC.). Al principio eran una es­pecie de garantía o credencial de funciones y de buena con­ducta, y se llevaban en el cintu­rón. Debían ser exhibidos pero no usados para sellar o estampar materiales documentarios. La costumbre de usar el sello llegó a hacerse tan común que llegó a mencionarse en el "Libro de Ritos" de ese período. Los sellos colgantes se talla­ban usualmente en jade y, cuando un príncipe de un Estado quería ver al emperador, debía presentar su sello de jade para verificar su identidad y su rango. Gradualmente, a medida que las dinastías iban cambiando y la cultura hacién­dose más compleja, se comenzó a aplicar el sello a documentos con un sentido de firma. Antes de la invención del papel los do­cumentos se grababan sobre lá­minas de bambú o se escribían con tinta sobre piezas de seda. Luego, las láminas de bambú se ataban todas juntas y el nudo se cubría con arcilla, sobre la cual se estampaba el sello. Esa operación se hizo co­nocida en esos tiempos con el nombre de "estampado sellado en arcilla", y aseguraba la en­trega de los documentos inviolados. Cuando se difundió el uso del papel, los sellos rápidamente asumieron su función moderna de equivalente de la firma. El dueño ya no presentó más el sello como credencial sino que lo estampaba con tinta roja en documentos o cartas. Final­mente, durante la Dinastía Tang (618-907), los sellos tam­bién pasaron a ser una forma de arte. Al comienzo, los sellos fueron llamados "hsi", no había distinción entre clases y tanto los nobles como los plebeyos hacían uso del "hsi". Todo aquel que podía pagárselo usaba un sello de jade y el em­blema del dragón no estaba re­servado para uso exclusivo de los emperadores. Pero, el absolutismo del emperador Chin (221-206 AC.) puso fm a esa era democrática de la historia temprana de los sellos. Chin decretó que el carácter "hsi" sólo podía ser grabado en su gran sello y en los de sus nobles. El empleo del jade y el motivo del dragón quedaban como prerrogativa exclusiva del emperador y los sellos ordi­narios debían ser denominados "yin". Posteriormente, un tercer tipo pasó a ser identifi­cado como "chang" - o em­blema - y reservado para uso de los generales y de los ministros de menor categoría. La emperatriz Wu, de la Dinastía Tang, calificaba a su sello personal de "tesoro". Los cambios sucesivos en el estilo de grabado de los sellos fueron variando de acuerdo con el desarrollo de la caligrafía. Antes de la época Chin, los caracteres se grababan en bajorre­lieve en su forma original. Pero, como el espacio en un sello está estrictamente limitado, los trazos de los caracteres se fueron haciendo más cortos o se simplificaron. Eso condujo a un estilo que puede compararse con el paso del gótico al mo­derno románico en la impresión occidental. El cambio llegó durante la Dinastía Han (206 AC.-220 DC.), y sus efectos se hicieron sentir asimismo en la caligrafía y la pintura. Algunos sellos fa­mosos de aquellos días todavía existen y entre ellos se incluyen el Gran Sello de los empera­dores Han, el sello del Príncipe Huai, el sello del Conde Kuan Nai, el del Conde Kuan Chung y el Sello del Prefecto. Durante las dinastías Sui y Tang se hizo popular el estilo de grabado en altorrelieve y los sellos comenzaron a tomar al­gunos de los aspectos de las pin­turas. Muchos caracteres nuevos fueron creados en base a pura imaginación artística, aunque los significados de al­gunos se han perdido en la niebla de los tiempos. Muchos sellos fueron tallados para iden­tificar bibliotecas privadas, de las cuales había muchas en los viejos tiempos. Otros llevaron los nombres de famosos eru­ditos y aún las transcripciones de breves poemas, proverbios y epigramas. En la era moderna las letras de molde son las más comunes, pero el mundo del grabado de sellos es ecléctico, se utilizan letras cursivas y de texto y los adornos no son raros, especial­mente en sellos empleados para "ex libris" y motivos similares. También son populares los di­seños con jeroglíficos en forma de animales para sellos de años de nacimiento. Ya sea en un do­cumento del gobierno, en un certificado de matrimonio o en una carta, la gran variedad de sellos agrega un toque de color y de sabor ceremonial que pueden compararse con los sellos ornamentados con cintas que llevan ciertos documentos legales occidentales. Los sellos se hacen en toda una variedad de formas y de tamaños, algunos tan pequeños que sólo miden un octavo de pulgada de diámetro. Los más grandes llegan a tener hasta seis pulgadas cuadradas. Las formas no existentes son más fáciles de enumerar que las existentes. Los sellos cuadrados y redondos son los más populares, pero también los hay oblongos, o elípticos, y así sucesivamente. Se supone que los sellos deben dar un toque artístico y decorativo a una mesa o un es­critorio, y así se originaron los sellos con el pomo en forma de escultura, que se adapta muy bién para hacer finas atenciones sociales. En el Período Han, un príncipe podía tener un sello con el pomo en forma de camello, mientras que los ministros y los generales estaban limitados a las tortugas. Las esculturas se hicieron más comunes y ornadas cuando el marfil comenzó a ser emple­ado ampliamente como material para hacer sellos. Es fácil de grabar y los artesanos pueden con él reproducir las más com­plicadas formas de animales, al­gunos de ellos mitológicos, que son tan populares como temas para el arte tridimensional chino. En tiempos antiguos, cuanto más compleja era la forma de escultura más impor­tante era el personaje. Esa ten­dencia se mantiene todavía hoy, por lo menos en el sentido de que sólo las personas adine­radas pueden pagarse el gasto que implica un trabajo de categoría. Sin embargo, el amor por la belleza requiere que aún los sellos más baratos sean lo más atractivos posible, y las formas, graciosas. Escenas chinas van a menudo pintadas o impresas del lado del sello que da frente al usuario y el orgullo de poseer un sello artístico y bién tallado es mayor que el de cualquier oc­cidental de poseer una lapicera fuente fina y elegante. La ventaja del sello por sobre la lapicera reside en que brinda la reproducción distin­tiva y personalizada de la firma cada vez que se usa, con pres­cindencia del estado de ánimo o de la destreza. Habiendo estam­pado su nombre a través de los tiempos, no es fácil que la Repú­blica de China abandone esa costumbre rápidamente. Hoy, como siempre, cuando una novia y un novio chinos llegan al altar sus sellos están aguar­dando, de modo que el certificado de matrimonio pueda ser legal, oficial e impresionante.

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