01/05/2024

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V. CUENTOS DE ESPIRITUS La madre del cielo

06/03/1987

Un día, el Emperador del Ciclo tuvo que solucionar unes asuntos importantes en un lugar distante de su reino celestial y calculó que tendría que pasar tres días fuera. Delegó entonces sus poderes en la anciana Madre del Cielo, pidiéndole que se hiciera cargo de todo mientras él se ausentaba. "Durante estos tres días deberás otorgas a los hombres cualquier cosa que pidan", le dijo.


La Madre del Cielo, sonriendo, asintió complacida. Dejó el palado en una nube y viajó por todas partes, para atender los deseos más importantes de los hombres. Un día, mientras pasaba junto a un río, escuchó a un hombre diciendo: "Padre del Cielo, mándanos lluvia, porque si el viento sopla, podré navegar." La Madre del Cielo le ordenó al viento que soplara y centinué su camino.


Luego pasó cerca de un gran huerto, en donde escuchó a un hombre exclamando: "Padre del Cielo, por favor, dile al viento que deje de soplar, porque de seguir así, todas mis peras caerán al suelo". Esto fue demasiado para la Madre del Cielo que decidió volver a su palacio.


A la mañana siguiente salió otra vez y escuchó una voz que decía: "Padre del Cielo, mándanos lluvia. Si llueve podré plantar mis judías". Envió entonces una fuerte lluvia que duró toda la jornada.


Pero al anochecer, cuando se dirigía a su palacio, escuchó a una joven muchacha que decía suspirando: "Padre del Cielo, por favor dile a la lluvia que se detenga. De lo contrario, todo el jengibre que he puesto a secar se pudrirá". No pudiendo soportarlo, dando un gruñido, la Madre del Cielo, se retiró a su palacio y decidió que el tercer día lo pasaría en su habitación.


Al anochecer, el Emperador de los Cielos regresó de Su viaje; ella le explicó todo lo que había ocurrido y le suplicó que le perdonase, a lo que él generosamente respondió: "Tu misión no era tan dificil. Debías enviar fuertes vientos sobre los ríos y suaves brisas sobre los perales. La lIuvía debe caer durante la noche para que se puedan piantar las judías y el sol debe brillar durante el día para que se seque el jengibre".


La Madre del Cielo comprendió al momento, preguntándole con una sonrisa: "¿Por qué no me lo dijiste antes?"
(e) Miraguano Ediciones Hermosilla 104, 28009 Madrid

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