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Creaciones de Ju Ming adquieren nueva dimensión estética en brillante acero

16/10/2009
Una bella joven de acero inoxidable, creada por Ju Ming, disfruta del sol veraniego en el céntrico distrito de Xinyi en Taipei.

El escultor Ju Ming es uno de los artistas taiwaneses más famosos en el mundo. Desde sus humildes orígenes como aprendiz tallador de madera para templos, su producción ha sido tan rica y variada que ha capturado el gusto del público dondequiera que va. Madera, piedra, metal, todos son materiales que se rinden ante sus manos habilidosas y se transforman en sentimiento artístico sorprendente.

Por ende, el décimo aniversario de la fundación del Museo Ju Ming, un paraíso de esculturas al aire libre, debe ser celebrado por todo lo alto. El punto culminante es una exhibición en los alrededores de la Alcaldía de Taipei, donde algunas de sus más recientes creaciones de la colección Mundo Viviente han sido puestas para que el público pueda apreciarlas, tocarlas, fotografiarse con ellas y en resumen, interactuar con ellas en el medio urbano.

Tres de sus obras más recientes pertenecientes a la serie Natación — Mundo Viviente, fueron develadas el 19 del mes pasado. Ju Ming mismo, quien asistió a la ceremonia de apertura de la actividad, afirmó que da el aliento de vida a su arte con su presentación de estas estatuas hechas de acero inoxidable.

La inauguración del evento contó con la presencia de la directora del Museo Nacional del Palacio, Chou Kung-shin; el ministro del Consejo para los Asuntos Culturales, Huang Pi-twan; el presidente del Grupo iD SoftCapital, Stan Shih; y muchos de los amigos de Ju en los círculos culturales y artísticos de Taiwan.

Las tres estatuas que se presentaron allí representan imágenes de mujeres en vestidos de baño. Estas estatuas son forjadas en acero inoxidable a partir de un molde tallado en un bloque de estereofón. A diferencia de la mayoría de las otras que forman parte de la serie Mundo Viviente, a estas piezas se les ha dado una piel tersa y brillante, así como cuerpos bien delineados. Solamente el cabello y los trajes de baño llevan los cortes característicos de Ju que son evidentes en las famosas series Taichi, Fuerzas Armadas y Científicos. “A pesar de que el tema es la natación, ninguna de las imágenes que esculpí está nadando”, señaló Ju. Algunas de ellas están reclinadas, mientras que otras parecen estar tomando el sol.

El juego de la luz sobre la superficie de acero inoxidable liso es un nuevo aspecto en la obra de Ju, explicó Frank Wang, gerente de relaciones públicas del museo.

 

El famoso escultor taiwanés, Ju Ming, posa junto a una de las obras de su nueva serie Natación, expuesta dentro del edificio Taipei 101.

Según el escritor taiwanés Wang Wen-hua, quien organizó una fiesta para celebrar la exposición y el aniversario del Museo Ju Ming, el energético escultor de 71 años de edad trasladó su arte desde la remota área de la montaña Jinshan donde se localiza el museo al medio del bullicio de la ciudad de Taipei.

La serie Natación es parte de los esfuerzos de Ju por cambiar la imagen de su museo, que fue inaugurado el 19 de septiembre de 1999.

Ju Ming afirmó en un comunicado publicado el día 19 que lo que desea cambiar es la imagen estereotipada de la opinión pública acerca de los museos. Por esta razón se trasladó la más reciente serie de esculturas del museo a los espacios públicos en el centro de Taipei.

Según el comunicado, esta idea está de acuerdo con el concepto largamente mantenido por el museo de “acercarse a la gente en su vida diaria”.

El resto de las esculturas se exhiben hasta el 18 de los corrientes en el edificio Taipei 101 y en otras zonas del elegante distrito de Xinyi, incluyendo la plaza del Boulevard Chanti, la librería Eslite, la Alcaldía de Taipei y la estación de metro de la Alcaldía de Taipei.

Por su parte, Ju confesó que “nunca había probado este estilo antes. Siento que es muy diferente”. Su más reciente exhibición muestra la imaginación de Ju al jugar con formas intrincadas y presenta retos técnicos de alto nivel al introducir el acero inoxidable como material.

“Ninguna de mis obras anteriores brilla, pero las esculturas de acero inoxidable deben brillar esta vez, porque para eso están hechas de ese material”, explicó Ju. El veterano artista hizo hincapié en que la superficie de una escultura de acero inoxidable puede reflejar los colores de su entorno, que son entonces fácilmente integrados con la luz y sombras circundantes. Ju forja la diversión de nadar en las esculturas, capturando los momentos de solaz veraniego bajo un sol brillante.

Esta detallada observación se ha convertido en un nuevo vocabulario creativo para sus esculturas. Ju Ming no solamente ha logrado capturar las curvas del cuerpo de la mujer sino que expresa con éxito la delicada textura de su piel gracias a la naturaleza reflectora del material. Además, su brillo blancuzco hace a las jóvenes más agraciadas que nunca.

La presentación artística frecuentemente está muy relacionada con el avance industrial. Los conceptos artísticos y las habilidades industriales, entrelazadas, imparten vida a las esculturas de esta serie. Resulta casi controversial que el duro acero inoxidable pueda reflejar semejante gracia y delicadeza.

En contraste, la serie Científicos, también de acero inoxidable, presenta líneas más duras y es más opaca. (Fotos de CNA)

En sus trabajos anteriores, como la serie Científicos, Ju Ming empleó maquinaria pesada para presionar, apretar y doblar el material con el fin de realizar sus esculturas. De esta forma, les imparte un aire masculino y fuerte a estas obras, ya que han sobrevivido a la presión y manipuleo por la máquina. Por el contrario, en el caso de Natación, se cambia el golpe de la máquina por las líneas agraciadas y el brillo metálico tras el pulido.

Los modelos iniciales de estas obras fueron hechos de estereofón. Ju primero usó arcilla para rellenar los agujeros en la superficie y de segundo pulió los modelos para representar la delicada piel de las jóvenes y sus graciosas curvas. Luego, las esculturas son moldeadas por medio de la técnica de cera perdida. Las manos, pies y caras son posteriormente bruñidas para que se vean brillantes y reflectoras, a diferencia de las partes que retienen algunas partículas de estereofón, como lo son los vestidos de baño y el cabello. Los contrastes entre las partes opacas y brillantes, lisas y ásperas, brindan a las esculturas un discrepante sentido estético.

Ju Ming es un explorador arriesgado en su arte. A los 30 años, no se conformó con ganarse la vida como tallador de imágenes de madera para templos, sino que inició su entrenamiento artístico, que lo llevaría inclusive a realizar estudios fuera de Taiwan, en Roma y Nueva York. Tampoco se conformó con el cálido recibimiento del público local a sus obras nativistas, ni desmayó ante la crítica a las líneas duras de su serie Taichi, que irónicamente le abrió las puertas del mundo y lo convirtió en el artista taiwanés más famoso.

Fue este mismo espíritu emprendedor el que lo llevó a invertir en la construcción de su propio museo, tarea que le tomó muchos años. Compró la propiedad de once hectáreas en Jinshan en 1987, y por doce años luchó por consolidar su sueño. Hoy en día, el parque de esculturas al aire libre y el museo bajo techo donde alberga sus más delicadas colecciones en madera, así como pinturas y otras exhibiciones, son visita de rigor para los amantes del arte locales e internacionales. Con su amplia gama de las obras de tan prolífico y fascinante artista, el museo nos muestra por qué Ju Ming es considerado uno de los tesoros vivientes de Taiwan.

Texto de Silvia Villalobos

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