El té ha tenido en China una larga historia. Su uso se remonta al periodo de la Edad de Piedra, cuando era usado con propósitos medicinales. Durante la dinastía Han Occidental (206 a. C.-24 d. C.), las hojas de la planta silvestre eran usadas como bebida, pero en dicha época solamente la nobleza la bebía. Durante las posteriores dinastías, el té empezó a consumirse en forma más amplia hasta llegar a formar parte importante de la dieta china, al igual que el omnipresente arroz.
El té se hace de las hojas tiernas de la planta del té. Por lo general se les permite que fermenten y es el tiempo de su fermentación lo que determina el color, sabor, aroma y calidad del té. Entre menor sea su fermentación más verde y amarillo será su color. El té negro es como consecuencia del mayor período de fermentación. La cocción afecta también el color.
Son diversas las razones de la popularidad del té: sus benéficos efectos sobre el cuerpo, el delicado placer que se experimenta y el descanso que se siente después de tomarlo. Suele servirse también a los invitados y amigos como símbolo de hospitalidad.
Hoy en día los chinos en Taiwan le dan mayor énfasis que antes a su efectividad, debido a que actualmente los habitantes comen cada vez más carne y pescado, actuando en esta forma el té como una bebida de sobremesa, para limpiar los restos grasosos que hayan quedado en el estómago, algo que no consiguen ni las bebidas gaseosas ni los jugos de frutas. En la sociedad china moderna, agitada y altamente competitiva, se toma también té para reducir la tensión. Posee además, una función similar a la del café en las oficinas del Occidente. Tomar té ofrece la posibilidad de reunir a toda la familia para conversaciones familiares. Esto es parte del tradicional estilo de vida chino, diluido por las olas de modernización. Ahora que nuevamente se toma té en los hogares, los habitantes pueden retener mejor la unidad familiar china.
En adición a los benéficos efectos que tiene muchas veces sobre el cuerpo, los chinos modernos consideran que el té tiene muchas propiedades medicinales. Se supone que permite reforzar el corazón y otros músculos, estimular la circulación sanguínea y curar dolores de cabeza. Es fuente de vitaminas, estimulante y rejuvenecedor; puede prevenir la alta presión sanguínea o la anemia; es un refrescante natural del aliento; alivia el malestar producido por el exceso de bebidas y es bueno para el metabolismo y los dientes. Los baños de té son una nueva receta para su uso externo, que se supone alivia la fatiga. Con respecto a la forma de servirlo, las teteras y tazas para té son lo más importante y pueden ser de porcela o bien de arcilla. Las teteras de arcilla son las mejores, puesto que este material contiene pequeños agujeros de aire que le permiten "respirar", dejando que la pared de la tetera, absorba el sabor y fragancia del té preparado en su interior. Entre más tiempo se mantenga en la tetera, más pequeños se convertirán estos diminutos agujeros, lo que hace a la tetera misma más fina en textura con el uso diario o constante.
Al elegir la tetera más adecuada, debe observarse la calidad del material usado y la artesanía en ella implicada. Las teteras hechas de arcilla de alta calidad, tendrán mayor capacidad para conservar la temperatura en su interior. Su color y brillo será también mejor y no tendrá un olor desagradable a tierra.
Al asir la tetera con una mano, debe taparse simultáneamente la boca de la misma, dejándose escuchar un sonido. Si es claro y resonante indica buena calidad, en cambio, si es sordo y apagado, indica inferior calidad. Es preciso también tomar en cuenta los defectos obvios y chequearse cuidadosamente también cualqúier mancha o marca. El agua de la boca debe salir en una corriente uniforme y al verterse en la taza no debe producir el menor sonido.