Taipei, capital provisional de la República de China, cuenta con una población de 2,5 millones. Diseñada originalmente para acomodar a sólo 300.000 personas, la ciudad ha tenido que confrontar un aumento ocho veces mayor, a través del acelerado desarrollo social.
La administración de la ciudad es una empresa compleja que implica miles de operaciones separadas. Las metas actuales son: construcción de un sistema de tránsito masivo, control de la contaminación ambiental, garantizar una amplia provisión de agua, embellecer la apariencia de la ciudad, consolidar las instalaciones educativas, construcción de más viviendas, resolver los problemas de la disposición de basura, mejorar los servicios de bienestar, promover la construcción de obras públicas, reforzar el desarrollo tecnológico y promover las actividades culturales. Todos estos planes se han puesto en marcha continuamente por la municipalidad de Taipei.
Como los niveles de vida en Taipei se han elevado junto con el aumento de la prosperidad económica, la Municipalidad ha emprendido programas para alcanzar un desarrollo paralelo de los estilos de vida de los ciudadanos, tanto material, como espiritualmente. Se realizan agotadores esfuerzos por hacer de Taipei una vibrante, ordenada y hospitalaria metrópoli, que se caracterice por la combinación de las tradiciones chinas con el desarrollo tecnológico.
Una sociedad próspera
A partir de 1967, cuando Taipei fue elevada al estatus de municipalidad especial bajo la jurisdicción del Yuan Ejecutivo (Gabinete), su desarrollo se ha acelerado extraordinariamente. Por toda la ciudad pueden verse amplias carreteras, modernos rascacielos y eficientes instalaciones públicas. En las áreas de alimentación, vestido, vivienda, comunicaciones, educación, recreación y ambiente, se ha producido una mejora en los niveles de vida.
Actualmente los principales proyectos de construcción comprenden: la Represa de Feitsul, el Proyecto de' Hsinyi, los sistemas de tránsito masivo y el ferrocarril subterráneo (metro). Luego de su conclusión, Taipei se convertirá en una ciudad todavía más próspera y progresista.
Además de la construcción material, se ha puesto también en práctica, con mucho éxito, una constitución democrática, bajo la cual se han reforzado los derechos del consumidor y la protección ambiental. En esta forma Taipei se ha desarrollado en una metrópoli moderna en la que la calidad de vida tanto fisica, como espiritual, ha recibido igual énfasis.