30/04/2024

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V. CUENTOS DE HOMBRES Historia de Chen (I)

26/07/1987

Hace mucho tiempo las montañas Yün-tai, en la provincia de Chekiang, estaban rodeadas completamente pór el mar. En la cima del monte Ling-chou, vivía un hombre rico llamado Chen Kuang-jiu.


Un día, su esposa cayó enferma y pidió sopa de pescado. Chen compró una gran carpa, pero mientras se preparaba para cortarla, el pez empezó a llorar de repente. Esto era más de lo que Chen podía soportar, por lo que le ordenó al cocinero que sólo le quitara tres escamas con mucho cuidado y lo devolviera al agua. El cocinero preparó una sopa con las tres escamas y la mujer de Chen se curó.


Poco después, Chen Kuan-jiu tuvo que marcharse hacia el sur, para encargarse de la posinado. Encargó un pasaje en un gran barco mercante, sin saber que su capitán era el pirata Niu Hung. Tan pronto como el barco hubo atravesado el puente de los nueve dragones, el más exterior del puerto, el capitán arrojó a Chen al mar y trató de obligar a su esposa a que pasara la noche con él. Esta, indignada y atemorizada, con tal que la dejara en paz, inventó que estaba embarazada. Sin embargo, Niu Hung se disfrazó de Chen Kuang-jui y ocupó su lugar con ella.


Pero resultó que en efecto estaba embarazada y al cabo de tres meses dio a luz a un niño. Temiendo que el cruel Niu Hung pudiera hacerle algún daño a su hijo, lo envolvió en seda roja y blanca, colocándolo en un balde de madera. Se hizo entonces una herida en el dedo y escribió una carta con su propia sangre, la que escondió en el balde que arrojó al río. A partir de ese día hizo ver que estaba enferma y se negó a vivir con Niu Hung.


Un monje del templo de la Montaña Dorada se había levantado aquella mañana muy temprano y estaba contemplando agitarse las olas en el río, cuando de repente, escuchó el débil llanto de un niño. El sonido se acercaba gradualmente, hasta que percibió algo oscuro que las olas habían traído hasta la montaña. Los sollozos parecían venir del objeto que flotaba. El monje descendió hasta el pie de ia montaña y vio allí al niño, envuelto en seda roja y blanca, tendido en el balde de madera, por lo que lo recogió, llevándoselo al templo y cuando leyó la carta escrita con sangre, se enteró de su procedencia. Guardose la carta y se quedó con el pequeño náufrago como discípulo suyo, dándole el nombre de Tang-seng* (El monje flotante), precisamente porque fue flotando como había llegado hasta allí.


Cuando Tang-seng tenía 14 ó 15 años, todos los pequeños novicios del templo se burlaban de él, diciéndole: "¡ Monje flotante! i Monje flotante! ¡ No tienes nombre ni familia!" Tang-seng se preguntaba si realmente no tendría padres y un día, no pudiendo soportar más la incertidumbre, corrió a preguntarle al monje, quien le entregó la carta escrita con sangre, por la cual se enteró de que pertenecía a la familia Chen, que su padre había sido arrojado al mar por Niu Hung y que su madre vivía todavía, pero en la deshonra. Brotaron lágrimas de sus ojos y lloró amargamente por las desgracias de sus padres. Entonces el monje lo consoló, diciéndole: "En realidad tu padre no ha muerto. Ahora se encuentra en su antiguo hogar en el monte Ling-chou." El monje era un ser sobrenatural y sabía todo lo que había ocurrido. Tang-seng se secó las lágrimas cuando escuchó la noticia y obtuvo el permiso de su maestro para marcharse ese mismo día. Guardó la carta en el bolsillo y se fue en búsqueda de sus padres, llevándose con él una carraca de madera en forma de pez.

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