El tercer príncipe lo escoltó hasta las montañas Yün-tai y una vez allí se despidió de él y regresó al palacio del Rey. Chen regresó al monte Ling-chou y cuando llegó a su hogar, abrió la pequeña caja, encontrando en su interior tres macetas, que, se convirtieron en hermosas doncellas sonrientes. Una dijo: "Soy la hija mayor del rey dragón", La segunda exclamó: "Soy su segunda hija", mientras la tercera añadió: "Soy su tercera hija". Entonces las tres se convirtieron en esposas de Chen y dos años más tarde, cada una dio a luz un niño.
En las montañas Yün-tai, rodeadas completamente por el mar, Chen no sabía nada del mundo exterior. A menudo pensaba en su anterior esposa, pero no sabía si estaría viva o muerta. Un día, cuando pensaba en ella con tristeza, apareció Tang-seng, agitando su carraca de madera. Por él supo Chen que su esposa todavía vivía y que el pirata Niu Hung se hallaba ocupando su lugar. Naturalmente, Chen se enfureció al escucharlo y alquiló ese mismo día un barco para dirigirse a la capital e informarle al Emperador de lo ocurrido. Con los soldados que le dieron, se dirigió al Sur y mató a Niu Hung.
Volvió a buscar a su esposa y los nueve vivieron juntos en gran paz y armonía. Todavía existe un palacio llamado Armonía, construido en memoria de Chen y situado en aquel lugar. Tang-seng, sin embargo, al ser monje, no podía vivir para siempre con su familia, así que tomó una barca, abandonó las montañas Yün-tai y viajó por todo el mundo.
Los tres hijos de las princesas, siendo nietos del rey dragón, fueron nombrados príncipes en la investidura de los dioses. Al hijo mayor se le otorgó el gobierno de los cielos, al segundo el de las aguas y al tercero el de la tierra.
*Esta historia se refiere a Hsuang Tsang, el monje, que vivió en la dinastía Tang. Se le conoce también como "El monje del imperio Tang", es decir Tang-seng.
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