¿Qué les hacen en el continente chino a las mujeres cuando no son vírgenes antes de casarse? Según la revista Chiao Pei de China comunista, las autoridades de la provincia de Yun Nan acaban de promulgar una ley estableciendo una multa para las mujeres que pierdan la virginidad antes de casarse. Esa multa es de 50 Jen Ming Pi, equivalente a US$13, y costó la vida de numerosas mujeres quienes no pudieron soportar esos insultos. Aunque las autoridades comunistas enfatizaron en muchas ocasiones que desde la "emancipación" de 1949, nuestras compatriotas se habían sacudido del yugo de las reglas feudales, en realidad, la posición social de las mujeres en China continental todavía es insignificante y son tratadas como mercaderías.
En el continente chino, todos los novios tienen que pasar exámenes de salud antes de casarse, pero las leyes no prohiben experiencia sexuales previas. Según "el Principio de la ley anterior al hecho", si no hay ley que estipule el castigo de una actitud, el gobierno no tiene el poder de castigar a los ciudadanos por haber incurrido
en la misma. Es verdad que los inocentes chinos del continente están carentes de esos conocimientos, pero, por añadidura, las autoridades comunistas tampoco los tienen. Esto patentiza que la sociedad comunista no es administrada por la ley sino por la voluntad de las autoridades.
En su artículo titulado "Los problemas sexuales en el continente chino", dicha revista indicó que en la costa de la provincia de Chekiang, una mujer fue vendida como mercadería y en la provincia de Fukien, mujeres con niños, una de las cuales contaba solamente 11 años de edad, fueron obligadas a casarse con otros hombres. Un periódico oficial comunista también reportó en abril que en ciertas regiones del continente, algunas chicas de poca edad y vestidas sólo con ropa interior, fueron etiquetadas con nombre y precios para vender públicamente en el mercado. Esas chicas vinieron de zonas pobres y apartadas, tuvieron poca educación y fueron posiblemente engañadas y seducidas con promesas de un buen trabajo y salarios justos.
Ninguna de estas cosas nos tomará por sorpresa, si recordamos el holocausto lanzado por los comunistas, al disponer el asesinato de niños no primogénitos, para controlar la natalidad.