Tsun, junto con sus compañeros semidíoses, figuras budistas y otras ornamentaciones favoritas de los templos locales, constituyen el mundo de Wu Jung-sse, escultor nacido en Nantou.
Trabajar con cinceles y cuchillas empezó a ser la prioridad de su vida, cuando no tenía más que 20 años y ha estado adherido a esta profesión, principalmente después de haber soñado que sería escultor.
Después de su adiestramiento anterior como escultor de figuras religiosas, presentadas en una exposición efectuada en la Galería Spring de Taipei en marzo del año pasado, Wu combina ahora arte y destreza, para construir un mundo que nos habla en su propio y personal idioma.
Dentro de otros proyectos, Wu ha hecho un tablero de damas de 32 piezas, representando la escena de una batalla entre soldados de la dinastía Sung y los invasores enemigos.
Su última serie profundiza dentro del romántico mundo de los clásicos chinos: Los doce hombres buenos (Chi Hsia. Wu Yi), Todos los hombres son hermanos y El romance de Shui y Tang, todas ellas colecciones de historias de caballeros y valientes personajes.
Esculpidos a través de extensos estudios acerca de los antecedentes de los personajes, además de su propia concepción creativa, Wu recrea un mundo maravilloso e intrigante de desafiantes héroes.