28/04/2024

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Misterios de la luna plateada

16/09/1989
por Hilary Fraser Antes de que los astronautas occidentales demostraran que en la luna se puede pasear sin peligro y ¿porqué no? jugar al golf, ésta suscitaba en la imaginación humana la creación de muchos extraños personajes. Las gentes de occidente quisieron ver queso azul en su corteza, marcianos en sus cráteres, y la cara de un viejo apacible en su perfil. Para muchos chinos, sin embargo, la llegada de la era espacial no ha significado el fin del misticismo que rodea a la luna. En su esplendor aún se percibe a una bella mujer de la corte antigua y las ondeantes mangas de las finas prendas de la concubina flotando en la brisa. Los niños siguen viendo en la faz de la luna el pequeño conejito blanco desvainando arroz al pie de un sauce. Como fuerza supernatural se dice en el occidente que la luna provoca el romance y la locura. En el oriente también se atribuyen poderes especiales a la luna. Existe una superstición que mantiene que si señalamos a la luna con el dedo, se nos caerán las orejas. En ambas culturas la luna puede dirigir fuerzas del mal. La luna llena, durante el mes de los fantasmas en China, atrae a los espíritus sin casa para que disfruten de la hospitalidad terrestre durante un tiempo. En otras épocas del año, la luna llena coincide con los días festivos de China ya que el calendario chino está basado en el ciclo lunar. En la poesía de ambas tradiciones la luna suele ser el receptáculo de los deseperados lamentos humanos. Esta fría joya estelar, antaño lejos del alcance del hombre, representa a un espectador indiferente del anhelo humano y a la vez un objeto intangible. Un poeta de la dinastía Tang, Li Po, aprendió su última lección al tratar de "alcanzar la luna". Conocido tanto por sus versos imaginativos como por su costumbre de beber solo frente a la luna, el poeta encontró la muerte en el agua después de haber brindado muchas veces con su compañera celestial; trató de capturar físicamente el reflejo de ésta en el río y pereció ahogado. De cualquier forma en que se mire, la luna de la cosecha de otoño es un símbolo de abundancia y el anuncio de una fiesta. En Taiwan, el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar, "El festival de medio otoño", se celebra con reuniones familiares, ratos largos frente a la luna, y el consumo de la especialidad de esta época: el "pastel de luna". Redondo como la luna llena y relleno de carne picada o de frutas y frutos secos, el pastel es un símbolo de unidad. De acuerdo con la tradición, el pastel se divide entre los miembros de la familia y todos lo comen a un tiempo; tanto la forma como la manera de comerlo representan la reunión. Quizás estas costumbres se originen en las usanzas antiguas que devolvían a casa a los hijos alejados del hogar, o que señalaban la bienvenida del otoño después de la labor de verano, o cuando las familias del campo disfrutaban de las cosechas amasadas en casas a rebosar. Hoy día durante el festival de medio otoño aún se vive un ambiente relajado y de calor familiar. Los pasteles más pequeños que tienen inscrito el nombre del relleno y que pesan de 150 a 200 gramos cada uno, son de dos clases: la cantonesa, con una corteza espesa y luciente, y la de Suchow que está hecha con masa de hojaldre y marcada con color rojo. Tradicionalmente cada provincia china tiene su especialidad pero estas dos son las más populares en la isla hoy día. Hablando en general, las gentes del norte prefieren el tipo de Cantón mientras que los sureños prefieren el de Suchow. No importa de qué clase sean, todos los pasteles de luna se venden como caramelos a la puerta de un colegio. Una línea interminable de clientes se apropia de las existencias, dejando las estanterías vacías y llevando con ellos un pedazo del tesoro lunar a casa. La silueta de Chang-O, la bella dama que se exilió al palacio de la luna, se graba en los pasteles más grandes. Rellenos de 800 gramos de mezcla, se les llama "La fortuna de toda una familia", y se les considera ideales para proles grandes o exuberantes. No es de extrañar que se repatríe así a Chang-O, después del sacrificio que hizo por el pueblo chino. La leyenda dice que robó el elixir de vida eterna de manos del emperador para que las gentes no tuviesen que vivir siempre bajo su tiranía. Al tragarse la píldora de vida eterna fue transportada a la luna devolviendo la esperanza al pueblo y añadiendo belleza femenina a la suave luz lunar. Más adelante en la Historia de China este pastel se convirtió en un símbolo de unión para el pueblo Han, ayudando a acabar con la opresión mongol a finales de la dinastía Yuan (1280-1368). La "Historia del Pastel de Luna" cuenta que la raza Han estaba sufriendo de gran manera bajo los altos impuestos y el tratamiento injusto que le imponía el régimen tártaro. En la pequeña ciudad de Chung-I, los campesinos reaccionaron con fuerza a la pobreza a que se hallaban sometidos y a los agravios perpetrados en sus templos budistas y su propiedad familiar. Una revuelta de pequeña escala estalló que, de no haber sido por el alzamiento de todo el pueblo Han, habría sido aplastada sin compasión (se castigaba con la muerte o con la pena de cortarles la lengua a los ofensores). ¿Cómo pudieron has gentes oprimidas del pueblo Han coordinar tal revolución? Prepararon una estratagema perfecta que consistía en enviar men¬ sajes dentro de los "inofensivos" pasteles de luna a todos los lugares del país, evitando así los controles gubernamentales. En todo el territorio, al tiempo que se preparaba el festival de medio otoño, el mensaje revolucionario: "Levantamiento contra los tártaros en la víspera del festival de medio otoño." viajaba en el interior de los pastelesde luna. Como consecuencia, los Han volvieron a ganar control sobre la tierra en pocos meses. Así, las páginas de la Historia de China, que dan cuenta de innumerables invasiones, conquistas y sumisión a poderes tiránicos, conservan el pastel de luna como símbolo de unidad nacional. En el Taiwan moderno, el festival de medio otoño es una celebración alegre bajo los limpios cielos del otoño, un día de relajación y de reunión familiar. Es también un día en el que los niños, al oir las viejas historias y leyendas, se acercan un poco más a su herencia histórica.

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