Taiwan Today

Dos representantes femeninas de la República de China dieron al deporte nacional un glorioso comienzo en los Juegos Olímpicos de Verano 1988 que se llevan a cabo en Seul, República de Corea, al ganar sendas medallas de oro durante los dos primeros días de los juegos. Así surgieron repentinamente a la fama internacional Chen Yi-an, de 15 años de edad, que se impuso en la final de la categoría bantam de tae~ wondo (47 a 51 Kg) a .Debra Holloway, de los Estados Unidos, y Chin Yu-fang, de 20 años de edad, que batió a Lee Hwa-jin de la República de Corea en la categoría fin (menos de 43 Kg), de la misma disciplina. El equipo "Chino de Taipei" ganó asimismo tres medallas de bronce, también en taekwondo, un antiguo arte marcial de origen coreano que recuerda al "kick boxing" de los thailandeses, que en los Juegos Olímpicos actualmente en desarrollo tuvo carácter de exhibición pero integrará oficialmente el programa de las próximas Olimpíadas. Otras dos representantes femeninas, Pai Yun-yao en la división "mosca", y Chen Chun-feng en "liviano", y entre los hombres Wu Tsung-che, en "medio-mediano", obtuvieron medallas de bronce por sus terceros puestos en los restantes encuentros de taekwondo, completando un brillante tercer día de competencias olímpicas para el deporte de la República de China. Tanto Chen Yi-an como Chin Yu-fang son hijas de ex miembros de las Fuerzas Armadas y ambas viven en Taipei, muy cerca una de otra, en el área de Chienkuo South Road. A muy temprana edad, Chen fue enviada con su padre, junto con un hermanito, a practicar taekwondo en un club cercano a su casa, y al llegar a los 10 añps ya despertaba cauteloso re'speto entre los varones por su impresionante capacidad. Por otra parte, su estatura de 176 centímetró¡, la hacía una rival muy difícil. Precisamente, la extraordinaria longitud de sus piernas hacía que Chen se destacara entre sus compañeros como una cigueña entre una bandada de pollos y a elio se debió que, en un primer momento, llamara la atención de los entrenadores como posible integrante del equipo de básquetbol del club. Pero ocurrió que esa posibilidad no poseía atractivos para Chen, que a esas alturas ya comenzaba a soñar con llegar a ser una campeona de taekwondo. En marzo de este año, Chen concurrió al Octavo Campeonato Asiático de Taekwondo que tuvo lugar en Nepal. No se hallaba en su mejor forma y sólo obtuvo la medalla de plata, pero al regresar, y ante la inminencia de los Juegos Olímpicos se dedicó intensamente a su entrenamiento, particularmente corriendo y trepandmontañas, y obtuvo así lo que constituye la máxima satisfacción para cualquier atleta. Chin, por su parte, comenzó a tomar lecciones de taekwondo hace ocho años, cuando tenía 12. Desde un principio, su instructor fue Wang Cheng-hsiung y, según se ha podido saber, será su esposo a breve plazo. Chin es asimismo una reciente graduada del Colegio de Educación Física de Taipei. Al parecer, Chin era de naturaleza enfermiza durante su infancia, pero cuando ingresó al segundo año de la escuela secundaria comenzó a frecuentar el club donde Wang enseñaba taekwondo. Allí, a medida que la joven atleta se desarrollaba y progresaba deportivamente bajo la guía de su entrenador, también floreció el romance que pronto culminará en boda. Con motivo de los éxitos obtenidos por los especialistas en taekwondo de la delegación Olímpica de la República de China, el Primer Ministro Yu Kuo-hwa y el ministro de Educación Mao Kao-wen, enviaron sendos mensajes de felicitaciones. El Ministerio de Educación y el Comité Olímpico "Chino de Taipei" premiarán a las ganadoras de las medallas de oro Chin y Chen con las suma de un millón de dólares NT a cada una.