02/05/2024

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El ritual chino del té: Fusión de vida y arte

26/10/1988
Durante mucho tiempo, saborear té fue un popular pasatiempo chino y existen aún antiguos archivos que mencionan el uso del té desde la época de las dinastías Yin y Chou (1766-256 a.C.). Posteriormente, la infusión se convirtió en una de las "siete necesidades" - combustible, arroz, aceite, sal, salsa de soja, vinagre y té - de la vida diaria en China. El té es originario de China, se extendió al Japón y Corea en el Siglo VIII d.C. y ha ejercido una influencia notable sobre muchas culturas orientales. La ceremonia japonesa del té, por ejemplo, sigue los principios de "armonía, respeto, pureza y tranquilidad", mientras que la coreana procura brindar "calma, armonía y felicidad". Ambas ceremonias se derivaron del ritual chino del té, que le da énfasis a la calma y a la armonía. Incontables obras literarias han descripto la estrecha relación entre la vida y en arte, entre la naturaleza y las filosofias y entre la existencia antigua y la moderna, tal como es revelada por el placer del té. De acuerdo con los chinos, los devotos del té podrían categorizarse de la siguiente forma: los que aprecian su dulzura y "tolerancia" son confucianistas, quienes gustan del refinamiento y la espiritualidad del té son budistas, y los que aman la satisfacción y felicidad que brinda el té son taoístas. Pero, no importa cuál sea la filosofía que usted siga para disfrutar del té, beberlo da como resultado una sensación de paz y se convierte en una experiencia estética. Los intelectuales chinos solían siempre tomar té mientras conversaban, criticaban pinturas y caligrafías, se autoexaminaban, recitaban poesías o estudiaban, y los poemas líricos se referían a él como "la espuma del jade". Tomar té se considera una elegante forma de distensión, calmar la sed y ayudar a la digestión, y precisamente gracias a los numerosos roles que ha venido desempeñando el té dentro de la cultura china, las casas de té llegaron a ser consideradas como lugares ideales para disfrutar del tiempo libre. En los últimos tiempos, debido a la occidentalización de China el café casi llegó a reemplazar al té como bebida principal, cosa que afortunadamente no ocurrió. Y si el té no desapareció fue debido a la importante posición que mantuvo en la cultura china a través de los siglos. Esto queda plenamente demostrado por las numerosas casas de té que han surgido recientemente en Taipei y en otras ciudades de la República de China. Los devotos de la infusión tratan de mantener toda una filosofía, en la que entran valores morales, religiosos y espirituales relacionados con ella, al visitar las casas de té y al emplear los medios tradicionales para prepararlo y servirlo, cosa que debe hacerse de acuerdo a un cierto número de pasos. Primero, antes de colocar las hojas de té dentro de la tetera, ésta y las tazas deben calentarse en un recipiente con agua hirviendo. Luego, se dejan remojar las hojas de té dentro de la tetera durante algunos minutos; sin embargo, la primera vez que se sirve, el té no se toma sino que se vierte dentro del recipiente. Luego de hervir las hojas una segunda vez, el té se vierte rápidamente en las tazas. Este proceso puede llegar a repetirse tres o cuatro veces. Luego, el té se bebe lentamente, a sorbos, y su sabor exquisito podrá ser gustado plenamente. Esa experiencia única fue descripta perfectamente en una oportunidad por Lu Yu, el "maníaco del té", quién expresó: " No puedo meno que sentirme embriagado por el puro y delicioso aroma del té". Lu era un hombre de letras de la Dinastía Tang (618-907 d.C), extremadamente aficionado al té, por lo que refmó el arte de prepararlo y servirlo y quizá haya sido el responsable de la popularización del ritual del té en China. La mayoría de las casas de té de Taipei mantienen el carácter que ya es tradicional en ellas. La decoración, por ejemplo, podrá ser en estilo chino antiguo, pero también en estilo japonés, con tatamis (esteras), cojines, mesas bajas y salas separadas. En ellas, los conocedores podrán apreciar a su placer pinturas chinas y occidentales así como caligrafías colgantes en las paredes, cerámicas y muebles antiguos, mientras sorben una deliciosa taza de té acompañados por un melodioso trasfondo de música clásica. Según afuma el propietario de un famoso establecimiento del ramo de Taipei, "la razón para la apertura de casas de té no es tanto recrear o revivir épocas antiguas, sino más bién darle una nueva vida a los aspectos tradicionales de la cultura china. Queremos elevar la preparación y el consumo del té a la categoría de arte." Es una aspiración lógica. ¿Cómo podrían los chinos dejar en el olvido esa faceta de su he" rencia cultural, que ha sido parte esencial de su vida durante miles de años?

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