Tanto los anales históricos más antiguos, como los murales encontrados en los sepulcros, revelan que el arte de la jardinería china, con sus colinas artificiales y bonsai encontró ya gran esplendor en la dinastía Han.
Durante las Seis Dinastías y las dinastías Sui y Tang, el arte de la jardinería y de los bonsai, se desarrolló de acuerdo con las corrientes literarias del momento. Al igual que en las letras, existía la tendencia hacia la "reclusión"; en la jardinería se pretendía "recluir" paisajes completos dentro de un sencillo macetero.
En la dinastía Sung, el bonsai alcanzó su forma de expresión más idílica. A partir de este periodo empezó a dividirse en dos categorías: los bonsai de paisajes y los bonsai de árbol.
El bonsaí de paisajes destaca las formaciones rocosas y acuáticas. Emplea diversos tipos de rocas, árboles y musgos, para reproducir montañas, llanuras y arroyos en la superficie plana de las macetas. Algunas de esas miniaturas han recreado con fidelidad absoluta, montañas chinas tan famosas como las conocidas como Taí y Omei.
Por el contrario, los bonsai de árbol pretenden la descripción de los troncos. Algunas veces son erectos; otras se tuercen o se inclinan. La lectura detenida de sus formas nos lleva a una sensación de vacío y de precipicio.
La sencillez del bonsai refleja la visión del pueblo chino en cuanto al arte y a la naturaleza.
Se dice que los bonsai son formas de expresión artística que exigen gran dedicación humana: su cultivo es delicado y meticuloso y se extiende por un periodo muy extenso.
El cultivo del bonsai exige también una gran dosis de paciencia, porque no existen medios artificiales para acelerar su crecimiento. Pueden incluso existir árboles miniaturizados de varios siglos de vida, que todavía no han alcanzado todo su esplendor, ni las formas deseadas. Una obra de arte exige el cuidado y atención continua de varias generaciones.
Es dificil poder contemplar en otras artes, tan claro como en el bonsaí, el concepto de realización artística legada de una a otra generación. Los milenarios cánones estéticos chinos dejan bien claro que aunque un artista se dedique toda su vida a una determinada obra de arte, no por ésto va a alcanzar su culminación. El arte rebasa la vida y el artista se limita a que otras generaciones prosigan lo que él inició o continuó. En el arte chino existen numerosos ejemplos, siendo el bonsai uno más de ellos.