Taiwan Today

Los marineros y pescadoros tienen que habérselas con el elemento más traicionero conocido por el hombre: el agua. Los mares pueden estar un momento poéticamente tranquilos y poco después ferozmente embravecidos, por lo que no se sabe cuántos marineros han perecido debido a la furia del mar. De ahí que la mayoría de marineros viajan a través de la vida por lo menos con un ojo puesto en el cielo, esperando el favor divino durante las embravecidas tormentas en el mar. Al igual que los demás marineros, los marineros chinos sienten la necesidad de una divinidad poderosa y amable y la mayoría encuentran el consuelo que buscan en Matsu, la Diosa del Mar. A través de todo Taiwan los marineros le rindieron honores con atenciones especiales en el 1026 aniversario de su nacimiento que se celebró el lo. de mayo de este año. Los dioses y diosas del panteón chino empezaron como mortales y Matsu que nació en una isla cerca de la provincia de Fukien en el año 960 d. C., fue devota hija y hermana de pescadores. Desde cuando era muy joven se consideraba que poseía poderes sobrenaturales, los que fueron demostrados cuando tenía 28 años, al soñar proféticamente la joven que su padre y hermano se encontraban en peligro en el mar. Usando sus poderes místicos en su intento por rescatarlos, Matsu sujetó a su padre con la boca y a su hermano con los brazos. Pero precisamente en ese instante escuchó el llamado de su madre y al abrir la boca para responderle, su infortunado padre escapó de su control, ahogándose. Cuando la Matsu física fue despertada por su madre, al enterarse que su padre había perecido, se lanzó al mar, sumergiéndose en él durante tres días hasta lograr recuperar su cadáver. Matsu nunca pudo recuperarse de su tragedia y en el noveno día de la novena luna, siguiente, despidiéndose de su familia, ascendió hasta la cima de la montaña Mei Fung, desde donde fue elevada por los ángeles directamente al cielo, en donde permanece como la Diosa del Mar.