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El Festival del Bote Dragón o de mediados del verano, es uno de los tres principales festivales que se celebran anualmente en la República de China, siendo los otros dos, el del Año Nuevo Lunar y el de la Luna o del Medio Otoño. Los chinos se refieren al Bote Dragón, como al Festival del Doble Cinco, por celebrarse en el quinto día del quinto mes, de acuerdo con el calendario lunar, variando cada año de acuerdo con el calendario Gregoriano, que este año cáe el 11 de junio. La leyenda popular asocia este festival con la muerte en el año 299 a. C., del poeta y hombre de estado Chu Yuan, honrado e incorruptible ministro del Reino de Chu, quien se lanzó al río Milo en la actual provincia de Hunan, para llamar la atención pública a sus desatendidas solicitudes de reformas gubernamentales, mismas que condujeron a su destitución. La historia refiere que los habitantes, que admiraban a Chu Yuan por su lealtad e integridad, remando en sus botes, emprendieron su búsqueda, pero incapaces de encontrarlo, lanzaron arroz cocido dentro del río para saciar a los peces y disuadirlos de devorar su cadáver. De aquí surgió la antigua costumbre, preservada hasta hoy en día, de servir en el aniversario de su muerte, tamales de arroz glutinoso, envueltos y cocidos en hojas de bambú. Las estrechos botes utilizados en el infructuoso rescate de Chu Yuan, se convirtieron en los botes dragón, llamados así por tener en la proa la cabeza de un dragón y en la parte trasera, la cola del mismo. Para este día, los botes dragón tratan de conquistar la supremacía en las competencias que se realizan para conmemorar el aniversario de la muerte de Chu Yuan. El dragón es considerado por los chinos como poseedor del dominio sobre las aguas y de controlar la lluvia. Con el Festival del Bote Dragón, los chinos le dan la bienvenida a la estación del verano y se dirigen al dragón para garantizarles una lluvia adecuada para la madurez de sus cultivos. En preparación para el festival, cada familia suele limpiar toda la casa. Los fieles se reúnen en los templos y capillas, para orar por el bienestar de sus antepasados y por su propia salud y larga vida. Las mesas se ven colmadas de tamales de arroz y otros alimentos. Dondequiera que se celebran las competencias del bote dragón, atraen grandes multitudes. La febril emoción de los equipos competidores, se ve animada por el sonido de trompetas y tambores, así como por la agitación de los estandartes alegremente bordados y por el júbilo de los espectadores, que recuerdan los torneos medievales en Europa.