07/05/2024

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III. CUENTOS FANTASTICOS - El matrimonio del Dios de la Ciudad

06/07/1986
En la ciudad de Chieh-Yang existe una costumbre según la cual, una vez al año las imágenes de las deidades se transportan por las calles. Por todas partes se levantan en este día altares, en los que se hacen ofrendas a los dioses y al mismo tiempo se organizan juegos que duran varios días, para ofrecerles a los dioses las diversiones que más les gustan. A veces se realizan en un día más de veinte juegos y el paseo de los dioses es siempre una gran ocasión.

Aquel día era la fiesta de la divinidad principal de la ciudad. Su imagen fue sacada a pasear por la puerta Este de la ciudad, donde todo el mundo la aclamaba. Dos muchachas jóvenes se encontraban en el quicio de la puerta de su casa comentando sobre esto y aquello, diciendo una de ellas: "i Mira! El viejo es bastante atractivo. Si conociera a un hombre joven que se le pareciera ... " y la otra que era su cuñada, le interrumpió con una sonrisa y acabó la frase por ella, " ... no te importaría casarte con él". Sólo estaban bromeando y a ninguna de las dos se les ocurrió que esto podría convertirse en realidad.

Al cabo del día, la estatua del dios fue transportada de vuelta a su templo, pero durante la noche, cuando todo estaba en calma, éste se convirtió en un hombre joven y visitó a la muchacha.

A la mañana siguiente, como despertándose de un sueño, la muchacha encontró
un zapato negro cerca de su cama. Muy asustada, corrió a contarle a su madre lo que había pasado. La madre, muy preocupada, le dijo: "Si viene otra vez esta noche, córtale un trozo de su chaqueta". Durante el día se extendió por toda la ciudad el rumor de que el dios había perdido un zapato.

Cuando llegó la noche, la chica colocó un par de tijeras cerca de la cama. Era bien entrada la noche cuando tuvo otro sueño, tan delicioso, que casi olvidó las ordenes de su madre. de cortarle el trozo de chaqueta al extrano. A la mañana siguiente escuchó a la gente en la calle decir que la deidad de la ciudad había perdido un trozo de su chaqueta.

Así fueron transcurriendo los días y la chica empezó a adelgazar cada vez más, porque el dios de la ciudad la visitaba noche tras noche y acortaba sus descansos. Al final, la muchacha murió, convirtiéndose para siempre en la compañera del dios.

Por esta razón, la deidad de la ciudad es transportada siempre desde entonces a Feng-Wei Hsiang, la casa de la muchacha y allí se le hacen ofrendas porque para aquella familia, el dios es su yerno.

(c) Miraguano Ediciones Hermosilla 104,28009 Madrid

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