Taiwan Today

Hace de ello tanto tiempo, que se ha olvidado en qué región estaba el estanque en el cual cada año, en mayo y junio, florecían aquellos lotos rojos, de tamaño excepcional, mayor que la cama de cualquier hombre. Lo curioso del caso es que surgían del agua por la noche y se hundían en ella durante el día. Nadie sabía por qué ocurría así, pero cualquier cosa que se colocara sobre la flor se hundía con ella en las sombras nocturnas del agua. Por aquel entonces un monje que conoció la existencia de los lotos del lago, difundió la siguiente noticia: "La flor del loto se relaciona con el Paraíso del Oeste. Es un lotus-trono como los que tienen los Budas de las Tres Edades. Si la gente virtuosa se sienta sobre ellos, se dirige directamente hacia el cielo" . Pocos días después, todos los hombres y mujeres se habían enterado de esto y todas las personas de más de sesenta años se sentaban sobre la flor del loto, encaminándose en su viaje nocturno, al Paraíso del Oeste. Transcurrieron tres o cuatro años y ya nadie sabía cuántos ancianos o ancianas se habían ido al cielo gracias a la mágica flor. Por aquel tiempo, la madre del gobernador del distrito cumplía sesenta años y habiendo escuchado por boca de sus doncellas la historia de los lotos, decidió que ella quería ir también al paraíso. Así que le dijo a su hijo: "Hijo mío, soy igual que las demás mujeres. Todas pueden ascender al cielo; como ya he cumplido sesenta años, he decidido ir allí mañana mismo y no desperdiciar más tiempo sobre la tierra. Espero que lleves una vida virtuosa y te prepares para el mundo venidero. Si a partir de hoy tu vida es recta, desde el Paraíso del Oeste me sentiré muy reconfortada" . El funcionario se horrorizó ante la decisión que su madre había tomado. El también había oído la historia de los lotos por boca de las sirvientas, así que le dijo: "Madre, ¿cómo puedes creer esas historias? No pienses más en ello, porque quiero que permanezcas todavía largo tiempo conmigo y no te dejaré marchar. Esas historias no son más que puras fábulas". Al escuchar esto, su madre bastante enfadada, le dijo:"Quieres ser gobernador del distrito, pero ni siquiera sabes cuidar de tu madre. Todos los hijos, hijas y esposas se alegran cuando sus ancianos padres logran ir al Paraíso, pero tú me lo quieres impedir. Eres el más desagradecido de los hijos". Pero el funcionario respondió en seguida: "Perdóname, madre. Haz lo que te parezca bien. Te prepararé comida y todo lo que necesites para ir al Paraíso del Oeste" . Pero su madre le interrumpió diciendo:"No necesito nada, el Paraíso del Oeste es el reino de Buda y allí no se necesita nada para comer. Me llevaré sólo algo de incienso y un bastón. Nada más. Partiré mañana al amanecer". El funcionario se retiró, pero después de quedarse pensando durante largo tiempo, ideó un plan. Ordenó a sus sirvientes y empleados que llenaran un gran número de sacos con pólvora y cal viva. Durante la noche los cargó en dos barcos que envió al estanque de los lotos. Las flores del loto se elevaban majestuosas varios pies sobre el agua y en ellas empezaron a arrojar saco tras saco. Las flores se abrieron, cerrándose después y hundiéndose en el agua, llevándose la pólvora y la cal viva al Paraíso del Oeste. A la mañana siguiente el funcionario se presentó con sus hijos, sus hijas y toda la parentela, para escoltar a su madre al Paraíso del Oeste. Cuando llegaron al estanque del loto, la gente congregada alrededor comentaba: "El lago ha sido convertido en río por una enorme serpiente". El funcionario le ordenó en seguida a sus servidores que cazaran a la supuesta serpiente y la abrieran en canal. Cuando lograron hacerlo, se pasaron tres días cortándola y de su interior salieron fanegas de cabezas y montones de botones que se habían desprendido de las ropas de los ancianos. La pólvora y la cal viva todavía ardían. Así, todo el mundo pudo enterarse de que el enorme loto no era más que la lengua de una gigantesca serpiente. (c) Miraguano Ediciones Hermosilla 104,28009 Madrid