08/05/2024

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El pastor y la tejedora

16/08/1986
Alrededor de Vega, la estrella de la tejedora y de Altair, la estrella del pastor, los antiguos chinos tejieron un bello mito de amor frustrado, que dio lugar al Día de San Valentín chino y que a través del tiempo ha inspirado a poetas y artistas. Dicho mito dice así: La tejedora, nieta del Emperador Celestial, vivía hacia el Este del Río Celestial en donde tejía sobre su telar los vistosos vestidos del Cielo: la rosada aurora, el brillante atardecer, el encantador arcoiris y las efimeras y siempre cambiantes nubes, La bella muchacha trabajaba laboriosamente día tras día y cuando creció, al igual que las jóvenes muchachas del mundo terrenal, empezó a pensar en casarse con el galán de sus sueños, así como a sentir el sabor dulce y amargo del amor. El pastor era un pobre huérfano en el mundo de los mortales, cuyo único medio de sostenimiento era un viejo buey. Entonces, un día la tejedora y algunas hadas celestiales bajaron a bañarse en un cercano riachuelo. A instancias del buey, el pastor robó los vestidos de la tejedora, después de lo cual, cuando se encontraron, se enamoraron y se casaron. Vivieron juntos felizmente, él arando y ella tejiendo y después de un tiempo tuvieron un hijo y una hija. Pero al encontrarlos, el Emperador Celestial envió a la tierra algunos semidioses y a la Reina Madre del Occidente, para escoltar de regreso a la tejedora hacia la Corte Celestial, para ser juzgada. No pudiendo hacer nada por evitarlo, el pastor estaba muy acongojado. Pero poco antes el viejo buey había muerto, habiéndole dicho previamente a su amo que cuando esto ocurriera, le cortara la piel y se la echara sobre los hombros, con lo cual podría volar hacia el cielo. El pastor hizo lo que el buey le aconsejó y llevando con él a sus dos hijos en un par de canastos, se dirigió a los cielos para buscar a su esposa. Pero precisamente cuando estaba a punto de alcanzarla, la Reina Madre súbitamente desprendió un gancho de oro de su pelo, trazando con él una línea en el aire y apareciendo entonces un Río Celestial con olas onduladas, dejando así al pastor y a la tejedora, separados y llorando en ambas orillas. Finalmente, conmovido ante esta situación, el Emperador Celestial les concedió el permiso especial de encontrarse una vez al año en el séptimo día de la séptima luna, al cruzar el Río Celestial por medio de un puente formado de urracas revoloteantes. A través del tiempo, esta conmovedora historia ha hecho vibrar la cuerda más frágil de los corazones de los enamorados, figurando en incontables poemas y canciones, muchas de ellas de calidad perdurable. El séptimo día del séptimo mes lunar, el Día de San Valentín chino cayó el 12 de agosto de este año. i Qué agradable saborear esa noche algunos antiguos poemas que recuerden esta historia y "observar las estrellas del Pastor y la Tejedora"!

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