30/04/2024

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IV. CUENTOS MAGICOS - El cuento de la tortuga de la montaña

16/11/1986
Al norte de Chao-Ching se eleva el pico de las siete estrellas y no muy lejos, hacia el oeste, existe una colina parecida a la espalda de una tortuga, cuya cabeza está formada por enormes rocas que se adentran en las aguas. Cuentan que en un principio, vivía en esta montaña una tortuga que sólo abría la boca una vez cada diez años. Un astrólogo* le dijo en cierta ocasión a un hombre rico que aquél era un sitio favorable para excavar una tumba, por lo que el hombre decidió seguir su consejo y enterrar los huesos de sus antepasados en tan auspicioso lugar. Por el buscador de tumbas supo que hacía diez años, la tortuga habia abierto la boca por última vez. Aquel año, el décimo día del décimo mes, le tocaba abrirla de nuevo. "Si estás buscando un lugar propicio para la tumba de tus padres, debes prepararlo todo esa noche, alquilar un bote y navegar río abajo hasta la montaña de la tortuga. Yo haré el resto", le dijo. El hombre dudaba, pero como era muy supersticioso, finalmente aceptó. En el día en que la tortuga debia abrir la boca, el hombre rico alquiló una barca, colocó a bordo de ella los huesos de sus antepasados y navegó hacia la montaña. A pesar de la brisa del anochecer, el agua aparecía tan quieta como un cristal. Todo se veía confuso a la luz de los apagados rayos de la luna nueva de otoño. Y el silencio sólo se veía roto por el chapoteo de los remos, que se entremezclaba de vez en cuando, con el ruido de los instrumentos de madera, así como con las toses y el sordo murmullo de la tripulación. Sobre el agua no había ningún otro barco, pero en la distancia brillaban dos lámparas y las lucíérnagas centelleaban a su alrededor. Era aquel un sitio fantasmal, incluso a la luz del día, pero ahora, con el féretro lleno de huesos situado en la proa de la barca, era algo tan sobrecogedor como para ponerle los pelos de punta a cualquiera. "¿Estamos llegando ya?", preguntó el hombre rico. "Ya no está tan lejos", le respondió el astrólogo. Sobre la orilla podían verse dos chozas de paja y en la ventana de cada una, había una lámpara que emitía una luz fría pero extrañamente brillante. La barca ancló en la montaña de la tortuga y el astrólogo ordenó al hombre rico y a todos los marineros que guardaran silencio, mientras él observaba cuidadosamente la cabeza de la tortuga. La noche era de un frío glacial. El río, detenido en su curso por la sobresaliente cabeza de tierra, había formado una serie de estanques arremolinados, que lamían el barco. Las olas se estrellaban en todas direcciones, girando una y otra vez de modo enloquecedor. De pronto, alrededor de la medianoche, el hombre rico y la tripulación quedaron aterrorizados por un ruido procedente de la cabeza de la tortuga, pero el astrologo les ordenó rápidamente que levantaran el féretro y lo arrojaran al turbulento río, en donde atrapado por el remolino, desapareció en un instante. La boca de la tortuga se abrió dentro del agua; en el momento en que el féretro se hundía, la tortuga cerró la boca y todo volvió a ser como antes. Las olas se tranquilizaron; la cabeza de la tortuga aparecía como siempre, el viento se aplacó y la luna nueva brilló plácidamente en el cielo del oeste. El río volvió a aquietarse de nuevo y el ataúd desapareció. *Astrólogo o geomántico: estudioso de la ciencia del Yin y del Yang puro o cósmico, es decir del Yang perteneciente al Cielo y del Yin de la Tierra y de los canales invisibles de energía cósmica que se establecen entre el Cielo y la Tierra, a través de las montañas, conocidos como "venas de Dragón ". Con tal ciencia, muy popular el la China antigua, se decidía la ubicación de las viviendas y sobre todo de las tumbas para obtener el máximo provecho del flujo de vitalidad cósmica y el correcto equilibrio de Yin y Yang. (c) Miraguano Ediciones Hermosilla 104, 28009 Madrid.

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