29/04/2024

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Un puente formado por urracas

26/08/1985
En el calendario lunar chino, el séptimo día del séptimo mes es una fecha romántica muy especial. Es cuando los amantes permanecen juntos y puede compararse con el Día de San Valentín (14 de febrero) en el Occidente. Existen nombres especiales para dicha ocasión: el día del pastor y de la hilandera, por ejemplo. También es llamado el día de las siete artes, referente a los oficios de las amas de casa, especialmente las que se refieren a la costura y la sastrería. Sin embargo, la historia detrás de este romántico día, es muy triste. Hace mucho tiempo, los agricultores de la China antigua solían trabajar la tierra sin ayuda de nadie, día tras día y año tras año. Un dios del cielo tuvo compasión de ellos y decidió enviarles algunas vacas a la tierra para que los ayudaran en su trabajo. La primera vaca fue enviada a una pobre granja que pertenecía a dos hermanos cuyos padres habían muerto y quienes ahora llevaban una vida bastante sacrificada, teniendo que hacer todo por sí mismos. Luego de haber aparecido la vaca, el hermano mayor se dedicó por sí mismo a trabajar en los campos, en tanto que el hermano menor se convirtió en su pastor, cuidándola y sirviéndose de ella la mayor parte del tiempo. Ambos hermanos eran muy felices con su nueva vida y con la ayuda de la vaca el trabajo les era mucho más fácil. Pasaron los años y el hermano mayor contrajo matrimonio. La esposa de este díjole un día a su cuñado: "Mi querido hermano, ha llegado el tiempo de dividir la propiedad. Como tu hermano es el hijo mayor, sería él quien debería heredar todo, pero como la vaca ha estado constantemente contigo todos estos años, puedes quedarte con ella." El joven no tuvo otra alternativa que aceptar tal propuesta, por lo que se sentó, suspirando muy tristemente. De pronto la vaca empezó a hablar, diciendo:"No se preocupe mi amo; yo he de encontrar un nuevo lugar en donde podamos establecernos." El muchacho quedó asombrado al escuchar hablar a la vaca, sintiéndose a la vez reconfortado por sus palabras. Juntos, el joven y la vaca se dirigieron hacia una colina en donde decidieron establecer su nuevo hogar. Pasaron varios años y el joven se había convertido casi en un hombre. Un día la vaca lo escuchó suspirar muy profundamente, por lo que le preguntó: "¿Qué le pasa, mi amo?" "Deseo tener mi propia familia -replicó el muchacho- pero soy tan pobre que nadie querrá casarse conmigo." La vaca tuvo una idea. Le dijo a su amo que el dios que la había enviado a la tierra tenía siete hijas preciosas de las cuales la más joven era la mejor y la más capaz de hacer todos los oficios domésticos, siendo ella quien cosía la ropa para todos los dioses y diosas. Estas siete hadas solían ir a bañarse a una laguna cercana, por lo que la vaca sugirió que su amo escondiera el vestido de la séptima de ellas, cuando se lo quitara para bañarse. De hacer esto, le impediría retornar al cielo y podría así convertirla en su esposa. Finalmente, se le presentó la anhelada oportunidad, cuando nuevamente las siete hadas se introdujeron para bañarse en la laguna. El muchacho escogió el vestido más bonito entre todos los que se encontraban a la orilla de la laguna, tal como se le había indicado. Luego que se hubieron bañado, todas las hadas se vistieron y se marcharon de regreso, excepto la menor, quien al no poder encontrar su vestido, empezó a llorar tan tristemente que el muchacho se arrepintió de su acción, sorprendiéndola cuando éste se dirigió hacia la laguna; sin embargo, ella se impresionó por la honestidad y amabilidad del muchacho. Escuchó lo que él había hecho pero se sintió tan atraída por su apariencia que inmediatamente le prometió convertirse en su esposa. (En la China tradicional, se suponía que una vírgen tenía que casarse con el primer hombre que viera su cuerpo desnudo). Un año más tarde, el hada dió a luz a un bebé. Muy lejos, en los cielos, el dios se encontraba profundamente preocupado por la desaparición de su hija y se enojó mucho al enterarse que su hija se había casado con un pobre pastor, allá en la tierra. Varios de sus soldados fueron enviados a la tierra para traerla de regreso. Por temor de que pudiese querer escapar, el dios construyó en el cielo un ancho río que fue conocido desde entonces como la Galaxia. Luego que el hada estuvo separada de su esposo, su vida fue muy miserable. Su padre, al ver a su hija tan aconjogada, le prometió a la joven pareja que podrían verse una vez al año a través de la galaxia. El día fijado fue el séptimo día del séptimo mes del 22 de agosto de este año). La difícil situación de los amantes, despertó también la simpatía de las urracas que volaron juntas en este día tan especial, formando un puente a través del río, para que los amantes pudiesen así reunirse más facilmente. Esta historia es bastante conocida entre los chinos. En algunas áreas rurales las jóvenes damas solteras todavía acuden en este día a orar a los templos, para lograr conseguir un buen esposo.

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