06/05/2024

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Esplendorosa celebración del Doble Diez, nuestro Día Nacional

16/10/1985
¿Quién no celebra el Día Nacional de su país? En la República de China, como en cualquier otro lugar, para ese día pueden verse desfiles, discursos encendidos de retórico patriotismo, cohetes y fuegos artificiales para la recreación familiar. Como en cualquier otro país del mundo, celebraciones similares tienen lugar en nuestro país para el 10 de octubre.

Pero por detrás de las externas observaciones patrióticas, ¿Cuál es la significación que el Doble Diez (el décimo día del décimo mes), reviste tanto para los chinos como por igual para todas las personas? La respuesta puede encontrarse en los acontecimientos comunes de la historia del siglo XX. La mayoría de la historia de China en los siglos anteriores estuvo dominada por el repetitivo tema de las luchas imperiales y de las dinastías, con la moderna república constitucional establecida firmemente como una viable forma política, únicamente hasta el último siglo. La primera manifestación de este gran desarrollo democrático en el Asia pudo percibirse en la revolución china de 1911. En esa época fue fundada la República de China por el movimiento emprendido por el Dr. Sun Yat-sen, quien en la actualidad es recordado como el Padre Fundador de la República de China.

El Padre de la República

Para poder comprender el sueño republicano de China, es necesario conocer su base ideológico-espiritual, tal como fuera revelada en la impávida dirección y nobles enseñanzas del Dr. Sun, un extraño tipo de hombre, cuya vida estuvo encarnada por los ideales democráticos occidentales y las tradiciones del pensamiento y de la literatura clásica chinos.

Nacido al sur de la provincia de Kuangtun, de una familia de agricultores de clase media, el joven Sun Yat-sen, se graduó de médico en una Universidad de Medicina en Hong Kong, quien en dicha época se encontraba abatido por la pobreza y la corrupción, que la habían debilitado y expuesto al dominio de los poderes imperialistas. El Dr. Sun consideró que la forma de salvar a la nación, era a través del derrocamiento de la dinastía Manchú y el establecimiento de una Ming Guo (o sea un país o República del pueblo).

La intuición del Dr. Sun era que el pueblo podría conquistar su propia soberanía y que podrían usarse los recursos de la nación para elevar el nivel de todos sus habitantes, en lugar de crear una nueva elite para la cual el pueblo tendría que entregar largos días de fatigas y esfuerzos. Su visión coincidió con la conciencia emergente del pueblo chino. Antes de 1911 el Dr. Sun había fundado varias organizaciones revolucionarias y dirigido sublevaciones abortadas en contra de los Manchués. Finalmente en 1911, una sublevación en Wuchang, en la provincia de Hupei, logró triunfar, extendiéndose rápidamente a otras áreas. Muy pronto el ejército se pronunció también en contra de la dinastía.

La triunfante Insurrección de Wuchang no estuvo sin embargo unida a la unidad política para todo el país. Las ambiciones de los jefes militares, después de haber contribuido a la caída de la dinastía extranjera, trató de consolidar el poder en sus propias manos. China entró entonces en una era de turbulencias caracterizada por competencias entre los jefes militares y las fuerzas revolucionarias.

Una revista a los últimos 74 años

Al echar una mirada retrospectiva a los 74 años de esta era republicana, podemos ver que la nación china ha tenido que superar una sucesión de tumultuosos cambios, miserables traiciones (tanto locales como internacionales) y a pesar de todo un progreso increíble. De las diferentes facciones en conflicto, los comunistas han probado ser los maestros de mortíferas traiciones y engaños manipulativos. El régimen comunista en el Continente se ha convertido en invulnerable a los innegables cargos de fracaso. Aparentemente su colapso está a la vista como un resultado invariable de cualquier gobierno tiránico. El régimen comunista podría ser considerado como el último poder militar en la historia de la China contemporánea, a la cual tanto el Dr. Sun Yat-sen, como el Generalísimo Chiang Kai-shek se entregaron en cuerpo y alma.

Diferentes tipos de celebraciones

Varios días antes del inicio de las celebraciones del Doble Diez, puede verse la construcción de tableros decorativos en las puertas y en el frente de los edificios, los que por lo general consisten de decoraciones pintadas con vivos colores, los que durante la noche destacan por la profusa iluminación. En la tarde antes de las ceremonias, es circundada el área alrededor de la Plaza Presidencial y solamente los espectadores con tarjetas de invitación -por lo general diplomáticos, dignatarios extranjeros que llegan de visita y altos funcionarios gubernamentales- pueden entrar a la misma para el día de las celebraciones. Actualmente muchas personas prefieren observarlas por medio de televisión, en la comodidad de sus hogares. Estas se inician a las 10 de la mañana, con un discurso por parte de una prominente figura nacional. Finalmente tiene lugar el discurso presidencial que constituye la parte culminante de dichas celebraciones. Al concluir el mismo, se lanzan al vuelo miles de palomas y globos de colores, los que impregnan al cielo de la ciudad de Taipei un indescriptible toque de color y magnificencia, en medio del júbilo y algarabía de sus habitantes.

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