Sun, el padre de la Patria es hoy en día una especie de Simón Bolívar. Un héroe, un ideólogo, un recuerdo respetable y un ejemplo. Sin embargo, y sin haber sido el padre de la Patria, la presencia de Chiang es como algo venerado viviente.
Si Sun es como un Bolívar, Chiang en nuestro medio es como nadie, no tiene nadie como referencia.
Idolo en vida
Anque Chiang comenzó a conducir a los chinos desde 1925, a la muerte de Sun Yat-sen, solo hasta 1948 es elegido primer presidente de la República de China, al constituirse oficialmente ésta.
A Chiang le correspondió poner en práctica los Tres Principios del Pueblo proclamados por Sun Yat-sen. Chiang fue guerrero y combatiente en defensa de la nacionalidad que imperios e ideologías foráneas han querido apoderarse de la República de China, tanto ayer como hoy. Sun era más ideólogo. A Chiang se le debe haber preservado la auténtica China en el pequeño territorio de Taiwán. Y Chiang fue el iniciador del vertiginoso desarrollo económico y social que hoy viven los taiwaneses.
Tras su muerte
Hoy, a los ocho años de desaparecido, Chiang acaso sea lo más venerado que tiene la China en Taiwán. En los despachos públicos, en las escuelas, en universidades, en muchas partes, su imagen siempre está junto a la del doctor Sun Yat-sen.
Y en Taipei, el gigantesco parque-monumento construido con donaciones de los chinos, es lugar de esparcimiento, de meditación, de turismo, de nacionalismo, y símbolo de amor. Sí, de amor, las primeras fotos de los chinos recién casados se las toman junto a la estatua o el monumento erigido en honor de Chiang Kai-shek.
El parque monumento de 250 mil metros cuadrados
Si en cosa alguna sigue viviendo el generalísimo Chiang Kai-shek es en el gigantesco parque y monumento construido en su honor.
La obra, que comprende 250 mil metros cuadrados fue comenzada en 1976 y concluida en marzo de 1980.
En el centro de esa área se levanta el monumento en su honor, de 70 metros de altura, que comprende dos pisos. El primero de ellos comprende once salas, en una especie de museo sobre Chiang. El segundo da albergue a la estatua del presidente de 6.3 metros de altura.
Junto al Museo Nacional de Palacio, que conserva las mayores riquezas de la cultura y la historia chinas, el parque-monumento es lugar frecuentemente visitado por chinos y extranjeros.
La obra comprende numerosas facilidades, como casa de ópera, estacionamiento subterráneo, sala de conciertos, jardines, puentes de arco, lagos y montañas artificiales, tienda de regalos, sala de cine y consultorio médico.
Más símbolos; la Cruz de Boyacá
La construcción, en sí guarda relación con la tradicional arquitectura china. Como símbolo de la nacionalidad combina los tres colores del pabellón: Techos azules (libertad), paredes blancas (paz) y cuadros rojos (fraternidad).
Y en el primer piso del monumento a Chiang Kai-shek está el museo sobre la vida del expresidente. Once salas dedicadas a diversos pasajes de sus antepasados, de su juventud, su vida militar, sus expediciones, la guerra, la resistencia, su gobierno, sus últimos días y su muerte. Allí el visitante podrá encontrar la historia de Chiang, y en buena parte la de Chilla, en por lo menos sus últimos cincuenta años.
En medio de todos esos recuerdos hay algo de Colombia. En décadas pasadas, cuando nuestros dos países tenían relaciones diplomáticas, Chiang Kai-shek fue honrado con la Cruz de Boyacá, y los chinos de hoy la guardan como algo preciado.
(La República, Colombia)