09/05/2024

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El embrujo de la Opera China - Por Orlando Gómez

26/05/1982
La Opera de Pekín es un viejo y refinado arte -desconocido en Occidente-, basado en una tradición teatral que se extiende por lo menos a la Dinastía Chou (1121-256 AC) cuando la danza se combinaba con versos hablados o canciones, acompañada con música instrumental para festivales religiosos y espectáculos imperiales. Pero el curso de su historia tiene muchas vueltas y giros -difíciles de entender para alguien que no sea oriental-tal como los argumentos en sí. En la Dinastía Tang (618-907 DC) se realizaron desarrollos importantes, tanto en los movimientos como en la música del teatro chino. Se cuenta que el mayor contribuyente en este sentido fue el emperador Ming Huang, quien patrocinó el establecimiento de la aún famosa "Academia de la Peraleda", formada para entrenar a jóvenes cantantes y músicos para posteriores presentaciones en la corte. La forma operática se conocía entonces como Kun Chu, originaria de Kunshan, en la provincia de Kiangsu. Ya en el Siglo XIII, los temas de este drama incluían sermones budistas, anécdotas acerca de famosas figuras históricas, sin dejar a un lado la fantasía (como sigue ocurriendo) sobre seres sobrenaturales e incluyendo, además, combates marciales. Se dice que la Opera China alcanzó su madurez total como forma de arte, a mediados de la Dinastía Ming (1368-1644). En ese entonces, la ciudad de Soochow era el centro de la vida cultural en China. Sin embargo, tres siglos después Soochow se vio envuelta en un desorden sin igual al estallar la Rebelión de Taiping, en 1853. La escena, entonces, cambió a Pekín. Pero, con la invasión japonesa a China y la Segunda Guerra Mundial, la ópera se estancó por la dispersión de los artistas y dejó de ser una forma de teatro popular. Solo hasta hace unos pocos años volvió a ponerse de moda, para desbaratarse un tanto nuevamente como consecuencia de la Revolución Cultural. Ahora se hacen otros intentos, incluyendo ciertos arreglos, para que llegue a la moderna audiencia. Se han agregado, por ejemplo, toques de realismo, mediante iluminaciones especiales, y se ha llegado hasta a cambiar los viejos sombreros de junco y trajes tradicionales para protegerse de la lluvia, por modernos impermeables. Esto, claro, ha tenido sus críticas, pero como sostiene la actriz Kuo Hsiao-chuang, una de las pocas directoras de ópera que subsisten, "para una generación de chinos educados dentro del cine y la televisión, también debe llegar el cambio". Es decir, modernización del decorado, iluminación y argumentos, pero manteniendo la música tradicional y los movimientos que forman la esencia de la Opera de Pekín. No hay duda que el término "ópera" puede prestarse a la confusión. La ópera china como la occidental, contiene canto, danza y acción, más -a diferencia de la segunda- es mucho más simbólica. Algunas de sus características son: Un escenario prácticamente desnudo. Solamente una mesa y dos sillas, que bien pueden representar una montaña o el trono de un emperador. El canto es siempre en falsete. Y -nuevamente- el simbolismo que no falta: un alto funcionario debe caminar solemnemente. Las doncellas deben deslizarse por el escenario como si fueran hadas. Y los gestos y el porte se combinan. Así, un personaje con una fusta en la mano indica que va cabalgando; si deja a un lado el látigo, quiere decir que ha desmontado de su caballo. Si los personajes se mueven en vaivén, esto significa que van en bote. Y, por más "cruento" que sea el combate, las lanzas y las espadas nunca se tocan. Lo más interesante, sin embargo, es la pintura de la cara y los vestidos, ya que su color y forma revela el carácter del personaje. Los payasos siempre tienen narices blancas. Pero una cara maquillada totalmente de blanco denota a una persona poderosa pero traicionera, algo así como el malo o el mafioso de nuestras películas. El rojo señala al hombre fidedigno. No falta tampoco la acrobacia y un vestuario estilizado, como el que se usaba en la Dinastía Ming, aunque el período histórico del drama sea otro. El acompañamiento orquestal también es original. Una matraca sirve para marcar el tiempo y los címbalos anuncian que llega el momento culminante o el suspenso. Ver teatro chino es una experiencia inolvidable para los occidentales, aun cuando no se entienda nada de los diálogos. Posiblemente la ópera se ha desarrollado más en Taiwan que en China Continental. En Taipei existen escuelas de ópera como las de Ta Peng, Lu Kuang y Fu Hsing, donde un alumno gasta casi doce años para llegar a ser un verdadero artista. De China con amor Desde pequeños, los intérpretes son seleccionados por sus padres y maestros y visitar una escuela de estas es algo interesante. La mayor parte del día se realizan ejercicios gimnásticos, para imponerle elasticidad y agilidad a los movimientos de los actores. Y mientras se dedican a aprender las diferentes óperas, los pupilos pueden estudiar también las materias normales de cualquier colegio. Una de las más viejas óperas es la de "La Serpiente Blanca" que surgida hace aproximádamente mil años, durante la Dinastía Sung, sigue siendo un éxito cada vez que se presenta. Es de anotar que su interpretación se hará en los Estados Unidos y América Latina en los próximos meses. Esta es básicamente una leyenda budista que cuenta los aconteceres de un matrimonio, con la excepción de que la mujer es una serpiente hechizada que se convierte en boticaria. La pareja vive normalmente hasta cuando un monje, que sabe el secreto de la serpiente, le lanza una poción que la retorna a su forma animal, escena que hace que el esposo muera de terror. Intentando buscar yerbas que puedan devolver la vida a su esposo, la serpiente es capturada y encerrada bajo llave por haber abusado de sus poderes sobrenaturales. Nosotros, simplemente sonreiríamos ante esto, pero yo he visto a cientos de chinos llorar de verdad durante los minutos finales de la obra. Por ahora, las escuelas de Opera China existentes en Taiwan, tienen ante todo un propósito: que las nuevas generaciones sepan de dónde viene la ópera y que entiendan para dónde va. Algo que, si bien es difícil para los propios chinos, lo es aún más para el resto del mundo. Se intenta, pues, revitalizar la Opera de Pekín y llevarla a Occidente. Y con su tenacidad, también hasta esto pueden lograr los chinos si se lo proponen. (Adaptación de CCT)

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