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Tienda de té prospera gracias a honestidad

16/11/2010
Lin Mao-sen muestra orgulloso el té por cuya alta calidad se ha esmerado su familia por generaciones. (Foto de Audrey Wang)
En 1998, 175 tiendas en Taipei fueron certificadas como comercios históricos. En este grupo se hallaban 19 tiendas centenarias. La más antigua, llamada Tienda Lin Chen-fu, está localizada en la calle Dihua desde hace 144 años, vendiendo artículos varios de primera necesidad, precursora de las actuales tiendas convenientes que pululan en cada esquina de cualquier ciudad o pueblo en Taiwan.

El proceso de certificación fue organizado por el Buró de Desarrollo Urbano del Gobierno de la Ciudad de Taipei y la Cámara de Comercio de Taipei. También se contó con la participación de los ciudadanos y representantes de grupos comerciales en los procesos de evaluación.

Durante la ceremonia de certificación, el entonces alcalde de Taipei, Chen Shui-bian, destacó que el desarrollo de la ciudad debe respetar la herencia cultural al mismo tiempo que satisface las necesidades de infraestructura moderna.

“La modernización e industrialización están provocando la desaparición de las tiendas históricas”, advirtió el entonces alcalde. “Promover estos comercios históricos es la mejor manera de preservarlos”, señaló.

El alcalde agregó que esperaba que el programa de certificación ayude a fomentar la apreciación de tan rica herencia cultural. “Queremos que el pueblo disfrute de estas tiendas de larga trayectoria”, afirmó Chen.

Más de una década ha pasado desde que se implementó este programa. La mayoría de las 19 tiendas centenarias se hallan todavía, precisamente en las partes occidentales y norteñas de la ciudad, que han visto recientemente un renacer gracias a un exhaustivo programa de restauración y embellecimiento. Dichas comunidades son de añejo linaje, ya que datan de la dinastía Ching (Qing, 1644-1911).

 

El cuidadoso procesamiento de las hojas por la familia Lin da como resultado un té de excelente calidad, como vemos en la foto. (Fotos de Silvia Villalobos)

Una de estas tiendas centenarias exportó el té de Taiwan a Indonesia, Tailandia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos en esa época. En 1949, cambió su enfoque al mercado local, pero nunca ha dejado de insistir en usar sólo las mejores hojas de té. La calida es lo primero para esta tienda centenaria. La tienda de té más antigua de Taipei, con 131 años de existencia, Lin Hua Tai Tea Co., no ha cambiado la forma en que hace negocios con los agricultores de té y los clientes.

Con sesenta y cuatro años de edad, Lin Mao-sen, el propietario de cuarta generación, describe su negocio como “uno muy tradicional”. Así como en los viejos tiempos, la tienda sigue una rutina de compra, tostado, clasificación y venta de hojas de té. Lin nunca consideró la adopción de nuevas estrategias de comercialización ante la intensa competencia del té embotellado listo para beber y los cambios en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, porque sus ventas apenas se han visto afectadas por estas tendencias, según asegura Lin.

En 1879, el bisabuelo de Lin, originalmente un agricultor de té, empezó el negocio familiar de elaboración y venta de hojas de té en el distrito de Taipei. Al poco tiempo, la tienda se trasladó a su ubicación actual en la zona de Dadaocheng, en la ciudad de Taipei.

Las hojas de té compradas a los agricultores ya están procesadas y listas para saborear, pero para dar a los tés de la tienda un sabor más profundo y sofisticado, explica Lin, su familia va más allá con un proceso de tostado adicional. “Esta práctica, la eliminación de la humedad adicional en las hojas de té, mantiene las hojas secas frescas por más tiempo y garantiza una calidad de té más consistente”, señala Lin.

 

En el establecimiento centenario donde se ubica la tienda se puede comprar té por kilo o en bolsitas, así como otros productos relacionados.

Cuando era niño, las hojas de té se tostaban en bandejas de bambú sobre carbón ardiendo durante dos semanas consecutivas, recuerda Lin. En aquel entonces, los Lin a menudo contrataban hasta diez ayudantes en sus temporadas más ocupadas y los responsables de este proceso tenían que levantarse cada dos horas en medio de la noche a mezclar las hojas en las bandejas para evitar el tostado excesivo y concentrado en una sola parte.

Hoy en día, las máquinas han sustituido a la mayoría de la mano de obra, ya que sólo se necesitan dos personas para operar una gigantesca máquina de tostado de té, con un poco más de ayudantes después para ayudar a esparcir las hojas de té calientes en el suelo a que se enfríen antes de ser seleccionadas, detalla Lin.

Su tienda, de 660 metros cuadrados, aún conserva sus marcos de ventana y compartimentos de madera vieja. La espaciosa casa individual de tres pisos alberga 50 barriles de lata grandes, que contienen docenas de variedades de té en diferentes grados, incluyendo el conocido tieguanyin, el oolong regular y el oolong punta blanca, un tipo especial de oolong producido sólo en Taiwan.

En cada contenedor, la pintura roja marca el nombre y el precio del té, que va desde unos 4,24 a 216,45 dólares estadounidenses por kilogramo. Lin manifiesta que insiste en que las etiquetas de precios sean bien visibles para evitar que los clientes que no pueden saber la calidad del té sólo con verlo tengan la sensación de que están siendo engañados. “El precio es determinado únicamente por la calidad”, explicó Lin, señalando que los clientes siempre obtienen por lo que pagan y que no hay diferencia entre los precios de venta al por mayor y al por menor en su tienda.

Según Lin, los clientes de la tienda han venido de todos los rincones del mundo, y de todas partes de Taiwan. No obstante, debido a que sus etiquetas de precios en su tienda son tan visibles, las agencias de viajes no pueden recargar mucho en comisiones por las ventas, por lo que llegan pocos grupos de turistas.

 

Teteras de fino acabado dan el toque final para la taza de té perfecta.

Lin contó que en los últimos años ha rechazado todas las ofertas de las agencias de viajes para traer turistas a cambio de comisiones de venta, ya que no quiere sobrecargar al cliente final manipulando los precios y corriendo el riesgo de empañar su reputación comercial.

“Las relaciones con los clientes deben estar basadas en la confianza a la antigua”, asegura Lin. “La confianza es algo que necesita ser cultivado por mucho tiempo, pero una vez que esté firme, los clientes, naturalmente, siguen regresando”.

Lin aprendió su filosofía de negocios de su padre, quien consideraba la honestidad el valor más importante en los negocios. En 1964, cuando una inundación arruinó todas las hojas de té que había en la tienda, el padre de Lin inmediatamente decidió desechar todo el inventario, a pesar de que sufrió la peor pérdida en la historia de su negocio.

“Hubo comerciantes que se ofrecieron a comprar todo el té dañado por la inundación”, recuerda Lin, “pero mi padre se negó y les preguntó: ¿Está dispuesto a beber este té usted mismo?” Su padre también declinó las ofertas de otros para ayudar a transportar el té en ruinas a un vertedero de forma gratuita, dijo Lin. Al final, el padre de Lin pagó por deshacerse de unos 20 camiones de té anegado de su propio bolsillo para que nadie pudiera volver a utilizarlo.

 

David Lin, quinta generación de administradores de Lin Hua Tai Tea Co., atiende a una clienta japonesa.

La misma filosofía se aplica a la relación que los Lin tienen con los agricultores de té al hacer negocios. En lugar de dar cheques o pagarés a los agricultores, la familia siempre hace los pagos en efectivo, sin importar el tamaño de la transacción. “Simplemente no es aceptable para nosotros retrasar los pagos a los agricultores de té que trabajan tan arduamente”, afirmó Lin.

Al comprar las hojas de té de los agricultores, la mayoría de los mayoristas reducen los costos al hacer caso omiso a las cifras decimales en las escalas de peso, reveló Lin. Por el contrario, Lin Hua Tai Tea Co. paga por cada pieza de té, incluso el peso de los envases. Charles Lin, que representa la quinta generación de la familia, y que ahora ayuda a su padre con el negocio, señala que no significa mucha diferencia en valor monetario, sino que hace que los agricultores de té se sientan mejor sobre el negocio.

Lin Mao-sen aseguró que la honestidad y confianza son los valores fundamentales que transmite a sus tres hijos. Como su padre le dijo que no quería retirarse cuando aún podía trabajar, Lin tiene planes para continuar ejerciendo el negocio mientras enseña a sus hijos más conocimientos técnicos sobre el comercio.

Hoy en día, las tiendas de lujo ofrecen todo tipo de productos de té empacados en forma atractiva. No obstante, Lin confía en que sus sencillas filosofía y práctica comerciales, gracias al tiempo y a la buena fama, continuarán atrayendo a nuevos clientes y harán regresar a los antiguos.

Traducido del Taiwan Today por Silvia Villalobos

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